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La trabajadora social y la médico de Maguette conocían los maltratos que sufría

La segunda sesión del juicio por la muerte de Maguette Mbeugou a manos de su marido ha aportado datos contundentes sobre la negligencia judicial de fondo. Tanto la asistenta social de la joven como su médico estaban informadas de los maltratos que sufrían y no tenían dudas de su credibilidad.

Maguette Mbeugou. (UNIÓN SENEGALESES DE BIZKAIA / EUROPA PRESS)
Maguette Mbeugou. (UNIÓN SENEGALESES DE BIZKAIA / EUROPA PRESS)

La trabajadora social del Ayuntamiento que atendió a Maguette Mbeugou durante los nueve meses anteriores a su asesinato y su médico personal eran plenamente conscientes de los malos tratos que sufría por parte de su marido, según ha quedado patente en la segunda sesión del juicio en la Audiencia de Bizkaia. Ello reafirma el error judicial al no atender sus denuncias, admitido en su día por el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Juan Luis Ibarra, y la pasada semana por el actual responsable del cargo, Iñaki Subijana.

La trabajadora social pasó a atender a la joven senegalesa después de que acudiera al Hospital de Basurto con un ataque de ansiedad. Allí contó a los sanitarios que sufría maltrato físico, psíquico y económico desde hacía años.

Posteriormente relató a la trabajadora que su marido le propinaba bofetadas, empujones y patadas, y que alguna vez le había amenazado de muerte a la vez que le decía: «O me mato yo, o te mato a ti». La mujer presentó denuncia ante el juzgado de violencia de género y pidió protección, pero el marido salió absuelto y la Justicia le negó la protección.

Según el testimonio de esta trabajadora, Maguette «sin ninguna duda estaba sometida al acusado, que ejercía control sobre ella y al que tenía miedo» y verbalizaba «claramente» que se quería divorciar, pero le frenaba que el marido le amenazaba con que se llevaría a las hijas a Senegal y no las volvería a ver.

En esta misma línea ha testificado la médico de familia del matrimonio, quien ha relatado que los meses anteriores al asesinato, la mujer le contó que su esposo la «trataba mal» y le pidió llorando que la sacara de casa.

«Estaba muy angustiada y no quería esperar más», ha dicho, y ha afirmado que se puso en contacto con las trabajadoras sociales y le dijeron que el protocolo sobre víctimas de violencia de género estaba activado, pero que había que esperar «un poco» porque estaban organizando una «salida ordenada» de la casa, que impidiera que el marido «aprovechara para quitarle a las niñas».

¿Vieron las niñas el crimen?

En otra parte de la sesión de este martes, la educadora social de la casa de acogida de la Diputación de Bizkaia donde permanecieron durante seis meses las hijas de Maguette Mbeugou, después de que el marido la matara en 2018, ha relatado que la mayor, de 4 años entonces, contaba de forma espontánea y ante situaciones diferentes que «mi papá cortó con un cuchillo a mi mamá».

«Tanto la mayor como la pequeña, de 2 años, lloraban todas las noches con mucha congoja llamando a su madre; la pequeña no se expresaba, aunque sabía hablar, parecía una niña sin vida, no he visto nada igual en mis 15 años de experiencia... y la mayor decía que su madre estaba muy malita, llena de tomate y que había que llevarla al médico para que le pusieran tiritas», ha relatado la educadora durante la tercera sesión de este juicio por asesinato celebrada este martes en la Audiencia de Bizkaia.

Estos detalles no son baladíes a efectos puesto que el acusado sostiene que las niñas no vieron el crimen porque estaban jugando con el móvil.

Los hechos que se juzgan ocurrieron el 24 de septiembre de 2018 en el domicilio familiar de la calle Ollerías, en Bilbo, cuando la joven senegalesa Maguette Mbeugou, de 25 años, fue asesinada a acuchilladas en presencia de sus hijas, quienes convivieron solas con el cuerpo sin vida de su madre durante más de un día. El cadáver presentaba 84 puñaladas y la mujer murió degollada.

La Fiscalía y las diferentes acusaciones en representación del hermano de la víctima, del Ayuntamiento de Bilbao y de la Diputación de Bizkaia consideran al marido y padre de las niñas autor de este asesinato, y de los delitos de abandono de menores y maltrato habitual, por los que piden penas cercanas a los 40 años, mientras que la defensa mantiene que fue la esposa quien inició el ataque y que en el forcejeo, el acusado la mató, por lo que pide 8 años por un delito de homicidio.

«Frío y ausente»

En la sesión de este martes también han declarado varios ertzainas que participaron en la detención del acusado y la investigación del caso.

Según han relatado, tras matar a la esposa, Bara N. se fue a Mutriku a casa de un amigo. Allí le arrestaron cuando intentaba escaparse por una ventana de la vivienda. En un primer momento contó a los agentes que había tenido «un problema con su mujer y que él era el autor de los hechos» pero después ya en dependencias policiales no dijo más y su comportamiento fue «frío y ausente».

«Estaba como si la película no fuera con él, como si le hablaras del tiempo. No preguntó por sus hijas, solo por cómo quedaba su situación», ha explicado uno de los ertzainas.