Ibai Azparren
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad
Entrevue
Santiago Ochoa de Eribe
Director de la Cooperariva GoiEner

«¿Es sensato vaciar embalses en un momento en el que hay necesidad de agua?»

Han pasado nueve años desde que se fundó Goiener, un proyecto cooperativo de generación y consumo de energía renovable con el que se quiere recuperar la soberanía energética. Santiago Ochoa de Eribe, ingeniero, recibe a NAIZ en la sede de Donostia para explicar la situación del sistema eléctrico.

Ochoa de Eribe. (Gorka RUBIO/FOKU)
Ochoa de Eribe. (Gorka RUBIO/FOKU)

La entrevista a Santiago Ochoa de Eribe se produce el jueves, cuando el precio de la luz encadenaba su cuarto récord histórico consecutivo en plena ola de calor. Y se redactó el viernes, día en que alcanzó su quinto récord, algo que no sorprende a Ochoa, que vaticina que estos precios desorbitados seguirán «hasta finales de año». Con todo tipo de detalles y un gráfico en mano, explica a NAIZ qué hay detrás de una factura de la luz y cómo se determina su precio en un mercado salvaje.

El precio de la luz está superando sus máximos históricos, no una sino varias veces seguidas. ¿Qué está ocurriendo?

Se están produciendo varias cosas. Una, en junio se produce un cambio de tarifa, una obligación que venía impuesta desde Bruselas, que en el caso de España se estaba retrasando. Por fin entra en vigor en junio de 2021 y ahora hay tres precios, distintos horarios, y eso ya estaba creando cierta confusión.

Pero en junio de 2021, a la par, empezamos a ver que la otra parte del precio que pagamos en la electricidad, que es la de adquirir la energía a los productores, se encarece. Si se hubiese mantenido la estructura de precios que teníamos antes, el consumidor habría percibido una bajada. Es decir, la reestructuración no tiene por qué suponer una subida, pero en la factura pagamos dos conceptos, lo regulado y lo de mercado. Este último se ha estirado tanto que lo que pagamos al final es muy alto. En este río revuelto, hay gente que dice que es culpa del Gobierno porque ha cambiado la tarifa, pero no.

¿Y por qué ha subido la parte del mercado? Aunque, primero, quizá convendría explicar cómo se determina el precio de la luz.

Es un mercado que se denomina marginalista. Yo tengo una huerta de tomates, tú tienes otra y un tercero, otra. Nos asomamos al balcón y le preguntamos a la gente que pasa por la calle cuántos tomates necesitará mañana, y dicen 100. Nosotros no nos conocemos, cada uno tiene su huerta. Vamos a un intermediario y uno le dice que está dispuesto a vender 30 tomates por 20 euros, otro dice 40 tomates por 30 euros y el último, 100 tomates a 10 euros. El sistema marginalista ordena las ofertas por precio y por cantidad, y va escalando. Pero una vez que se cierra, la oferta más alta es lo que se va a pagar a todos los productores aunque uno hubiese ofertado 40 y otro 10. La última oferta casa el precio de todo el mundo.

Y esta última oferta suelen realizarla tecnologías caras.

Exacto. ¿Tradicionalmente cuáles han sido? Las tecnologías cuyo coste de producción era más caro. ¿Quiénes eran? Antiguamente era el fueloil, luego el carbón y después el gas natural. Luego vendrían las renovables. El coste del combustible de la eólica es cero y de la hidroeléctrica, también. El combustible de la nuclear tiene coste, pero no le interesa parar su producción y siempre meten su producción a 0 euros. Para todos los que son emisores de CO2, se establece el mercado de derecho de emisiones, y este año ha entrado en un proceso especulativo muy potente mientras Europa no hace nada. Ahora mismo se está tasando la emisión de CO2 a 50 euros la tonelada.

¿Y eso qué implica?

Si tú tienes una instalación de carbón y con eso produces electricidad y percibes un ingreso, dices oye, que por cada kilovatio hora (kWh) que yo produzca, en el mercado de emisiones tengo que pagar una multa porque soy un contaminante. ¿Entonces qué hacen? Producen, pero ponen el precio más caro para sufragar esos costes, es decir, trasladan al consumidor lo que de otra manera no podría pagar. ¿Cuál es su riesgo? Que cuando hacen oferta, cuanto más caro la pongas, si hay gente que pone más barato y se satisface la demanda tú ya no produces y no cobras nada. Ese es un elemento para que los precios suban.

