Japón desentierra el hacha de guerra en las Kuriles bajo soberanía rusa
El Gobierno japonés anunció su intención de recuperar parte de las islas Kuriles tras años reclamando su soberanía después de su ocupación por la URSS a finales de la Segunda Guerra Mundial.
El primer ministro japonés, Fumio Kishida, anunció la semana pasada la intención de su Gobierno de retomar la soberanía de los Territorios del Norte, una parte de las islas Kuriles, actualmente bajo soberanía rusa. En lo que debía ser una tranquila sesión del Comité de Presupuesto de la Cámara de Consejeros de la Dieta japonesa, Kishida aseguró ante una pregunta de la oposición que «los Territorios del Norte son territorio inherente a Japón, un territorio sobre el que Japón tiene soberanía». «Hemos usado el término ‘territorio soberano’ diplomáticamente», justificó el mandatario asegurando que se hicieron esfuerzos para evitar el uso del término desde noviembre de 2018, cuando el entonces primer ministro, Shinzo Abe, acordó durante una cumbre Japón-Rusia acelerar las negociaciones hacia un tratado de paz para evitar una posible reacción violenta de Rusia.
Japón y Rusia se encuentran técnica y formalmente en estado de guerra desde el final de la Segunda Guerra Mundial ya que no han firmado un tratado de paz que establezca el final de la contienda. Las islas Kuriles, compuestas por Iturup, Kunashir, Shikotan y el archipiélago de Hanomai, fueron colonizadas por Japón en el siglo XIX, pero pasaron a control soviético al final de la guerra cuando el Japón Imperial fue expulsado del sur de la isla de Sajalín. Se calcula que entonces fueron deportadas de esos territorios más de 17.000 personas, la gran mayoría de las cuales residen actualmente en la isla de Hokkaido, al norte del país.
Las declaraciones de Kishida abrieron un nuevo frente diplomático en plena crisis generada en Rusia por el ataque militar a Ucrania. El ministro de Exteriores nipón, Hayashi Yoshimasa, echó más leña al fuego al asegurar que Rusia ocupa estas islas «sin fundamento legal». El cambio de estrategia de la diplomacia se fraguó en febrero después que Rusia iniciara maniobras militares en las disputadas islas. Japón presentó su queja a Moscú a inicios de mes después que Rusia emitiera una alerta marítima sobre los ejercicios con fuego real realizados en ese escenario y que incluían pruebas con misiles. «El despliegue de armamento en las islas entra en conflicto con la posición nipona y, por tanto, no podemos aceptarlo», afirmó entonces el portavoz del Gobierno nipón, Hirokazu Matsuno.
La isla de Sajalín y las Kuriles, los Territorios del Norte, no solamente tienen una gran importancia geoestratégica como ventana de Rusia al Pacífico, sino que cuentan con importantes recursos naturales los madereros, carboníferos y para la industria pesquera y conservera. Además, las islas están rodeadas de ricos caladeros y existen numerosas reservas de petróleo y gas en alta mar. Por si esto fuera poco, recientemente se han encontrado depósitos de renio cerca del volcán Kudriavy, en la isla Etorofu. Todos estos elementos serían de vital importancia para Japón, un país que debe importar la inmensa mayoría de sus recursos energéticos.
Voluntarios al frente ucraniano
Vladimir Putin parece no haber tomado nota del cambio de actitud de Tokio ya que la semana pasada rubricó una enmienda al Código Tributario para establecer una zona libre de aranceles en las Kuriles, que exime de ciertos gravámenes importantes a las compañías registradas por Moscú para hacer negocios allí durante 20 años. El Kremlin busca activamente inversiones, pero Tokio sostiene que eso contradice el propósito de las actividades conjuntas a realizarse en los Territorios del Norte sin perjudicar la posición legal de ninguno de los dos países.
En este contexto, a principios de mes fuentes de la Embajada ucraniana en Tokio dieron la noticia del alistamiento de unos setenta japoneses como soldados voluntarios extranjeros en Ucrania. Según una fuente cercana a una empresa privada encargada por la legación de reunir voluntarios, todos son hombres y una cincuentena serían miembros de las Fuerzas de Autodefensa y dos tendrían también experiencia en la Legión Extranjera francesa. Esta empresa asegura que muchos se apuntaron por «motivaciones puras» argumentando razones como que «en Japón no puedo ser de mucha ayuda, pero quiero hacer algo para ayudar». En todo caso, la Embajada decidirá si envía o no voluntarios tras negociar con el Gobierno japonés, aunque existe la posibilidad de que se les encomienden tareas de ayuda humanitaria u otras funciones. Casos similares van surgiendo en Asia, es el caso de Corea del Sur, donde un centenar de voluntarios se alistaron para participar en una «legión internacional».