Rafael Herrero (Efe)
Entrevue
Jesús Eguiguren
Expresidente del PSE y negociador con ETA

«No va a haber un único relato y si lo hubiese sería falso»

Jesús Eguiguren, presente en Donostia en el acto de Aiete de 2011. (Raúl BOGAJO/FOKU)
Jesús Eguiguren, presente en Donostia en el acto de Aiete de 2011. (Raúl BOGAJO/FOKU)

El expresidente del PSE Jesús Eguiguren, uno de los protagonistas del lento deshielo entre la izquierda abertzale y el PSOE que derivó en las conversaciones entre el Gobierno español y ETA entre 2005 y 2007, dibuja un balance positivo de los primeros 10 años tras Aiete..

Pero su pensamiento aparece empapado de un halo de melancolía por los que no lo han podido vivir, por las «heridas del alma» que no se cerrarán y por la falta de reconocimiento a la labor que, a su juicio, hizo el PSOE bajo la batuta de José Luis Rodríguez Zapatero para conseguir el final de la organización terrorista.

Pregunta. Han pasado 10 años sin ETA ¿Cuál es su balance?

Respuesta. Mucho más positivo de lo que pensaba. Cuando dejaron de pegar tiros se hizo la paz, eso es la paz, no es otra cosa, se hizo la paz inmediatamente. Y eso que llamaban reconciliación también vino antes de lo previsto. Y la memoria ha venido mucho más deprisa de lo que pensábamos.

P. Pero ha habido muchas críticas a cómo se ha desarrollado el proceso, los actos de desarme, la disolución, etc.

R. Esa parte fue la escenificación de ETA lo mejor que pudo, pero creo que el final de ETA ha sido el mejor de los imaginables. Nadie habría pensado que iba a acabar tan bien. Todos pensaban que quedarían residuos, que seguirían atentados, que habría "kale borroka". Todo el mundo se imaginaba un final del terrorismo en el que a los etarras se les recibiría en olor de multitudes en Euskadi y ahora en cambio nos quejamos de pequeños homenajes que les hacen.

Pero tengo una gran nostalgia y gran pena de que los protagonistas que por razones históricas les tocó hacer lo que hicieron, Patxi López como lehendakari y Zapatero como presidente, terminaron con el mayor problema que tenía España y Euskadi pero no lo quisimos celebrar y mucha gente se ha quedado con la duda de quién ha ganado, porque ven a Bildu potente en las instituciones y me da mucha pena.

P. De hecho, hay quien argumenta que ETA ganó porque EH Bildu está en las instituciones.

R. Los que dicen eso me recuerdan a los etarras, porque después de acabar Franco decían que seguía el sistema franquista, que no había acabado. Yo a esos listos les preguntaría a ver si han vivido aquí. Desde Madrid, desde una oficina, es fácil hacer los análisis.

P. Usted protagonizó una serie de conversaciones con ETA que se rompió en la T-4. ¿En qué contribuyó aquel proceso?

R. Yo vi la evolución de ETA y de Batasuna en ese tiempo y fue la clave de que ETA lo dejase, por las contradicciones que le surgieron. De los escombros de la T-4 salió paz, porque fue cuando HB dijo «así no podemos seguir». Yo estaba con Arnaldo (Otegi) en el momento que pusieron la bomba y le dije «esto se ha acabado». Y me dijo «hemos perdido la primera parte del partido, pero la segunda la vamos a ganar».

P. ¿Qué heridas quedan abiertas en la sociedad vasca?

R. En las personas quedan las heridas del alma, las que no se curan. Las llevamos cada uno en silencio, pero no hay forma de eliminarlas. En la sociedad quedan heridas tremendas, porque el terrorismo acabó pero las víctimas no volvieron. Hay muchísimas víctimas desconocidas, que ya no son lo que eran, que no han tenido un atentado, ni les ha pasado esas cosas, pero lo han pasado muy mal. Imagínate un concejal del PSOE en un pueblo de Gipuzkoa. A sus hijos en la escuela les decían que su padre era del GAL y que oprimía a Euskadi. En casa todos tenían miedo de lo que le pasara a su padre. Él, por ideología, seguía siendo concejal, pero se había aislado de la cuadrilla, de la sociedad. Un sector de la sociedad que ha padecido el terrorismo y nunca se ha dicho «este es una víctima». Algunos han caído en el alcoholismo u otras cosas.

Yo aguanté muy bien el terrorismo, no tenía miedo ni vivía amargado con él, yo estaba en esa lucha. Yo el terrorismo lo he padecido después de que terminara. Debe ser un fenómeno psicológico, tienes energía cuando estas en la acción, cuando acaba ETA y dejas de estar en esa lucha, te viene todo lo que has pasado antes.

P. ¿Qué opina del recorrido de la izquierda abertzale en estos 10 años?

R. Lo de España es la leche, cuando decías que Batasuna estaba evolucionando bien te ponían a parir los tuyos, y ahora van y pactan en Madrid y tan tranquilos. Soy crítico con la izquierda abertzale, pero contribuyeron mucho a que acabara ETA, Arnaldo Otegi y los que estaban con él, y eso hay que reconocerlo.

Pero tienen una asignatura pendiente. Tienen que decir que ETA estuvo mal, que matar estuvo mal. Mientras no hagan eso, tienen una responsabilidad. Otegi decía que hacer la paz era más difícil que hacer la guerra, ahora debería decir que condenar lo que hicieron es más difícil que hacer la paz.

P. ¿Cree que lo acabarán haciendo o ya es imposible tras sentirse legitimados en su acción institucional?

R. Lo harán. Batasuna, como todo partido político, aspira al poder, y mientras no hagan eso es muy difícil pactar con el PSOE como alternativa de gobierno. Pueden pactar cosas con Sánchez, y me parece bien, pero esa es una asignatura pendiente de la paz.

P. ¿Quedan rescoldos de la cultura de la violencia que se instauró en Euskadi?

R. Creo que está superada, la sociedad vasca esta inmunizada ante eso. De hecho no ha habido ni un atentado, ni una pequeña bomba, ni una pequeña escisión. Entre otras cosas, porque ellos mismos han controlado a su gente.

P. ¿Se alcanzará un relato compartido o deberemos conformarnos con distintos relatos?

R. No creo en relatos de la historia. No va a haber un único relato, si hubiera un relato oficial, institucional, sería falso. Ellos tendrán su relato, nosotros el nuestro, el PNV el suyo. No creo que sea problema, mientras la memoria exista.

P. ¿Alguno se acabará imponiendo?

R. Se acabará imponiendo el que más fiel sea a la memoria.