¿Y el segundo elemento?

El gas natural. El precio de adquisición del combustible se está encareciendo. Aquí hay un tema de fondo del que no se está hablando: la disponibilidad de gas natural en los mercados, hay escasez. Esto es como la gasolina, si aumenta el precio del petróleo, tu depósito sale más caro. El gas natural tiene la emisión de CO2 y la materia prima que aumenta. Ya tenemos un actor en el mercado eléctrico que está influyendo mucho.

Sin embargo, la energía hidroeléctrica está siendo la dominadora en la casación.

Por muchas renovables que coloquemos, necesitamos mucha energía, tenemos olas de calor y tenemos que poner el ventilador, así que aumenta la necesidad de que entren más productores. Si todas las renovables no pueden cubrirlo, tienen que entrar los ciclos combinados que ponen el precio alto. Entonces, la lógica nos dice que en el mercado marginalista las renovables estarían poniendo precios baratos porque no pagan ni el CO2 ni tienen el problema del gas. Por otro lado, los que estarían fijando el precio serían estas centrales de ciclo combinado. Sorpresa, no es así. Son las grandes hidroeléctricas.

Y nos encontramos con que Iberdrola vacía embalses en Zamora y Cáceres para rentabilizar al máximo los precios.

Ellos no pagan CO2, su coste es el agua embalsada y piensan que si ponen el precio a 0, a lo mejor cubren bastante de la demanda y esos precios finales ya no serían incluso ni los del gas, entonces optan por subir los precios. Una tecnología que podría estar haciendo una rebaja del precio, no lo está haciendo. La patronal de las grande eléctricas dice que no ganan dinero con esto. Ya, no estarás ganando en la comercialización, pero como productor estás ganando una pasta tremenda. En teoría, las reglas de juego dicen que, aunque Iberdrola tenga un embalse y un ciclo combinado, no se pueden pasar entre ellos a cuánto va a vender cada uno, estarían haciendo dumping y alterando los precios. Ya ha habido acusaciones en el pasado al respecto. ¿Es sensato estar vaciando embalses en un momento en el que hay necesidad de agua? Lo que consiguen es mantener los precios de mercado altos, pero lo que provoca es que los consumidores lo paguen.

¿En este mercado marginalista, qué se define como «beneficios caídos del cielo»?

Se refiere a esas instalaciones que se les considera amortizadas y solo están pagando el mantenimiento. Con esto están haciendo un montón de pasta, todo lo que perciben va a sus arcas. Para un ciclo combinado, a lo mejor, su beneficio no va a ser tanto, pero para la hidroeléctrica, que esté dentro del mismo grupo empresarial, eso es un chollo. Ellos dicen que no se están enriqueciendo, pues que enseñen las cuentas.

¿Qué supone todo esto a corto plazo?

Que haya habido una declaración de la ministra Ribera diciendo que ha pedido Bruselas que el sistema de fijación marginalista se modificase. Porque conforme más renovables entran al mercado, no están consiguiendo modificar la pauta del precio porque existen otros actores que están desvirtuando todo. Por otro lado, mientras el sistema de emisiones de Europa no cambie, todo eso se va a trasladar a los consumidores.

Pasemos a esa parte, a los consumidores. La población debería poder entender qué paga en la factura de la luz y el porqué, pero la realidad es que esto no ocurre. ¿Qué esconde una factura de la luz?

Por un lado, lo que llamamos costes regulados que define el Estado. Y hoy día se divide en dos conceptos: peajes y cargos. Antes se metía todo en el mismo saco, pero ahora, en los peajes se sufraga los costes de mantenimiento de las redes de transporte y distribución. En los cargos entran los costes extrapeninsulares, un mecanismo de solidaridad de toda la península para que el precio de los consumidores en las islas sea parejo al nuestro. También entran las primas a las renovables y el déficit de tarifa, es decir, hay una deuda contraída por todo el sistema eléctrico y hay que ir pagándola. Estos costes llevaban sin modificarse siete años, y podían llegar al 30-35% de la factura. Cuando se hizo aquella modificación, en 2014, fue criticada porque la parte fija había subido entre un 100-150%. Es decir, yo si no estoy en casa, pago. Eso ha cambiado y se ha modificado para que la energía sea más cara y la parte fija, más barata. Pero se ha bajado cuando la parte del mercado ha subido, así que, en las facturas, el peso de nuestro consumo está siendo brutal. ¿Qué falta? Los impuestos, que pueden suponer un 27%, y lo que queda, entre el 5% y el 7%, es el margen de la compañía comercializadora como la nuestra.

