En el año 2008, cuando se desencadenó la crisis de las hipotecas subprime que en el Estado español se tradujo en el estallido de la penúltima burbuja inmobiliaria, un activista antisistema de 32 años aseguró haber obtenido 492.000 euros de 39 entidades bancarias en créditos personales y a través de una empresa ficticia.

Dicha acción fue realizada por Enric Duran y reivindicada a través de un escrito en catalán que llevó por título ‘Crisi? Podem!’.

En dicho documento quiso demostrar la fragilidad del sistema y recordó que su acción fue iniciada en 2006 para «robar a los que más nos roban. Para denunciarlos y construir alternativas de sociedad».

Entre otras entidades bancarias que fueron objetivo de Duran, se encuentra el BBVA, con 39.070 euros, la cantidad más elevada; La Caixa, con 2.000 euros, y a través de Finconsum con otros 10.300; Caja Madrid, con 29.200, y Bankinter, con 31.000 euros.

Los bancos extranjeros tampoco se libraron de esta acción antisistema y, así, el Deustche Bank concedió a Duran 20.300 euros en tres operaciones; Barclays, 12.600 y otros 2.900 euros a través de la tarjeta de crédito; y Citybank, 7.024 euros.

El activista afirmó que «aún no existe ninguna acusación penal en mi contra, “hecho que prueba que he podido realizar la acción hasta el final fuera de ningún control ni sospecha policial»”.

No obstante, Duran optó por huir del Estado español, dado que se le podría haber acusado de estafa mayor y de insolvencia punible –levantamiento de bienes–, con penas que pueden llegar a los seis años de prisión.

A través de las páginas de ‘Crisis’, recordó la importancia de los movimientos sociales y ofrecía en su última página un listado de ‘“Las caras ocultas del poder’.

En clave documental

Catorce años después de aquel episodio, Anna Giralt ha filmado ‘Robin Bank’, un largometraje documental en el que aborda al detalle cada uno de los capítulos de esta aventura que Enric Duran inició en 2006 y en el que se dan cita el testimonio de los protagonistas –incluida la voz del propio Duran que todavía permanrece en la clandestinidad– y que incluye diversas animaciones.

Según dijo la propia autora, en sus intenciones principales figuró responder a preguntas como qué había sido de él después de 10 años, cómo es una persona que lleva hasta ese extremo su activismo y reflexionar sobre hasta dónde estarían dispuestos a llegar por ser coherentes con lo que piensan.

Duran se descubre en el documental como una máquina de pensar, un tipo frenético incapaz de hacer una sola cosa a la vez, brillante y al mismo tiempo con problemas en una comunicación interpersonal. 

En su declaración de intenciones, la directora directora ha querido plantear «una reflexión sobre la coherencia, la desobediencia y los límites entre lo legal y lo legítimo y también una reflesión en torno a cuestiones como ¿por qué no otro mundo es posible? ¿Por qué no traer de vuelta aquellos eslóganes antiglobalización de los 2000 en este capitalismo acelerado que es incompatible con nuestras vidas y nos lleva a un futuro cada vez más complicado? La figura de Enric Durán nos recuerda eso».