J.S.

Begoña, un cementerio abandonado que vuelve a abrir sus puertas

Cuando los hoy barrios de Begoña, Deustu o Abando eran anteiglesias independientes de la villa de Bilbo, disponían de sus propios cementerios, pero su anexión a la capital a principios del siglo XX hizo que cayeran en desuso. Ahora, se quiere recuperar su historia y divulgarla entre la ciudadanía.

En el cementerio de Begoña no se realizan inhumaciones desde el año 2006 y su imagen de deterioro es palpable.
En el cementerio de Begoña no se realizan inhumaciones desde el año 2006 y su imagen de deterioro es palpable.

En esta serie sobre los cementerios más peculiares de Euskal Herria presentamos hoy el de Begoña, un camposanto que, pese a encontrarse en el centro de la ciudad, se encuentra en estado de abandono ya que en él no se entierra a nadie desde 2006. Pero ahora volverá a abrir sus puertas para convertirse en un proyecto de investigación, divulgación y formación científica.

Y es que el Ayuntamiento de Bilbo ha concedido a la Sociedad de Ciencias Aranzadi una subvención de 325.000 euros para el desarrollo del proyecto "Begoñako argia", que tiene por objeto establecer un campus de prácticas universitarias para que jóvenes estudiantes o recién licenciados en antropología física, arqueología y criminología puedan obtener conocimientos sobre el terreno y estudiar «in situ» restos humanos.

Se calcula que en este cementerio, ubicado junto a las escalinatas que dan acceso a la basílica de Begoña, hay más de 3.000 enterramientos, los primeros datados en torno al año 1813. Se harán exhumaciones, se estudiarán las patologías y luego volverán a inhumarse en Derio. También se analizará documentación, ya que hay 40 cuerpos relacionados con el frente de guerra, fallecidos entre 1936 y 1937.

Además de su valor en materia de Memoria Histórica, en el cementerio existe un conjunto de gran interés para el estudio de la arquitectura funeraria de finales del siglo XIX y del siglo XX. Es por ello que el proyecto contempla también la organización de visitas guiadas, los viernes y sábados, tanto en euskera como en castellano, hasta el sábado, 18 de diciembre (las inscripciones se pueden realizar llamando al teléfono 605 715 626).

En concreto, se ha organizado un recorrido por las calles principales del cementerio, realizando paradas en varios puntos de interés, tales como tumbas relacionadas con la Guerra Civil, panteones interesantes desde el punto de vista de la arquitectura funeraria, antigua zona de depósito de cadáveres, capilla o lápidas significativas, como la única que se conserva en euskera de antes de la guerra.

El cementerio de Begoña se remonta a los tiempos en que esta anteiglesia era independiente de la villa de Bilbo. Se calcula que los primeros enterramientos se realizaron en torno al año 1813, y se mantuvo en funcionamiento a lo largo de todo el siglo XX, pese a que en 1925 Begoña se incorporó a la villa de Bilbo. Para entonces, además, ya se había construido el nuevo cementerio de Derio –fue inaugurado en 1902–, para dar respuesta al importante aumento de defunciones derivado del aumento de población.

Pero los vecinos de Begoña siguieron enterrando a sus muertos en este lugar hasta el año 2006, dando así la espalda al proyecto de Derio, que en su día provocó muchas protestas por encontrarse muy lejos de Bilbo. Las súplicas no fueron finalmente atendidas por el Consistorio, del cual formaba parte Emiliano Olano, consejero de la Compañía del Ferrocarril de Bilbo a Lezama cuya línea férrea, casualidad o no, pasaba por los terrenos elegidos como enclave para el nuevo camposanto. Pero esa es otra historia, que dejaremos para una próxima ocasión.