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Julia Juániz: «Me interesa un cine experimental que enseñe y haga llorar»

La montadora navarra Julia Juániz, con una trayectoria profesional de treinta años en los que ha participado en más de sesenta películas, ha señalado que el cine que más disfruta es el experimental, que «cuente y enseñe cosas» y haga emocionarse y «llorar de verdad».

Julia Juániz recogiendo el Premio Zinemira, en 2017. (Juan Carlos RUIZ | FOKU)
Julia Juániz recogiendo el Premio Zinemira, en 2017. (Juan Carlos RUIZ | FOKU)

Julia Juániz recibe este martes el Premio Ricardo Franco del Festival de Málaga y la Academia de Cine español, que se otorga por decimotercer año consecutivo a profesionales de los oficios técnicos del cine. El galardón se une el Premio Zinemira que recibió en Zinemaldia, en 2017.

La montadora cuenta con una trayectoria profesional de treinta años en un oficio en el que las mujeres son minoría. Ha participado en más de sesenta películas. Ha señalado que el cine que más disfruta es el experimental, que «cuente y enseñe cosas» y haga emocionarse y «llorar de verdad».

«Puedo ver una película de asesinatos y thriller o crear un filme de carreras de coches y disfrutar, pero no es el tipo de cine que me interesa», ha asegurado Juániz, que añade que entiende que tiene que existir una industria del cine y que a la gente le puede gustar, pero disfruta con lo experimental.

Julia Juániz tiene 64 años. Ha rememorado, junto al director del Festival de Málaga, Juan Antonio Vigar, su infancia en Arellano, una localidad de poco más de 100 habitantes en los que, según esta, «jugabas en el monte y no había más», aunque los fines de semana ponían un cine al que acudía desde que aprendió a andar.

Aquellas sesiones le hacían soñar con el cine e imaginar y ayudaban a la futura montadora a verse «dentro de esas películas», una obsesión que hacía pensar a Julia en los filmes todas las noches, por lo que, aunque lo consideraba «imposible», tenía «clarísimo» que quería hacer cine.

Cuestionada sobre cómo es su relación con el director en la sala de montaje, Juániz afirma que no le gusta que este le diga cómo ha pensado la secuencia porque entonces «vas hacia ese trabajo» y añade que «para un montador, tener imágenes sueltas y que tú tengas que crear a partir de eso es una maravilla».

Juániz asegura que el trabajo «va a salir mejor o peor» por lo que no se enfada con nadie, pero afirma que no quiere que un director haga su película y esté nervioso, porque sería «una tristeza sufrir con eso» y añade que, si cuando ha terminado el filme no quieres volver a trabajar con él por diferencias creativas, «la vida sigue».

La montadora, que ha trabajado –por «suerte» según ella– con directores como Víctor Erice, Carlos Saura, Rafael Gordon, Alberto Morais, Ramón Barea, Paula Cons, Bobby Moresco y Mark Steven Johnson, entre otros, estudió Medicina en Zaragoza y afirma que «quizás hubiera sido buena doctora, pero amaba más el cine».

Juániz ha señalado que para hacer una película «tienes que vivir la vida y conocer cómo es el mundo en general» y asegura que, cuando monta un filme, tiene que pensar en el bien de la película, en un espectador «muy listo» y en cómo este recibe las cosas.

Miembro de la Academia de Cine y de sus homólogas norteamericana y europea, la montadora también realiza exposiciones de fotografía e instalaciones, pinta negativos de película –porque se «aburre» y es «muy activa»– que posteriormente proyecta, hace cajas de luces y dirige y escribe cortometrajes.

Ha confesado que cuando pinta esos negativos se enfoca en qué color poner y «es un momento de descanso porque no puedes pensar nada más», mientras que en el resto de su vida, cuando por ejemplo va en el autobús, está imaginando películas.