La exposición es, sin duda, el hábitat por excelencia del arte contemporáneo. Bien en centros públicos, galerías, centros independientes o fundaciones, el uso del espacio como lugar de exhibición atraviesa cualquier origen y ámbito de interés. Una muestra es, a fin de cuentas, una puesta en escena. Un momento en el que las piezas ponen en funcionamiento todos los elementos que las conforman como tal y en el que se disponen a ser visitadas, analizadas y cuestionadas. Las obras son a la vez parte de un proceso creativo e íntimo ligado a su origen y elementos independientes que se enfrentan a las miradas visitantes. Tal y como hemos mencionado en otras ocasiones, los matices de cada significado se ven alterados y redirigidos según las relaciones que suceden en la sala. La propuesta comisarial será la encargada de buscar esos hilos que consigan establecer un diálogo entre cada trabajo y organizar un recorrido concreto desde lo compositivo a lo conceptual.
Como es obvio, la manera en la que se organice estará mediada por cuestiones arquitectónicas que añadirán una capa más al conjunto de ingredientes que la define. Si bien el arte ha encontrado muchos otros caminos, está claro que, a pesar del paso del tiempo, la evolución cultural o cualquier nueva tendencia, la exposición nunca dejará de ser su lugar favorito.
A principios de abril, la galería Arteko de Donostia inauguró una muestra colectiva para celebrar 25 años de trabajo dedicado a la cultura con el título ‘Arteko, 25 años acercando el arte al público’. Esta mítica galería, situada en el barrio de Gros, ha programado exposiciones de diferente índole siendo capaz de abarcar múltiples disciplinas, modos de hacer y campos de interés. El elenco de nombres es tan extenso como diverso. Desde Amable Arias –fundador del mítico grupo Gaur– a Manolo Valdés, pasando por Isabel Herguera, Eduardo Chillida, Néstor Basterretxea, Jaime de los Rios, Antonio Saura, Ainize Txopitea, Detritus o Xabier Erkizia. El sonido, arte digital, pintura, dibujo o escultura habitan juntos hasta el 27 de agosto. Esta exposición es un hito que marcará sin duda el futuro próximo de la galería.
Sin salir de la capital guipuzcoana y muy cerca de Arteko, abrió sus puertas también en abril la nueva exposición de Cibrian Gallery. Este espacio, al que ya nos acercamos con el proyecto de Esther Gatón, posee una arquitectura característica que condiciona el lenguaje de cada nuevo proyecto. Su entrada acristalada nos permite hacer el juego con un escaparate que nos invita a recorrer las dos plantas de sus instalaciones. Hasta el 26 de junio, ‘Sugaar’ propone un diálogo entre dos pintoras de una misma generación: Fiona Mackay (Gran Bretaña, 1984) y Damaris Pan (Mallabia, 1983). A pesar de que pertenecen a diferentes contextos y su manera de trabajar no parte de las mismas premisas, ‘Sugaar’ actúa como lugar de encuentros entre dos lenguajes que se entrelazan en el recorrido. La producción de Damaris Pan siempre está ligada a un uso del color muy directo, con un trabajo compositivo casi orgánico. Por su parte, Mackay parece acompañarnos a bajar la voz, estimulando una visión que requiere de otras pausas. Ambas consiguen crear una atmósfera compartida en la que la pintura es la protagonista absoluta.
El Photomuseum de Zarautz celebra la vigésimo octava edición de las Jornadas Fotográficas. Para eso, ha programado cuatro exposiciones en diferentes espacios como Torre Luzea o Sanz Enea. Tras el turno de Koldo Badillo y Txomin Rivera, hasta el 13 de junio podemos visitar ‘Singles’, de Helena Goñi (Bilbo, 1990).