Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

Quienes prosperan con las guerras

Estado francés. 2021. 115’ Tit. Orig.: ‘Adieu Monsieur Hoffmann’. Dtor.: Fred Cavayé. Guion: Fred Cavayé y Sarah Kaminsky, sobre la obra teatral de Jean-Philippe Daguerre. Prod.: Philippe Rousselet. Int.: Daniel Auteuil, Gilles Lellouche, Sara Giraudeau, Nikolai Kinski, Anne Coesens.

Mercier (Gilles Lellouche) y su jefe Hoffmann (Daniel Auteuil).
Mercier (Gilles Lellouche) y su jefe Hoffmann (Daniel Auteuil). (NAIZ)

Al principio de su carrera a Fred Cavayé le encasillamos en el ‘polar’ por sus películas policiacas ‘Cruzando el límite’ (2008), ‘Cuenta atrás’ (2010) y ‘Mea culpa’ (2014), pero de repente cambió de género con ‘Manual de un tacaño’ (2016), pasándose con éxito a la comedia, que repitió en el remake francófono de la italiana ‘Perfectos desconocidos’ (2016), que aquí versioneó Alex de la Iglesia. ‘Adiós, señor Hoffmann‘ (2021) le lleva ahora al thriller de suspense dramático, a partir de la obra teatral de Jean-Philippe Daguerre, ganadora en el año 2018 de cuatro premios Molière.  

Es ante todo una pieza de cámara actoral, presidida por las brillantes actuaciones de su trío estelar compuesto por Daniel Auteuil (Hoffmann), Gilles Lellouche (Mercier) y Sara Giraudeau (Blanche). Los tres se mueven en el escenario principal de la joyería del señor Hoffmann y la vivienda que posee en la parte de arriba del local, y lo claustrofóbico de la situación se explica porque la acción transcurre en el París de mayo de 1941, bajo la ocupación nazi.

La anécdota central alrededor de la cual gira toda la historia consiste en el trato traicionado al que Hoffman llega con su empleado Mercier. El artesano judío debe huir junto con su familia, dejando todo lo que tiene atrás, motivo por el que deja el negocio y el piso en manos de su ayudante. Como este no tiene dinero para comprárselo, admite que su jefe le preste el dinero a cambio de la promesa de que al final de la guerra todo le será devuelto.

Pero la ambición ciega a un Mercier que hasta entonces se había mostrado como un tipo corriente, cuya única aspiración era casarse con su prometida Blanche para formar una familia. Hoffmann no logra alcanzar la frontera por culpa de los controles y se refugia en el sótano del comercio, siendo chantajeado por el nuevo dueño de todo.