Ramón Sola

Ocho presos de Basauri y Martutene pasan a tercer grado, aún por detallarse

Ocho presos han pasado el fin de semana en la calle tras serles concedida la progresión a tercer grado, a la espera del modo en que se plasme. Seis de ellos deberían estar ya libres al haber cumplido tres cuartos de la condena o estar enfermos. Pero la AVT ya presiona a la Fiscalía para recurrir.

Marcha navideña a la cárcel de Martutene, en la que ya puedo verse el logotipo del Gobierno de Lakua.
Marcha navideña a la cárcel de Martutene, en la que ya puedo verse el logotipo del Gobierno de Lakua. (Gorka Rubio | Foku)

Ocho presos vascos que cumplen condena en las cárceles de Martutene y Basauri han pasado el fin de semana en la calle tras haber recibido el tercer grado al cumplir las condiciones para ello. Ha sido a propuesta de las juntas de tratamiento de las prisiones, aceptada por el Gobierno de Lakua –que tiene la competencia desde el 1 de octubre pasado–, en la misma línea marcada anteriormente por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias dependiente del Ejecutivo español.

Su situación exacta no se conocerá hasta que las cárceles respectivas fijen las condiciones concretas de ese tercer grado, dentro del abanico de opciones disponibles (acudir o no a pernoctar a prisión, métodos de control telemático o no...).

Tampoco cabe olvidar que la Fiscalía ha forzado ya la regresión a segundo grado de tres presos vascos que estaban en tercero (Unai Fano primero y Jon Crespo e Iñigo Gutiérrez muy recientemente). Ha ocurrido a través de recursos que han sido aceptados por la Audiencia Nacional, lo que les ha obligado a volver a prisión. La AVT ya ha anunciado este domingo que pedirá a la Fiscalía que revise estos últimos ocho casos.

Etxerat ha confirmado este lunes quiénes son estos ocho presos: Egoitz Coto Etxeandia, Joseba Lerin Sánchez, Iñaki Garcés Beitia, Unai Fano Aldasoro y Ugaitz Perez Zorriketa, todos ellos actualmente en Basauri, y Mikel Arrieta Llopis, Joseba Arregi Erostarbe y Francisco José Ramada Estevez, en Martutene.

Los ocho casos, uno a uno

Detalla que Egoitz Coto ya había recibido propuesta favorable para el tercer grado cuando estaba destinado en el El Dueso, «pero la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias (SGIP) anunció el 28 de julio de 2021 su traslado a Basauri en segundo grado, sin avalar la propuesta de la Junta cántabra. Lleva 19 años encarcelado, estaba clasificado en 2º grado desde 2019 y ha cumplido las tres cuartas partes desde 2017. El preso de Barakaldo acabará de cumplir su condena íntegra a finales de 2022».

Joseba Lerin «lleva 14 años encarcelado y se encontraba en la prisión vizcaína desde el 11 de setiembre del pasado año, acercado desde Zuera. Clasificado en 2º grado desde 2020, el de Berriozar cumplió la mitad de la condena en 2019».

El preso de Otxandio Iñaki Garcés suma 23 años encarcelado y llegó a la prisión de Basauri en primavera de 2021, prosigue Etxerat, procedente también de Zuera. «Estaba clasificado en 2º grado desde 2018, ha disfrutado de varios permisos ordinarios de salida y cumplió las tres cuartas partes de la condena en 2017», recuerda.

Unai Fano se encontraba en Basauri desde el año 2020, a donde llegó desde la cárcel de Almería. «En la cárcel vizcaina se le propuso el 3º grado en enero de 2021, decisión avalada por la SGIP y el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria (JCVP), pero el recurso del Ministerio Fiscal llevando el expediente a la Sección Primera de la Audiencia Nacional (AN) que revocó la progresión el 23/09/2021. La regresión a 2º grado obligó a su nuevo ingreso en prisión. El preso de Larrabetzu lleva 13 años encarcelado y cumplió la mitad de la condena en 2018», detalla Etxerat.

En cuanto a Ugaitz Perez, «lleva 19 años encarcelado y se encuentra en la prisión de Basauri desde mayo de 2021, después que la SGIP lo acercara desde Logroño. El preso de Galdakao cumplió las tres cuartas partes de la condena en agosto de 2021».

