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Huir de Afganistán para poder vivir como mujer transgénero

Radwin cuenta a AFP cómo es su vida tras la llegada al poder de los talibanes. Apenas sale de casa y ha sido agredida sexualmente en repetidas ocasiones. Ahora intenta salir del país.

Radwin, mujer transgenero afgana. (AFP)
Radwin, mujer transgenero afgana. (AFP)

Para Radwin, mujer transgénero afgana, la llegada de los talibanes al poder se produce después de años de sentirse perseguida y sus opciones son tres: esconderse, huir o morir. «Nadie nos ayuda, nadie escucha nuestro grito. Antes de que los talibanes nos maten, habrá que huir», dice en una entrevista con la AFP.

Asegura que desde la llegada al poder del movimiento islamista radical, a mediados de agosto, no puede salir de casa. Radwin tampoco se llama Radwin, pero es un nombre falso que elige para protegerse. «Si salgo, tengo que estar totalmente cubierta para que nadie pueda identificarme», dice.

En la sociedad afgana las personas transgénero no gozan de ningún tipo de reconocimiento. La homosexualidad y todas las cuestiones vinculadas a la comunidad LGTBIQ+ son un completo tabú. Ocurre también en otros estados, evidentemente.

Con el gobierno depuesto, las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo eran «ilegales» y quienes se exponían a ellas corrían el riesgo de ser perseguidos y discriminados constantemente, por ejemplo en el trabajo y en el acceso a atención médica.

Con la llegada de los talibanes, las amenazas se multiplican ya que el movimiento predica una interpretación estricta de la sharia o ley islámica. Cuando los fundamentalistas ostentaron el poder entre 1996 y 2001, las relaciones homosexuales podían merecer la pena de muerte.

Radwin asumió su identidad hace cinco años, cuando decidió aparecer como una mujer en público. Desde entonces su vida diaria se convirtió en un sinfín de amenazas y agresiones sexuales, algunas de ellas muy violentas. «Intentaron violarme varias veces. Pasó en varias ocasiones, pero en algunos casos no lo consiguieron», dice.

«No queda nadie para ayudarnos»

Radwin teme no poder disfrutar de la libertad nunca más. «Quiero volver a vestirme con ropa bonita que elegiré yo misma. Quiero ser maniquí y enseñar danza. Pero eso no ocurrirá nunca», admite. A menos que Radwin consiga huir: «No puedo quedarme y destruir mi vida porque aquí nunca tendré la vida que quiero», afirma.

Pero ¿cómo marcharse de Afganistán? La minúscula comunidad transgénero del país no tiene ya ninguna red de apoyo. La mayoría de sus miembros huyeron al extranjero, muchos a Irán. «No queda nadie para ayudarnos aquí», dice Radwin, que afirma haber contactado en vano a ONGs europeas.