Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

Un título largo para una historia breve

‘PREPARATIVOS PARA ESTAR JUNTOS UN PERIODO DE TIEMPO DESCONOCIDO’
Hungría. 2020. 95’. TÍt. Orig.: ‘Felkészülés meghatározatlan ideig tartó együttlétre’. Dtora. y guion: Lili Horvát. Prod.: Lili Horvát, Dóra Csernátony y Poste Restante. Int.: Natasa Stork, Viktor Bodó, Benett Vilmányi, Zsolt Nagy.

János (Viktor Bodó) dice no conocer a Márta (Natasa Stork). (NAIZ)
János (Viktor Bodó) dice no conocer a Márta (Natasa Stork). (NAIZ)

Fue la triunfadora en la Seminci de Valladolid, donde ganó la Espiga de Oro a la Mejor Película y el premio a la Mejor Dirección Novel, ya que ‘Preparativos para estar juntos un periodo de tiempo desconocido’ (2020) es el segundo largometraje de Lili Horvát, tras su debut con ‘The Wednesday Child’ (2015).

Es una obra muy simbólica que juega con la realidad y la subjetividad mental, como representación de los contrastes o diferencias existentes entre el estado emocional de la persona enamorada y el objeto pasivo de esa pasión.

La protagonista construye en su cabeza una situación ideal, cuando en un congreso médico en los Estados Unidos, donde reside y ejerce su profesión, conoce a un colega de su país de origen y se enamora. Por amor está dispuesta a dejarlo todo y regresar a su Hungría natal, pero cuando visita en Budapest al hombre que quiere se encuentra con que éste afirma con gran extrañeza no haberla visto nunca antes en su vida.

La cineasta húngara hace una introspección en la psicología y fantasía femeninas de la mano de su actriz Natasa Stork, en una caracterización que conecta con la protagonista de la obra teatral de Heinrich Von Kleist ‘Kätchen Von Hëllbronn’, o la de la película de François Truffaut ‘Diario íntimo de Adèle H.’ (1975), o de la Madeleine hitchcokniana de ‘Vértigo’ (1958), o de la Verónica de Kieslowski en ‘La doble vida de Verónica’ (1991), o de las misteriosas mujeres interpretadas por Charlotte Rampling para François Ozon en ‘Bajo la arena’ (2000) y ‘La piscina’ (2003).

Pero en el caso de la doctora Márta Vizy se da la muy especial circunstancia de que es una neurocirujana acostumbrada a explorar en el cerebro humano, un órgano que, además de ser el elemento pensante, contiene las emociones y sentimientos. El problema es que no basta con un bisturí para desentrañar sus zonas secretas menos conocidas y todavía por descubrir.