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Italia permanece bloqueada en la elección del jefe del Estado

La tercera votación para designar el nuevo jefe de Estado en Italia, realizada este miércoles, ha vuelto a terminar con una mayoría de papeletas en blanco, una situación que está generando tensiones tanto en la derecha como en la izquierda. Volverán a votar este jueves.

El presidente italiano Sergio Mattarella durante la visita al Teatro alla Scala de Milán. (Quirinale Press Office/AFP)
El presidente italiano Sergio Mattarella durante la visita al Teatro alla Scala de Milán. (Quirinale Press Office/AFP)

Los partidos de Italia están bloqueados en las negociaciones para la elección del próximo jefe del Estado y siguen sin acercar posturas: la tercera votación de este miércoles ha acabado de nuevo con mayoría de papeletas en blanco, lo que aboca a una nueva votación.

La de ete miércoles ha terminado con 412 papeletas en blanco, pero aparecieron algunos nombres muy destacados, como el del actual presidente de la República, Sergio Mattarella, que a pesar de reiterar repetidamente que no quiere seguir en el cargo ha obtenido 125 apoyos de los 981 participantes en el voto, para el que están convocados 1.009 «grandes electores», entre diputados, senadores y delegados regionales.

La situación de impasse está generando tensiones entre las formaciones de derecha y de la izquierda y, aunque la mayoría se ha decantado por el voto en blanco hasta que haya un acuerdo, el ultraderechista Hermanos de Italia se ha desmarcado y ha apoyado a uno de sus miembros, Guido Crosetto, como señal de que la parálisis no puede continuar, según fuentes de la formación.

Este viernes se produce un cambio importante que altera el escenario actual: a partir de la cuarta votación parlamentaria se requiere de mayoría absoluta para sacar adelante a un nombre y se precisarán al menos 505 votos de los 1.009.

En las tres primeras, se han exigido dos tercios (673 votos) y tanto el bloque de la derecha como de la izquierda estaban muy alejados.

La alianza de derechas, formada por la Liga, Forza Italia (FI) y Hermanos de Italia, cuenta con 454 electores y el bloque de la izquierda, compuesto por el Partido Demócrata (PD) y Libres e Iguales, junto al Movimiento 5 Estrellas (M5S), tiene 405.

Por tanto, a la coalición conservadora le faltarían 50 electores desde este jueves para imponer a un candidato y podría conseguirlos de otros partidos, como del Grupo Mixto, o de los «francotiradores», como se denomina en Italia a quienes se desmarcan de la línea oficial de sus respectivas formaciones.

El líder del PD, Enrico Letta, ya ha avisado de que si este jueves se produce una elección sin que haya habido diálogo y consenso entre las partes, se pondrá en riesgo la continuidad del actual Gobierno, dirigido por Mario Draghi y en el que participan todos los partidos menos Hermanos de Italia, generando inestabilidad.

Después de que la derecha propusiera el martes tres candidatos, que fueron rechazados de inmediato por la izquierda, este miércoles los medios apuntaron a que el ‘as’ en la manga de los conservadores podría ser la presidenta del Senado y miembro de la conservadora FI, Maria Elisabetta Alberti Casellati.

Casellati podría convencer desde este jueves tanto a los centristas como a al M5S, ya que fue elegida para su cargo junto al presidente de la Cámara de los Diputados, Roberto Fico (exponente del M5S), durante el primer gobierno que formaron junto a la Liga en 2018.

Sin embargo, el líder del M5S, Giuseppe Conte, consideró que «proponer para la Jefatura del Estado a una persona que ya ocupa un puesto institucional sin acordar antes una solución» para el Senado «sería un error».

Los 43 electores del partido Italia Viva, una escisión del PD liderada por el ex primer ministro Matteo Renzi, pueden ser claves en esta elección, porque podrían apoyar tanto al candidato de la derecha como de la izquierda en una votación ajustada.

Este miércoles se ha barajado la posibilidad de que Italia Viva pudiera respaldar a Casellati si a cambio se les ofrecía la presidencia del Senado, pero Renzi ha rechazado que esté en juego este tipo de intercambio: «Creo que soy el político más odiado de Italia, pero incluso los que me odian saben que no hago operaciones en beneficio personal».

Giovanni Toti, exmiembro de Forza Italia y actual vicepresidente del partido Coraggio Italia, ha hecho un llamamiento para que «prevalezca el sentido de la responsabilidad y se pueda encontrar una solución ampliamente compartida en las próximas 48 horas».

En el horizonte sigue el nombre de Mario Draghi, que ya mostró su voluntad de ocupar la Jefatura del Estado, pero partidos como la Liga de Matteo Salvini, FI o el M5S ya han dicho que su labor como primer ministro es fundamental en el Gobierno.