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Los cisnes de la plaza Gipuzkoa llevan dos meses y medio incubando huevos falsos

Eguzki y Parkea Bizirik han denunciado la situación que viven los cisnes de la donostiarra Plaza de Gipuzkoa, a los que han dado el ‘cambiazo’ en su nido, sustituyendo sus huevos por unas réplicas de yeso que la hembra lleva más de dos meses incubando en vano, con el esfuerzo que ello supone.

Los colectivos ecologistas Eguzki y Parkea Bizirik han explicado en una nota que en el pequeño estanque de la plaza Gipuzkoa habitan tres cisnes, dos de los cuales forman pareja. La presencia de esta especie es, desde hace años, un atractivo parque para los niños y niñas donostiarras. Las aves tienen las alas amputadas para evitar que se marchen volando, apuntan estos colectivos.

A comienzos de primavera construyeron un nido detrás de la caseta y a primeros de abril la hembra puso al menos 5 huevos de color verde pálido. En condiciones normales, la incubación se prolonga durante 35 días, mientras el macho vigila ante posibles intrusos.

Miembros de Eguzki se extrañaron porque pasaba el tiempo y no nacían los polluelos, y comprobaron que «los huevos naturales habían desaparecido y que habían sido reemplazados por dos huevos de yeso de tamaño similar y de color blanco con la superficie un tanto ondulada. Pensamos que se han podido utilizar los huevos naturales a modo de molde para obtener los de pega y engañar a los animales».

«La hembra sale del nido una vez al día para alimentarse y vuelve enseguida para proseguir la baldía incubación. Está clueca; aprovecha el baño para refrescarse y aliviar ‘la fiebre’ que le origina el esfuerzo de la incubación. Lleva incubando día y noche casi el triple de tiempo del que debería y está cada vez más delgada y exhausta. También se le está retrasando la muda (renovación anual del plumaje) para la que necesita un aporte extra de alimentación y salud», denuncian ambos grupos ecologistas.

«Una espiral de la que no es capaz de salir»

Eguzki y Parkea Bizirik han llegado a la conclusión que la orden de cambiar los huevos se ha dado desde instancias municipales para «evitar que los cisnes se reproduzcan», ya que «si les hubieran retirado los huevos sin cambiárselos por otros falsos, quizá hubieran hecho una puesta de reposición. Los huevos de yeso no se pudren ni se rompen y, además pesan, como si los embriones estuvieran ya muy desarrollados y próximos a eclosionar. Así, la hembra ha entrado en una espiral de la que no es capaz de salir».

En el comunicado se pregunta al Ayuntamiento «cuánto tiempo tiene pensado mantener al animal en estas condiciones de sufrimiento y sacrificio baldío, qué ha hecho con los cinco huevos naturales, cuántas veces ha hecho lo aquí explicado y por qué se silencia».

También recuerdan que estas aves pertenecen a la especie de cisne vulgar (Cygnus olor), que no es natural de esta zona y que está catalogada como Especie Protegida por el convenio de Berna. Por ello pide que sean trasladadas a un parque del centro o del noroeste de Europa, área de distribución natural de la especie, y que el estanque de la plaza de Gipuzkoa sea un lugar para especies acuáticas autóctonas de nuestro entorno como el ánade azulón o la gallineta común.