La derecha vuelve a las calles de Madrid, esta vez dividida y contra los indultos
La convocatoria de Unión78 lleva a decenas de miles a la Plaza de Colón, aunque esta vez con PP, Vox y Cs sin mostrarse juntos. No ha habido foto conjunta de los líderes pero sí un clamor unionista contra el soberanismo y otra demostración de hartazgo con el Gobierno de Sánchez.
Otra vez más, y van varias en los últimos tres años, ha vuelto a teñirse de rojigualda la zona este del centro madrileño, sitio en donde fueron las últimas grandes manifestaciones de Vox y también la famosa "foto de Colón" con Casado, Rivera y Abascal contra la mesa de diálogo en 2018. Pero esta vez, el eje de la convocatoria fue el rechazo a los indultos a los soberanistas catalanes con los partidos en un segundo y fragmentado plano.
Ha habido 126.000 personas, según la Policía local y 25.000 para la Policía Nacional. Quien escribe y ha estado presente podría asegurar que sería imposible pensar en menos de 50.000 personas, ya que toda la plaza estaba casi llena (único sitio donde se controlaba el aforo por parte de Unión78, la plataforma convocante) pero las calles que rodeaban el monumento a Colón estaban realmente repletas.
Bajo un sol castizo abrasador y 33 grados, no se puede negar que los decenas de miles eran un colectivo muchos más heterogéneo y diverso que en los llamados de Vox a petar el centro madrileño, pensando siempre en ganarle al PP la carrera por la radicalidad. En este caso, quien conoce el mapa político madrileño podía fácilmente percibir que ha habido un público más variado. Sumado a los militantes de la ultraderecha también se podía ver una mayor presencia de liberales, de votantes tradicionales del PP y apartidarios.
No ha habido banderas partidistas salvo unas muy pocas de Vox. Al panorama de la española se sumaron varias catalanas (sobre todo en la plaza, que cobijaba a los organizadores), alguna andaluza, venezolana y estadounidense. La histórica y medieval tela del Aspa de Borgoña ha ha aparecido mucho, ya una infaltable en las ‘manis’ de la derecha, y también se han visto algunos carteles de Hazte Oír.
«Vine porque siento que ya nos están mintiendo un poco bastante. Los indultos tienen que ser por razones humanitarias o por arrepentimiento», ha respondido Manuel a NAIZ. Es un joven de 28 años, de origen malagueño, y que está caminando entre los manifestantes empujando el carrito con su beba de 1 mes de vida. «La madre tenía que trabajar pero yo me animé a venir porque creo que no se va a liar», ha explicado.
Manuel ha señalado que no suele ir a votar aunque a votado a Cs y en las autonómicas ha votado a Díaz Ayuso. «Creo que Podemos y Vox son basura, los dos, puro extremismo», opina. Es uno de esos manifestantes que en las otras convocatorias tal vez no se hubiera imaginado pero el tema indultos parece haber tocado la fibra de muchos conservadores moderados. «Esta es la primera ‘mani’ a la que voy en mi vida», ha admitido con una sonrisa. Su argumento en contra del perdón presidencial es porque los independentistas «se han saltado la ley» y le irrita.
División de las derechas
La división de las derechas se palpaba en el ambiente: se ha podido ver cuando un joven con una pancarta negra que decía «el PP dejó que se fugara Puigdemont» ha sido acompañado por efectivos de Policía Nacional para retirarse del epicentro de la manifestación. Ha sido aplaudido por muchos y pitado por otros tantos, que han gritado cosas diferentes. «¿Será que la Policía es toda del PP?», ha ironizado un hombre mayor que aplaudía el mensaje.
Ha habido también lugar para el júbilo. Una suerte de kermés jacobina se ha montado en las inmediaciones de la plaza, con parlantes que han hecho sonar el «que viva España, España es la mejor» con gente bailando, aplaudiendo y riendo. Una de las más entusiastas bailando ha sido María, de 50 años, que ha venido con su hermana y sobrina desde El Escorial: «Nuestra familia somos como 100 en total, somos 10 hermanos pero solamente vinimos nosotras. Las mujeres, las que vamos a transmitir valores y pilares de la familia».
María se ha confesado «cercana a Vox» pero no milita en ningún partido formalmente. «Vine por España, pienso que las acciones tienen repercusiones morales en el pueblo. Y estoy en contra de los indultos porque son gente que han delinquido». Cuando se le ha preguntado por los indultos de Felipe González y José María Aznar a personas que también han delinquido, incluso contra la democracia, se ha quedado muda. Pero luego ha dicho que algunos indultados «ya llevaban 30 años de cárcel».
La fragmentación de la derecha partidaria ha hecho que fuera difícil ver a todos los líderes que han participado (Casado estuvo con Ayuso y el acalde Almeida, también fue Arrimadas y Abascal, todos por separado), porque además en el escenario solo han estado los de Unión78 y de los tres que han hablado, la única famosa ha sido Rosa Díez, que ha dado un discurso sin contemplaciones contra Sánchez y el independentismo y ha defendido a los «españoles de bien». Aunque no ha habido incidentes, algunos periodistas han registrado abucheos contra el presidente del PP y la líder de Cs.
Toque vasco
La convocatoria ha tenido un toque vasco ineludible: Díez, Carlos Urquijo (el exdelegado del Gobierno en la CAV y conocido por ser de ala más ultra del PP y por sus intentos constantes de prohibir manifestaciones), Fernando Savater y María San Gil, todos involucrados en Unión78, que ha tenido que sufrir desperfecto técnico que le ha impedido comenzar la sucesión de oradores hasta las 12.54 (la autorización de la manifestación ha sido hasta las 13.00).
Poco antes de las 14.00 horas ha comenzado la desconcentración, que en la zona de la calle no ha tenido medidas de seguridad por la pandemia. «No me las mires, cómpramelas», ha gritado a quien escribe una vendedora de banderas, una de los varios que se han acercado para hacer, en medio de una crisis social brutal, un dinero extra en un domingo más de crispación madrileña.