El Observatorio de la Sostenibilidad (OS) ha elaborado un informe sobre el aumento de las temperaturas en 52 ciudades que son capitales de provincia en base a datos registrados desde 1893 a 2020 por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
El OS es una asociación ciudadana surgida para ser «centro de referencia para los agentes de la sociedad interesados en el desarrollo del concepto de la sostenibilidad en todos sus aspectos», con el objetivo de «hacer una radiografía real, veraz e independiente de la situación».
Al hacer un balance global de los registros de las 52 ciudades, el informe señala que el aumento de temperatura entre 2011 y 2020 sobre el periodo de referencia 1981-2010 ha sido de 0,73 grados centígrados. Ese dato es considerablemente mayor que el del conjunto del Estado, que fue de 0,58. La temperatura media de referencia 1981-2010 fue de 13,67 grados y la media 2011-2020 fue de 14,26.
Esta diferencia obedece a que sigue produciéndose el fenómeno ‘isla de calor’ y «no se han realizado las actuaciones necesarias para que desaparezca». El OS señala que en lugares como Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga o Valencia se han llegado a detectar hasta 9º C de diferencia entre el centro de la ciudad y las áreas limítrofes.
En Hego Euskal Herria, diferencia entre la costa y el interior
En cuanto a las capitales de Hego Euskal Herria, las medias del incremento de temperaturas entre el periodo de 30 años que abarca desde 1981 a 2010 y el de la década de 2011 a 2020 reflejan las típicas diferencias entre las ubicadas en la zona costera y las del interior.
Así, la subida más moderada es la de Donostia, con una diferencia de 0,542º C, siendo casi igual la de Bilbo, con 0,549. Más elevadas son las diferencias registradas en Gasteiz, con 0,687, y en Iruñea, con 0,643.
El informe del OS presenta gráficos con las temperaturas medias anuales de estas cuatro ciudades vascas, aunque cada serie comienza en una fecha distinta.
Otra llamada de atención
El Observatorio de la Sostenibilidad no se limita en este informe a presentar el incremento de temperaturas en las ciudades de forma gráfica, sino que también «llama a la acción a gobiernos, empresas, organizaciones sin fines de lucro, sociedad civil e individuos para encarar» esta situación.
Y aboga por adoptar «medidas muy serias y muy radicales» en cada ciudad «teniendo en cuenta la gran diversidad de situaciones ecológicas, económicas y sociales».
Como medidas «a muy corto plazo» incluye las de alerta temprana y comunicación a la población con mayor riesgo, así como intervenir en «los elevados precios de la electricidad» porque «son un grave problema para solucionar el problema de la gente más vulnerable».
Entre las soluciones «a corto y medio plazo» cita: aumentar el número de árboles, jardines, además de cubiertas y fachadas verdes; fuentes, láminas de agua y humedales; o la contención del trafico con combustibles fósiles en el centro de las urbes.