Juan José Imaz, antes máximo responsable del PNV y ahora de Repsol, ha mostrado su rechazo a que se lleven a cabo transiciones energéticas «llevadas por la ideología» y «haciendo el canelo». Junto a ello ha pedido a las instituciones europeas que, de forma inmediata, pongan más derechos de CO2 en el mercado, lo que, a su juicio, tendría un «efecto inmediato» sobre los recibos eléctricos de los consumidores y sobre la competitividad de la industria.
El consejero delegado de Repsol ha realizado estas manifestaciones en el Parque Tecnológico de Zamudio, donde ha ofrecido una conferencia durante la clausura de la XIX Conferencia Internacional de la Asociación de Parques Tecnológicos del Estado.
En su intervención, Imaz ha asegurado que los derechos de emisión de CO2 son «absolutamente indispensables» y ha manifestado que le gustaría que hubiese un «precio de CO2 global». «Lo que está pasando en estos momentos con los derechos de CO2 en Europa es un movimiento de especulación financiera brutal y, en este momento, los consumidores europeos están pagando el recibo eléctrico sobredimensionado por unos derechos de CO2 que tienen unos precios que están movidos por el motor de la especulación financiera», ha señalado.
Imaz ha indicado que la industria está «parando las operaciones» en el Estado porque «no puede competir por los precios eléctricos, que están también movidos por estos derechos de CO2». «Sin renunciar en absoluto a la ambición climática y de una forma temporal, medida en el tiempo, las instituciones europeas deberían, de forma inmediata, poner más derechos de CO2 en el mercado para hacer bajar este precio del CO2. Lo pueden hacer en 24 horas si quieren y esto tendría un efecto inmediato sobre los recibos de los consumidores y sobre la competitividad de la industria», ha agregado.
Preservar la industria
Según ha explicado, no se trata de «aflojar» en la transición energética y en la ambición climática. Ha añadido que, dados los altos precios del gas, muchas plantas de carbón de China y EEUU que podrían alimentarse con carbón y gas, están pasando del gas al carbón y «se aumentan las emisiones de CO2 en el mundo, fruto de que no se ha invertido en el gas».
Imaz ha afirmado que la clave está en ser capaces de abordar la lucha contra el cambio climático y «a la vez impulsar la industria». «Hay que preservar la industria como bien fundamental en todo este proceso de transición». Tras indicar que la industria «no es deseada por todos» y tiene «detractores», ha resaltado el hecho de que en los países avanzados el PIB industrial «sube».
Tras subrayar que «no hay innovación, sin industria», ha reivindicado esta última y ha asegurado que la pandemia «ha enseñado lo que supone no tener industria».
El CEO de Repsol ha defendido que la transición energética es «indispensable», pero «no una transición de cualquier manera». A su juicio, debe ser una transición «justa». «Y justa no es que me cierran la acería y luego me ponen un centro de interpretación con cuatro puestos de trabajo, que viene luego a la gente a visitarnos y nos dedicamos al turismo. Eso no es transición justa», ha añadido.
Josu Jon Imaz ha manifestado que una transición justa es que la industria «tenga la oportunidad de competir» y se «pueda hacer competitiva para hacer frente a los retos de la transición».
Transición competitiva
Por lo tanto, ha considerado que, además de transición justa, debe ser una transición «competitiva, eficiente y basada en las capacidades tecnológicas e industriales existentes» y «no transición haciendo el canelo».
«A veces hacemos transiciones llevados por la ideología o la teología, en algunos casos, y necesitamos algo que termine en ‘gía’, pero es tecnología, que tiene que ser el auténtico motor de la transición que hay que llevar a cabo», ha agregado.
Imaz ha defendido que se tiene que hacer una transición «pensando en los consumidores y la industria» y ha asegurado, en este sentido, que «no es de recibo» que haya que enfrentarse a meses en las que las familias tengan que pagar la electricidad a 220 o 250 euros el MW/h generado o a que haya industrias que tengan que «parar porque no pueden abordar los costes energéticos».
Por ello, cree que se debe «repensar» la transición, «manteniendo la ambición en materia de CO2», pero llevando a cabo una «transición justa y competitiva».