¿Qué margen de actuación tiene el Gobierno español para abaratar el precio de la luz?

Una de las intervenciones ha sido la reducción del IVA con carácter temporal, del 21% al 10%. Si me ha subido la parte del mercado y ahora el megavatio-hora (Mwh) vale 120 euros y me bajas la parte del IVA al 10%, está bien, pero es que la bajada no cubre una subida que triplica el aumento de precios con respecto al año pasado. Era una reivindicación de hace tiempo, pero están reduciendo los ingresos del Estado y no están interviniendo en la otra parte. El Gobierno debería cambiar el sistema de fijación de precios pero es necesario un acuerdo a nivel de la UE. En el mercado de emisiones europeo, el Gobierno no puede hacer nada; respecto a la materia prima de gas, ¿qué gas tenemos nosotros?; y en cuanto a cómo están comportándose de manera especulativa las grandes, podría decir voy a intervenir. Se ha planteado establecer un canon, diciendo usted no puede establecer ese precio porque su coste marginal es más bajo, y a las tecnologías que lo hagan les voy a aplicar una tasa para que lo devuelvan, a ver si cambian la actitud.

¿Y cómo actúan es la postura de las grandes eléctricas cuando el Gobierno quiere intervenir?

Lo que se ha visto en el mercado en otras ocasiones es este aumento de los precios. ¿Por qué? Porque, en la sociedad, lo que se hace es un asociación de, si sube el precio de la electricidad, es culpa del Gobierno. Pero este no produce energía, lo hacen empresas privadas casi en el 100%. Puede perseguir infracciones, pero no tiene la capacidad de meter tanto la mano.

¿La expropiación o la creación de una empresa pública es una quimera?

Hoy día es muy quimérico. La empresa publica podría decir que va a revertir las concesiones de las grandes centrales y las va a gobernar ella para que la puja en el mercado mayorista no se encuentre con especulación. Pero esto es un proceso largo, conforme se vayan dando las expiraciones de las concesiones a las grandes hidroeléctricas podría exigir esa reversión y pasar a dominio público y establecer criterios públicos de definición de precios para intervenir en el mercado como otro actor más. Pero no va a poder intervenir en el mercado de emisiones ni en la adquisición de la materia prima, esos son aspectos estructurales vinculados a la problemática del cambio climático, al modelo económico...

Hablamos de oligopolio, de un mercado en el que se especula con una necesidad básica. ¿Qué papel juega Goiener ahí?

Cuando nació, éramos conscientes de todo esto, y el papel sigue siendo demostrar que la ciudadanía cuando quiere se puede juntar y plantear alternativas. Hemos demostrado que es posible. Si lo queremos ver desde los logros globales, no hemos cambiado nada, es decir, para que esto cambiase a lo mejor deberíamos tener cooperativas en todo el estado con el 80% del consumo para poder hacer de palanca desde el otro lado.

¿Goiener va a cambiar las reglas de mercado? No. Pero ese 5% de margen tú sabes a qué va a ir, no va a ir a ese lobby. Además, crea puestos de trabajo en tu entrono, hace de asesoría... Ahora empecemos a entrar en proyectos de generación, para que la producción dependa de nosotros. Hay que ir a otros modelos en los que la energía provenga de renovables, de manera respetuosa, sea nuestra y las decisiones sean tomadas de manera democrática. La raíz de todo esto es el modelo neoliberal capitalista al que le da igual producir carbón o energía renovable, solo busca el beneficio.

Europa ha abierto una ventana a las cooperativas; sin embargo, parece que los fondos Next Generation se destinarán a los de siempre.

Las políticas gubernamentales y europeas están privilegiando que sigan siendo las grandes corporaciones las que están entrando ahora en el ámbito de las renovables. Estas están haciendo su labor de lobby, y en el caso de la CAV tenemos muy claro que todo el diseño del Next Generation ha sido realizado por empresas afines al aparato. Los dirigentes son conscientes de la escasez, y dicen que hay que transitar a las renovables, pero eso no es gratis, requiere muchas inversiones y recursos físicos. También dicen que hay que seguir creciendo para mantener nuestro estilo de vida y no se va a poder mantener. Pero se endeudan, y a la Next Generation la tenemos endeudada para descarbonizar la economía.