Mikel Arrieta «suma 22 años encarcelado y padece una espondilartropatía crónica seronegativa. Es uno de los integrantes de la lista de 19 presos vascos gravemente enfermos. Al llegar a Martutene se solicitó por parte de la junta de tratamiento su tercer grado por enfermedad (art. 104.4 R.P.), propuesta ratificada por la SGIP el 12.07.2021. Inmediatamente, como es habitual en estos casos, se incoó expediente de libertad condicional, pero el Ministerio Fiscal se opuso a la misma y se le denegó, con lo cual su tercer grado quedó en suspenso. En esta ocasión, la Dirección de Justicia ha accedido a la propuesta de la Junta de Tratamiento para el preso de Errenteria. Mikel Arrieta cumplió las tres cuartas partes de la condena en 2020».

Francisco José Ramada sufrió el pasado 21 de enero un desvanecimiento y parada cardíaca en la prisión de Martutene, siendo trasladado de urgencia al Hospital de Gipuzkoa e ingresado en la UCI, recuerda la asociación de familiares. «Una vez recuperado volvió a la cárcel, donde se encontraba en la actualidad. Anteriormente, en junio de 2021, Ramada ya recibió otra propuesta favorable de 3º grado por parte de la junta de tratamiento de Martutene, pero la SGIP no validó esta propuesta, al ser inminente el traspaso de la competencia de prisiones al Gobierno Vasco. El preso irundarra, en 2º grado desde principios del 2020, lleva 21 años encarcelado, y llegó a la cárcel guipuzcoana en 2021 procedente de la de Iruñea. Ha disfrutado de varios permisos ordinarios de salida y cumplió las tres cuartas partes de la condena en 2020», añade.

Joseba Arregi Erostarbe «también contaba con una anterior propuesta favorable de 3º grado por parte de la junta de tratamiento guipuzcoana que tampoco avaló la SGIP en los días previos al traspaso de las competencias». Este preso de Oñati «fue detenido en 1992, va a cumplir este mismo mes 30 años encarcelado y tiene 75 años de edad. Padece multipatologías derivadas de la edad y tantos años de encarcelamiento. Clasificado en 2º grado desde 2020, llegó a la cárcel de Martutene procedente del Centro Penitenciario Asturias. En Martutene ha disfrutado de salidas programadas y tiene cumplidas las tres cuartas partes de la condena española desde 2020. Sin embargo, si se le hubieran computado los 10 años de la condena francesa, hace ya varios años que hubiera estado en libertad», precisa Etxerat.

Artolazabal habla de 26 rechazos

Se trata de los primeros terceros grados concedidos desde la Administración de la CAV tras asumir la competencia de las prisiones de Martutene, Basauri y Zaballa, aunque no hay mayor novedad añadida. El camino seguido es el mismo por el que otros presos y presas han ido recibiendo esta progresión de grado desde la Administración estatal: propuesta de los centros de tratamiento de las cárceles respectivas, en función de requisitos legalmente tasados, y aceptación por parte de la Dirección de Justicia de Lakua en el ámbito de la CAV o de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias en el de la cárcel de Iruñea o las ubicadas en el resto del Estado español. En el caso de los tres citados (Fano, Crespo y Gutiérrez) el tercer grado fue concedido por Instituciones Penitenciarias ya que entonces estaban en cárceles españolas.

Sí hay una diferencia en el modo de comunicación pública: mientras Instituciones Penitenciarias lo revela en las notas periódicas en que da a conocer traslados, el Gobierno de Lakua ha decidido por el momento no darle difusión.

Así las cosas, la aprobación de estos terceros grados ha trascendido este domingo a través de una entrevista en ‘El Correo’ a la consejera de Justicia, Beatriz Artolazabal. En ella afirma que los casos aprobados han sido diez en total, mientras que 26 presos que habían pedido también la progresión se han quedado en segundo grado.

Las decisiones «se han empezado a notificar a los implicados y a sus víctimas esta semana», dice Artolazabal. Y añade que «aún no son efectivas», probablemente en alusión a que no se ha fijado el modo de cumplimiento concreto del tercer grado. Lo previsible es que se haga en unos pocos días, lo que permitirá conocer la situación con más exactitud y también quiénes son los presos progresados.

«Estas decisiones no son políticas –recuerda Artolazabal–, se toman en base a escrupulosos análisis científicos y criterios técnicos de los expertos de las juntas de tratamiento. No son caprichos, buena parte de los presos de ETA que están llegando a Euskadi cumplen o están a punto de cumplir los requisitos para la progresión de grado».