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Los acusados por la muerte de Santi Coca en Donostia se enfrentan a peticiones de 20 años

Tanto la Fiscalía como la acusación particular piden una condena de 20 años de cárcel para los seis jóvenes acusados de matar de una paliza al menor Santi Coca en el exterior de una discoteca de Donostia.

Zona en la que se produjo la muerte de Santi Coca.
Zona en la que se produjo la muerte de Santi Coca.

Los seis jóvenes acusados de la muerte de Santi Coca, el menor fallecido en 2019 tras una discusión en Donostia, se enfrentan cada uno de ellos a una petición de veinte años de cárcel tanto por parte de la Fiscalía de Gipuzkoa como de la acusación particular que ejerce la familia de la víctima.

Ambas partes solicitan además que se impongan a todos ellos multas de 900 euros y que compensen a los allegados del fallecido con 350.400 euros, en el caso del Ministerio Público, y con 1.300.000 euros, en el de la acusación particular.

El Ayuntamiento de Donostia, personado en la causa como acción popular, reclama veinte años de cárcel para uno de los procesados, al que atribuye haber propinado a Coca la «última y brutal patada en la cabeza» cuando la víctima ya había perdido el conocimiento, y quince para los otros cinco.

Según el escrito de acusación de la Fiscalía, los hechos, que serán juzgados por un tribunal con jurado, sucedieron sobre las 5.00 del 26 de abril de 2019, «en el seno de una discusión» que tuvo lugar en la calle Ijentea, a la altura de la salida de emergencia de una discoteca ubicada en el edificio del Náutico, junto al Ayuntamiento.

El documento del Ministerio Público explica que, en este contexto, dos de los procesados presuntamente «propinaron» a Santi Coca, de 17 años, «reiterados puñetazos en la cabeza». Uno de ellos, precisa el texto, lo condujo hasta la pared exterior de la discoteca «agarrándolo fuertemente del cuello», al tiempo que el otro continuó «propinándole repetidos puñetazos y patadas».

«Derrumbada al suelo»

La víctima «cayó derrumbada al suelo» debido a los golpes recibidos, momento en el que sus amigos intentaron «acudir en su auxilio» si bien, los otro cuatro procesados apoyaron a los dos agresores separando a los acompañantes de Santi Coca.

La Fiscalía sostiene que, de esta manera, estos cuatro inculpados «aseguraron la acción» de los agresores, «asumiendo» que con ello «podrían causar la muerte» del menor «al garantizar que no tuviera medio de defensa».

El Ministerio Público precisa que estos cuatro jóvenes se sumaron a los dos agresores iniciales, «que no habían cesado en su empeño», y «continuaron propinándole puñetazos y patadas en la cabeza» mientras «estaba inconsciente y no podía defenderse».

En esta tesitura, el hermano de la víctima y uno de sus amigos lograron tumbarse sobre el menor «para protegerlo» y cubrirlo con sus cuerpos, de forma que también ellos recibieron «numerosas patadas y puñetazos» que les ocasionaron distintas lesiones, tras lo cual los inculpados abandonaron el lugar.

Dos días más tarde

El documento de la Fiscalía recuerda que Santi Coca ingresó en el Hospital Donostia a las 5.16 en parada cardiorrespiratoria, de la que fue «reanimado cardiopulmonarmente durante 40 minutos», tras lo que se le practicó una tomografía computerizada que desveló la existencia de una hemorragia subaracnoidea extensa. Dos días más tarde, el 28 de abril, el menor falleció a consecuencia de la destrucción de centros vitales encefálicos motivada por el citado sangrado.

Un informe forense solicitado por la Fiscalía de Gipuzkoa durante la fase de instrucción dio un giro a este caso el mes pasado, al revelar que la muerte del menor tuvo un «origen traumático» y fue «de etiología médico legal homicida». Anteriormente había dos escritos del Servicio de Patología Forense de Gipuzkoa con «conclusiones diferentes» sobre este extremo, ya que se afirmaba que eran posibles tanto el origen natural como el traumático para los daños en el cerebro.