Las herramientas de medición que se usaban para ver las tendencias del covid parecen haberse quedado viejas. La gráfica a 14 días de Nafarroa parece trepar hacia las nubes, cuando en realidad lo que está sucediendo es que las tasas altas de contagios se han modulado después de la batería de viajes de estudios a Salou que se han convertido en el evento supercontagiador más importante desde el inicio de la epidemia. La cota de contagios por habitante parte de un punto más alto en Nafarroa, pero en ninguno de los herrialdes puede tildarse de buena. Y, además, si esta ola va a caracterizarse –como según parece– por la eclosión de casos vinculados a eventos de supercontagio, ningún territorio debería relajarse. Este tipo de episodios pueden aparecer en cualquier parte.
A pesar de que existen numerosas incertidumbres, ya empiezan a aparecer evidencias que ponen en entredicho algunas predicciones. Una de las principales es que, como los contagiados ahora son de veinteañeros o personas total o parcialmente vacunadas, la tasa de hospitalización será asumible por el sistema público.
Tomando como referencia a Nafarroa, dado que es el herrialde donde la ola ha avanzado con mayor ímpetu, cabe señalar al respecto que el 3 de julio, justo antes de que se detectaran masivamente casos en los viajes de estudios, había seis personas en la UCI. Y, en menos de diez días, las camas de intensivos dedicadas al covid han saltado a once (llegaron a ser doce este mismo fin de semana).
Faltan detalles sobre la edad y el perfil de estas nuevas personas que requieren de intensivos. No obstante, el dato debiera de ser aviso suficiente como para dejar de relativizar lo que está sucediendo. No es descartable que se apliquen de nuevo medidas de restricción más serias.
Otra idea a desterrar es que los contagios, que fundamentalmente se están dando en personas no vacunadas, pueden acelerar el proceso para alcanzar la inmunidad de grupo. El avance resulta apenas relevante por una simple cuestión de escalas. Por cada persona infectada ayer, se pusieron más de 20 vacunas. En consecuencia, la inmunización natural va a ser algo residual al final del proceso, y lo que añade son dificultades.
La vacunación lleva tiempo
Un elemento engañoso a la hora de analizar la situación y entender qué está sucediendo tiene que ver con las vacunaciones. Parece que los Gobiernos de Lakua, de Iruñea y también el español quieren salir al paso del agravamiento epidémico contraponiendo los éxitos del proceso de vacunación.
Así, la información en muchos medios de comunicación se extrae de las notas, que tienden a destacar lo más positivo y dan a entender que se está más cerca de lo que parece de la inmunidad colectiva.
Destaca la nota de Osakidetza que la cobertura de vacunación con una dosis está en un 73% y que se ha completado la pauta en un 56%. En letra más pequeña viene que solo entran al cómputo los mayores de 16 años, que suponen en torno a otro 15% de la población. De hecho, la decisión adoptada en junio de vacunar al colectivo 12-16 años para proteger institutos y centros de Formación Profesional no ha hecho que se cambie el gráfico para incluirlos.
Otro aspecto que suele obviarse es el retraso que existe entre la administración de la primera dosis y la consecución de la inmunidad completa, ya que esta se adquiere entre una y dos semanas después de la segunda inyección. Esto implica que el proceso de inmunización tarda algo más de un mes (mes y medio con la marca Moderna).
En las informaciones de ayer se remarcaba que los primeros menores de 30 años se vacunarán esta semana en la CAV y que, a lo largo de la próxima, ya se entraría de lleno en la inmunización de este colectivo. Siendo esta una muy buena noticia, no se puede soslayar que no será hasta bien entrado de agosto cuando los primeros veinteañeros finalicen el proceso. La mayoría no contará con defensas adecuadas hasta setiembre.
Existe, ligado a este proceso, un punto débil en el proceso de inmunización: los mayores de 60 años que recibieron AstraZeneca y que están a la espera de la segunda dosis. Según el último boletín de Lakua, estarían en esta situación un 40% de las personas de entre 60 y 69 años (110.000 personas). En Nafarroa, el colectivo de mayores de 60 años con una única dosis sería de, aproximadamente, el 38% (27.000 personas).
Uno de cada diez, al hospital
Otra cuestión tiene que ver con los niveles de efectividad de las distintas vacunas. La noticia más positiva es que la pérdida de efectividad con la nueva variante dominante, la ahora llamada delta, no es demasiada. No obstante, las mediciones del Ispln sobre datos reales de Nafarroa, indican que protegen de los casos graves (aquellos que requieren de hospitalización) en nueve de cada diez ocasiones. Estos datos probablemente mejoren conforme el colectivo de vacunados sea más joven, pero lo cierto es que la vacuna no elimina los ingresos hospitalarios ni siquiera con pauta completa.
Comprobar cada día que el nivel actual de vacunación no está bastando por sí solo para contrarrestar los efectos de los eventos supercontagiadores supone, de por sí, un indicador deque falta por alcanzar esa inmunidad. Es muy simple: falta tarea porque las curvas no bajan. En el mejor de los casos, puede decirse que parecen empezar a no crecer tan rápido, pero solo a base de esfuerzos en el rastreo y confinamientos.
Nafarroa, territorio de la variante delta
Nafarroa es el territorio con mayor presencia de la cepa delta. Más del 90% de los casos que se registran están provocados por este linaje del virus. El porcentaje sorprende si se compara con otros territorios del Estado. Hay zonas donde la incidencia de la variante india es inferior al 10%. En el conjunto del Estado, solo supone un 15% de los casos.
Probablemente, las diferencias no sean tan grandes, dado que ninguna otra comunidades autonómicas dedica el mismo esfuerzo que Nafarroa a secuenciar. O depende de enviar sus muestras fuera, lo que supone que los resultados llegan mucho más tarde y el aumento de los casos con esta cepa ha sido muy reciente. En Nafarroa, la variante británica no perdió su hegemonía hasta el evento supercontagiador de Salou.
La escalada en la presencia de esta cepa, sin embargo, se da en todas partes. Principalmente, porque aventaja en transmisibilidad (y muy probablemente en hospitalización) a la cepa británica. Las vacunas pierden algo de efectividad contra ella, aunque no parece significativo. Otras variantes con cierta capacidad de elusión de vacunas, como la brasileña o la sudafricana, no lograron imponerse a la británica debido a esta característica.