Víctor Esquirol
Crítico de cine

Licantropía bajo cero

Robert Forster, Riki Lindhome y Jim Cummings, ante la posibilidad de un hombre lobo. (NAIZ)
Robert Forster, Riki Lindhome y Jim Cummings, ante la posibilidad de un hombre lobo. (NAIZ)

​El Festival de Cine Fantástico de Sitges (qué pasa, no está de más recordarlo, por ser el certamen de género más antiguo y prestigioso del mundo) dedicará la edición de 2021 a la figura del hombre lobo. A esos seres malditos que, al caer la noche y levantarse la luna llena, dejan atrás su figura humana para sembrar el terror en el cuerpo de un feroz licántropo.

Con esto en mente, centrémonos en Jim Cummings, nueva estrella del cine independiente estadounidense al que le gusta desdoblarse en cada proyecto donde pone su nombre. El hombre es compositor, montador, productor, guionista, actor y, por supuesto, director. Pues bien, resulta que este año tenía lista para ser estrenada una película titulada ‘The Wolf of Snow Hollow’, un sorprendente híbrido entre thriller detectivesco, drama íntimo-familiar y cinta de terror sobrenatural.

Una alineación de astros que parecía apuntar claramente a Sitges... si no fuera porque el estreno de dicho film se adelantó en la plataforma de Movistar+. Ahí mismo podemos disfrutar de una de las mezclas de géneros más interesantes de la temporada.

La acción nos lleva a un remoto pueblo de montaña; a una apacible localidad cuyos parajes se ven repentinamente manchados por el rojo de la sangre.

Resulta que un atacante no identificado aparece de noche para arrebatar violentamente la vida de sus incautas víctimas. La oficina del sheriff (encarnado por el mítico y malogrado Robert Forster) no encuentra respuestas, y claro, ante tal incertidumbre, la gente empieza a dar rienda suelta a su aterrorizada imaginación. Para cuando nos hayamos querido dar cuenta, todo apunta a la diabólica obra de un hombre lobo.

Y cuando parece que ya han quedado establecidas las reglas del juego, va Jim Cummings y se dedica a dar giros inesperados. Ad eternum.

‘El lobo de Snow Town’ es una clase magistral de superposición de imágenes, de montajes que alteran el orden lógico del espacio y de la narración. La magnética presencia de Cummings se descubre como un inquietante recipiente de misterio y malas vibraciones.

Los amagos de fantasía con los que constantemente amenaza la historia adquieren así proporciones humanas: las de los vicios, miedos y demonios interiores que moldean nuestra más o menos patética existencia. Puro horror.