«Con 70,9% de población vacunable ya inmunizada contra la COVID-19, Cuba se alista para abrir sus fronteras el próximo 15 de noviembre», ha publicado Rodríguez en su cuenta en Twitter.

En el mismo mensaje, el canciller cubano señala que «resulta bochornoso» que el Gobierno de Estados Unidos «haga hasta lo imposible por impedir la recuperación del país» y reprocha a Washington que «endureció bloqueo contra nuestro pueblo en el momento de mayor vulnerabilidad».

El pasado martes, el ministro de Turismo cubano, Juan Carlos García Granda, informó de los preparativos del sector para la reapertura de fronteras.

García Granda adelantó que habrá una reapertura controlada y escalonada con un incremento de vuelos y llegadas de visitantes internacionales.

Cuba ha desarrollado sus propias vacunas para defenderse de la pandemia. Son fármacos distintos en cuanto a su tecnología a las vacunas que se distribuyen en otros países. En lugar de virus atenuados (Janssen, AstraZeneca) o ARN mensajero (Pfizer, Moderna) las de la isla se basan en subunidades de proteínas, una tecnología más clásica. Es la misma técnica en que se usa contra la hepatitis en el calendario vacunal del Estado español, por ejemplo. 

Aunque las vacunas de Cuba necesitan hasta tres pinchazos para inmunizar contra la enfermedad en grado suficiente, la isla ha conseguido superar en tasa de vacunación completa a Estados Unidos, donde no existe sistema de Salud Pública.

Washington lleva tiempo estancado en un 66% de la población vacunada, pese a haber organizado hasta rifas con cuantiosos premios para conseguir que su población se proteja contra el coronavirus.

La reapertura de la isla resulta fundamental para la recuperación económica de Cuba, que tiene como una de sus fuentes principales de ingresos al turismo. 

Cuba, por otro lado, ya ha cerrado acuerdos para exportar sus vacunas a terceros países. Si bien, como ocurre con la vacuna rusa, sigue teniendo problemas para que la OMS homologue los resultados de eficacia.