MILWAUKEE BUCKS 105 (4) - PHOENIX SUNS 98 (2)
Han tenido que pasar 50 años, desde 1971 hasta 2021, para que los Milwaukee Bucks hayan podido sumar su segundo anillo de campeón de la NBA. Giannis Antetokounmpo y Khris Middleton han tomado el relevo de aquellos irrebatibles Oscar Robertson y Lew Alcindor –más tarde Kareem Abdul-Jabbar– después de superar por 2-4 a unos Phoenix Suns que, para su desgracia, han igualado el mismo guarismo que en 1993 en su segunda aparición en las Finales de la NBA.
«Gracias por la resiliencia mostrada por las 30 franquicias», ha agradecido el Comisionado de la NBA Adam Silver tras el partido. «Enhorabuena a los Bucks por traer este anillo a la ciudad después de medio siglo, y enhorabuena a los Suns por el juego que han mostrado. Ha sido una temporada dura, pero que ha merecido la pena esperar este desenlace», ha admitido.
El 105-98 final ha supuesto además que, después de caer en los dos primeros partidos de la serie, los Bucks han ganado los cuatro partidos siguientes de forma consecutiva, haciendo estallar de alegría las gradas y los aledaños del Fiserv Forum –¡qué diría el LABI baloncestístico ante los 65.000 espectadores reunidos en las afueras!–, después de un partido loco y lleno de alternativas, pero en el que Giannis Antetokounmpo, más «Greek Freak» que nunca, ha marcado la diferencia.
Con 50 puntos –con un 16 de 25 en tiros de campo y 17 de 19 en tiros libres–, 14 rebotes y 6 tapones, el mayor de la saga de los Antetokounmpo ha firmado un partido de guardar en la videoteca. Ejerciendo de pívot puro las más de las veces, para que con su movilidad los Suns no pudieran castigar los cambios de asignación defensiva, se ha ganado su condición de MVP de las Finales, superando a unos Suns que jamás –y jamás es jamás– han arrojado la toalla, y aun con 105-98 a falta de 9,8 segundos han buscado el milagro con un triple de Devin Booker que, al no entrar, ha supuesto la sentencia definitiva del encuentro y de la serie.
Pero tras el 29-16 con el que ha terminado el primer cuarto ha parecido que el sexto partido de estas Finales iban a ser un paseo para la franquicia de Milwaukee. Nada más lejos de la realidad. La franquicia de Arizona ha replicado con un parcial de 13-31, al punto que solo antetokounmpo ha parecido escapar de esa tela de araña defensiva impuesta por los entrenados por Monty Williams, que han podido irse al descanso con una inesperada ventaja de 42-47.
«Campeones todos los días»
«Renuevo con Milwaukee para construir una cultura de campeón en la franquicia», dijo el propio Antetokounmpo cuando renovó por la escuadra en la que ha pasado los ocho años que, hasta el momento, lleva en la NBA.
Dos veces MVP de la Liga Regular, el «base-pívot» heleno ha padecido los rigores de los playoffs en las dos últimas ediciones anteriores a esta, en las cuales la eliminación de los Bucks ha recaído sobre sus anchas espaldas. Antetokounmpo y con él sus compañeros, han tenido que acostumbrarse a la presión y sin duda por ello este anillo les habrá supuesto una importante descompresión.
«Para ser campeones esta noche ellos han demostrado ser campeones todos los días», ha declarado un eufórico Mike Budenholzer, uno de los mejores técnicos de los últimos años en la NBA, pero que hasta ahora no ha podido llevarse anillo alguno. Su cara de alivio ha sido igual de significativa que la euforia de los aficionados y jugadores.
Si en el segundo cuarto Chris Paul –autor de 26 puntos y 5 asistencias en este sexto duelo de sus primeras Finales, que ha disputado de forma brillante a sus 36 años–, Devin Booker y Deandre Ayton han tomado el control del partido, el retorno de los vestuarios ha supuesto el trabajo de zapa preciso para el triunfo de los Bucks.
Solo cinco jugadores de Milwaukee han anotado canastas en este sexto partido, siendo Brook Lopez, con 10, el que menos. Los Bucks han firmado un horrible 6 de 27 en triples, pero han hallado a un espectacular Jrue Holiday en el puesto de base –rozando el triple doble con 12 tantos, 11 asistencias y 9 rebotes– para clavar un par de tiros lejanos esenciales para poder retomar la ventaja en el tercer cuarto. Bobby Portis y Khris Middleton han sido, por otro lado, las patas donde el ciclón Antetokounmpo ha podido descansar para atacar el anillo.
Giannis y Middleton deciden
Porque el duelo ha entrado en el cuarto final con empate a 77. Los triples de Jae Crowder y Cameron Payne, el taento de Booker mientras que Chris Paul ha podido tomarse un mínimo respiro, han impedido el despegue de los Bucks. Y ya en el cuarto final, tirando de todos los recursos habidos y por haber, Frank Kaminsky ha dado un paso adelante, anotando sus seis puntos en ese período final, impidiendo los festejos hasta casi la última bocina.
Pero ha sido imposible para Phoenix, que ha vuelto a cruzarse con una superestrella. Si en 1993 el Michael Jordan del primer «threepeat» de Chicago les cerraba el paso al anillo, esta vez ha sido Giannis Antetokounmpo, que ha sumado 18 tantos en e tercer cuarto y en el último ha alcanzado los 50, algo que en unas finales solo elegidos para la gloria como Elgin Baylor, Bob Pettit, Michael Jordan, LeBron James, Rick Barry y Jerry West han conseguido.
Beneficiado a veces por el arbitraje, el jugador heleno ha sabido buscar la línea de tiros libres, pero en todo caso ha hecho gala de una infinidad de recursos, valiéndose de sus inacabables brazos y piernas, hallando espacios que solo a él le están permitidos, amén de atinar desde la «distancia de la caridad» de forma certera.
Los Bucks han parecido romper el partido al escaparse 100-92 ya dentro de la recta final, pero los Suns se han negado a perder, al punto de meterse en el minuto final con 100-96 en el luminoso.
Ahí ha aparecido Khris Middleton, que es «el otro» de Milwaukee que clava los tiros importantes, para, con una suspensión desde media distancia, impedir la reacción de Phoenix y darle a la franquicia de Wisconsin su segundo anillo de campeón 50 años después.