Maite Ubiria

Un policía juzgado en Baiona por violencia y acoso contra su expareja

El tribunal de Baiona se pronunciará el 15 de marzo sobre un caso de acoso y violencia contra la expareja que implica a un policía, asignado a la comisaria de Hendaia, para quien la Fiscalía solicita una condena de dos años de cárcel sin obligación de ingreso en prisión. El agente sigue en servicio.

Banquillo de acusados en una sala de audiencias del Tribunal de Baiona.
Banquillo de acusados en una sala de audiencias del Tribunal de Baiona. (Bob EDME)

El tribunal de Baiona acogió ayer, 15 de febrero, un proceso por violencia sexista que implica a un policía, asignado a la comisaría de Hendaia, y a su expareja, que trabajaba como traductora y que, según asumió la Fiscalía, sufrió acoso y violencia.

Los hechos se remontan al periodo 2005-2018, durante el que la denunciante «vivió un calvario» y dio cuenta de al menos tres episodios de agresión física.

Fue tras la última de esas agresiones, hace tres años, cuando una hermana de la mujer llamó los servicios de urgencias, que encontraron a la víctima en su domicilio «desvalida y en situación de pánico». Ingresada en el Hospital de Baiona, una asistenta social alertó a la Policía.

Una audición de siete horas sirvió para que la mujer relatara el calvario que vivió durante más de una década al lado de su presunto agresor y que, según señaló, no se atrevió a declarar por temor al trato de que pudiera ser objeto «dado que en su círculo había policías, con algunos de los cuales tenía relación por su trabajo, y otros eran además amigos de la pareja».

En el sumario constan más de 2.400 mensajes enviados por el acusado, con cadencias de hasta 50 comunicaciones diarias, en las que el hombre se dirigía a su excompañera en términos insultantes o directamente amenazantes.

El policía, que tras ese último episodio de violencia, en 2018, fue detenido y pasó 15 días en la cárcel de Baiona, sigue desde entonces en activo. Su abogada se opuso a una de las peticiones de la Fiscalía, concretamente la que implicaría la retirada del arma.

Arrepentimiento de banquillo

Aunque desde el inicio de la causa, en la que figuran partes de baja de hasta 30 días de duración y tratamientos psicológicos que, según la defensa, mantienen todavía hoy en situación de «vulnerabilidad» a la agredida –de hecho, no asistió a la vista–, el hombre nunca había pedido disculpas, en su turno final de palabra el acusado mostró arrepentimiento. 

La abogada del agente defendió que este pudiera seguir trabajando y, por tanto, portar el arma, al no tener antecedentes y haber respetado las medidas de control judicial y el pago de pensión a la hija que tiene en común con la denunciante.

La defensa de la víctima se lamentó del devenir de la causa, de la que se ha caído «por falta de pruebas suficientemente concluyentes» la denuncia por violación y remarcó el carácter violento del acusado, aportando como pruebas las declaraciones de otros hijos de la mujer y de la propia madre del acusado.

La Fiscalía desmontó la declaración del policía, que sostuvo que lo tortuoso de la relación sentimental y las idas y venidas de su mujer «me volvían loco», y estimó que «es de más gravedad que unos hechos como los relatados los realice una persona que sirve a la ley y que está entrenada para soportar situaciones de tensión sin perder el control».

Solicitó dos años de cárcel sin obligación de ingreso en prisión y tres en total de periodo de control, orden de alejamiento de la víctima y prohibición de llevar un arma durante cinco años.

El tribunal dará a conocer su veredicto el 15 de marzo.