«Se ha dado un salto en el rugby en Nafarroa, pero hay que pedir más siguiendo a Iparralde»
El Gobierno de Nafarroa premió recientemente con la medalla de plata al mérito deportivo a Javier Kormenzana, "Txipi", que primero como jugador y después en el ámbito técnico lleva décadas dedicándose al rugby, un deporte que «ha sido mi vida» y en el que ha vivido el salto dado en el herrialde.
Ataviado con una sudadera de La Única Rugby Taldea, su club de toda la vida, Javier Kormenzana, alias "Txipi", recogió más emocionado de lo que esperaba la medalla de plata al mérito deportivo del Ejecutivo navarro, con la que se reconocía una vida dedicada a este deporte en Nafarroa, del que ha conocido de primera mano su evolución en las últimas décadas. Este es el testimonio de un histórico del rugby navarro.
¿Qué le llevó a jugar a rugby y cuándo empezó?
Empecé a jugar a rugby porque lo hizo mi hermano, que vio un cartel en el instituto con el que buscaban jugadores y se apuntó. A él le gustó mucho y me dijo a ver si me animaba, que necesitaban gente, y fui también. Así empezó todo en el año 1986. Empezamos en la Escuela de Rugby de Larrabide, luego él fue al Iruñea y yo a La Única en 1987. El primer "Txipi" fue mi hermano y luego éramos el "Txipi" del Iruñea y el "Txipi" de La Única, aunque al final jugamos juntos dos años en La Única y moló mogollón.
¿Durante cuántos años jugó y cuándo lo dejó?
Jugué en La Única de 1987 a 2006, hasta que en un partido en Zaragoza, hice el mayor de mis ridículos en un campo y después de hacerle un pase al "Mono" que casi lo matan, con 36 años, dos hijos, una rodilla hecha un Cristo y casi cien kilos, el rugby me echó. Durante esos años, jugamos en Regional y éramos un equipo que practicábamos el rugby cena, nos cocíamos en el tercer tiempo. Pero vas evolucionando, pides más rugby y llegamos a jugar en Primera Nacional. En este sentido, hay que reconocer el mérito de "Mister Bean" en aquel ascenso.
¿Y desde entonces, cómo ha sido y es su vinculación con este deporte?
He sido feliz en el rugby y aunque estoy pagando las consecuencias con mi rodilla, mi vida hubiera sido peor sin él. Mi objetivo era que mis hijos disfrutaran del rugby más que yo. En cuanto pude, al mayor, a Zigor, lo llevé a la escuela de rugby y había poca gente trabajando en ella, así que empecé a llevar los equipos. Me saqué el nivel 1 de entrenador y ahora estoy acabando el nivel 2. Así que otra vez en el planeta rugby. Es complicado ser entrenador de tu hijo durante años y ahora estoy en la Federación colaborando con la Selección Navarra. Ahí llevo tres años también aprendiendo para intentar conseguir el nivel 3 de entrenador.
«He sido feliz en el rugby y aunque estoy pagando las consecuencias con mi rodilla, mi vida hubiera sido peor sin él»
A lo largo de estos años, ¿ha cambiado mucho el rugby en Nafarroa?
Ha cambiado mucho, por suerte, porque en mi época, estaba el equipo de los amigos y no nos preocupábamos de nada. Pero cuando empezó mi hijo, también lo hicieron los de otros exjugadores y ya nos involucramos en el trabajo de cantera. La gente se ha formado como entrenadores, los entrenamientos son más adecuados… Se ha dado un salto, aunque hay que seguir pidiendo más siguiendo el ejemplo de Iparralde, donde hay mucha cultura de rugby.
¿En qué situación se encuentra actualmente este deporte en Nafarroa?
Se ha evolucionado mucho, aunque no se puede hablar de profesionalización y eso se nota en determinadas categorías, donde puedes hacer un buen papel, pero lo tienes muy difícil ante algunos equipos. En Nafarroa, tenemos cinco equipos: Tudela, Funes, Baztan, Iruñea y La Única, y el haber salido a la Liga Vasca nos ha dado un "punch" de evolucionar y mejorar mucho, porque ya no se compite contra los mismos, como sucedía antes. Ahora se va a Eibar, Hernani, Ordizia, Arrasate… Nosotros, cuando empezamos a jugar, por ejemplo, en Getxo o en Logroño, estábamos nerviosos. En cambio, a mi hijo, le da lo mismo cualquier campo, porque ha jugado en lugares así varias veces.
¿Y cómo se presenta el futuro, hay relevo?
En general, los equipos están trabajando la cantera. En nuestro caso, tenemos una escuela estructurada desde los 8 años hasta los 18. El Iruñea no tiene tanta gente, pero también está trabajando la cantera. Lo mismo pasa con los Gigantes de Tudela, pero tienen muchas más dificultades para conseguir gente y hacen lo que pueden. En Baztan, en todos los pueblos de alrededor intentan captar jugadores, pero lo tienen complicado y eso que están más cerca de Iparralde.
Algunos deportes se llegan a practicar en la asignatura de Educación Física en los centros educativos para fomentarlos entre los jóvenes. ¿Se hace algo parecido con el rugby?
En Nafarroa, no y es el club el que va a los institutos, ikastolas… para difundirlo. Un monitor del club contacta con el profesor, va a la clase de Educación Física y allí propone unos juegos, un rugby sencillo. Al que esté interesado, se le anima a ir a Mutilva a los entrenamientos que tenemos martes y jueves. Así hemos conseguido muchos chicos y chicas para jugar.
«Tenemos un código ético de respetar al árbitro y al contrario, aunque también pasan cosas. No estamos libres del todo»
Se dice que el rugby es un deporte de carniceros jugado por caballeros. ¿Le hace justicia esa frase o es un tópico sin fundamento?
Es un tópico que achaco a que en otros tiempos, era un deporte que se jugaba en las universidades. Pero el rugby no está libre de movidas, como pasa en el fútbol. Tenemos un código ético de respetar al árbitro y al contrario, aunque también pasan cosas. No estamos libres del todo.
¿Y el tercer tiempo, compartir unas cervezas con el rival, sigue siendo el verdadero final de un partido?
Sí y el día que eso desaparezca, dejo el rugby. En mi época, era casi la razón por la que jugábamos: terminar el partido, bebernos un barril de cerveza y echar unas risas. El partido era casi secundario. El tercer tiempo se mantiene en todas las categorías y casi es obligatorio, porque se crean unos grandes lazos de amistad.
¿Le parece que todavía existen prejuicios a la hora de practicar este deporte, especialmente entre las chicas?
Lo de las chicas es complicado, porque parece que el rugby es un deporte solo de hombres y no es así, todo el mundo puede jugar. El caso es que prueban y les gusta, y tenemos un equipo femenino estupendo. El rugby femenino es un poco más lento, pero porque está por desarrollar. El proceso de aprendizaje cuesta y pasan ocho o nueve años para cuando controlas las normas, las técnicas… Pero sí que sigue habiendo prejuicios, porque hay padres y madres que dicen «¿rugby ella?», pero es lo que quiere. Por suerte, cada vez hay menos. Chicos y chicas juegan mezclados hasta los 16 años y eso le da otra vida al equipo. Están muy a gusto tanto ellas como ellos.
Y hablando a otro nivel, también están los condicionantes laborales. Se dan casos de gente que deja de jugar por el miedo a lesionarse, porque parece que te vas a lesionar sí o sí jugando a rugby y el patrono te presiona con eso.
El Gobierno de Nafarroa le ha galardonado recientemente con la medalla de plata al mérito deportivo 2020. ¿Se esperaba ese reconocimiento? ¿Y qué ha supuesto para usted que haya sido galardonado con esa medalla?
Esperarlo, no, porque tampoco aspiraba a reconocimientos, ya que lo hago por mí y por todos los que quieren aprender a jugar a rugby. Cuando me comunicaron lo de la medalla, pensé que algo mejor era que le cobraran al equipo diez euros menos por hora de entrenamiento. Al final fui con la idea de que se visibilizara el rugby, pero a raíz de la medalla, me llegaron muchas muestras de cariño, con muchísima gente de mogollón de sitios felicitándome, y ha molado mucho. Pensaba que era el hombre hielo y cuando me dieron la medalla, me deshice.