El Parlamento de Gasteiz ha aprobado esta mañana, con el apoyo de nueve de cada diez votos de la Cámara, una enorme y casi inédita mayoría, las bases sobre las que será redactada la futura ley educativa, que debe suceder a la que lleva en vigor desde 1993.

Se trata de un hito «histórico», según han manifestado varios de los portavoces parlamentarios, que han puesto en valor el trabajo de concertación realizado en estos meses de debate. Las palabras de agradecimiento, que han provocado algún momento emotivo, han cruzado las bancadas, y han llegado también al consejero Jokin Bildarratz y a la amplia representación de la comunidad educativa que ha seguido el pleno en directo.

Con todo, en esta valoración positiva general, tras un proceso que ha tenido también momentos de tensión e incertidumbre, y teniendo en cuenta el bagaje de cada formación en esta materia, los portavoces han incidido en sus discursos en los elementos que más se acercan a lo propuesto por su grupo, ya que, han admitido, lo acordado no coincide al 100% con lo planteado por ninguno de ellos.

«Este es un momento extraordinario, estamos definiendo el futuro de Euskadi a través de la educación. Es la mejor inversión que podemos hacer», ha manifestado Leixuri Arrizabalaga, principal representante del PNV en los trabajos de la ponencia, quien tras señalar que «la educación es uno de los activos más importantes para el crecimiento social y económico», ha enumerado algunos de los objetivos que debería guiar la nueva ley. Calidad, excelencia, gratuidad y modernidad han sido algunas de las definiciones que ha expuesto la portavoz jeltzale, quien ha destacado también la función del sistema educativo en la búsqueda de la cohesión social y la igualdad de oportunidades.

Un primer paso

Arrizabalaga ha expuesto asimismo que esta es «una primera parada» en un camino al que le quedan varias etapas, algo en lo que ha coincidido el resto de los portavoces. También Ikoitz Arrese, de EH Bildu, para quien este acuerdo, y su desarrollo normativo, suponen «el inicio de una transición» en el camino del Sistema Público Soberano para el conjunto de Euskal Herria que, ha recordado, defiende la coalición.

Tras recordar que Euskal Herria no tiene ni un sistema educativo ni un marco normativo propio, al estar dividido en tres administraciones y dos estados, Arrese ha destacado las limitaciones del actual marco «para responder a los retos de nuestro país».

Y es en ese contexto donde ha situado la decisión de EH Bildu de «salir de nuestro espacio de confort» y «poner sobre la mesa una propuesta concreta» para la transformación del sistema educativo que, en la CAV, ha desembocado de momento en el acuerdo que se acaba de aprobar.

Un documento, algunas de cuyas virtudes ha citado, destacando que «se da un salto en la euskaldunización», dado que todo el alumnado deberá acreditar un nivel B2 de euskara al finalizar su itinerario; que «se adoptan medidas concretas contra la segregación»; que «se avanza en la senda e acabar con la dicotomía público-privado»; y que «hay una clara decantación en favor de la escuela pública». «Es un acuerdo de bases que nos da muchísimos motivos para estar contentos y contentas», ha concluido.

Y en parecidos términos se ha expresado Eneko Andueza nada más subir al atril. A juicio del secretario general del PSE, que ha tomado la palabra en representación de su partido –no estaba José Antonio Pastor, representante en la ponencia–, el de hoy es un día «especial» y un «motivo de alegría», principalmente «por el trabajo realizado en ponencia».

Andueza, que ha sostenido que el suyo es «un partido serio, responsable y con sentido de país», ha reconocido las turbulencias que habían trascendido en el proceso de elaboración del acuerdo, del que ha dicho «que se encaminaba por unos derroteros que a nosotros no nos agradaban». Como objetivo, el líder del PSE ha fijado la «necesidad de mejorar y potenciar una escuela pública que ha sido un ejemplo y que debe seguir siéndolo y que no debe quedar orillada frente a la concertada» y ha señalado que este texto «debe ser un digno sucesor de la ley que aprobamos en 1993».

Por su parte, Miren Gorrotxategi ha recordado que cuando se difundió el primer borrador de la ponencia, en el seno de Elkarrekin Podemos-EB «no lo entendimos», ya que «no tomaba en cuenta las aportaciones de la comunidad educativa ni hacía caso al problema de la segregación». «Fuimos muy críticos», ha evocado, añadiendo que, pese a ello, han seguido trabajando hasta definir un documento «cuyas diferencias son manifiestas respecto al borrador inicial».

La representante de Elkarrekin Podemos, quien ha declarado que «no hemos recibido ninguna presión» durante el proceso, ha destacado que en todo momento han trabajado para que se estableciera, sin ambages, la educación publica como eje del sistema y para que se hiciera frente a la segregación, y ha valorado que el acuerdo cosechado, «que no es nuestro acuerdo ideal», avanza lo suficiente en estas materias.

Berrinche de PP+Cs

Mucho más crítico ha sido el parlamentario de PP+Cs José Manuel Gil, tanto en la forma –ha denunciado que ha habido «una falta de respeto» a su grupo– como en el fondo de un acuerdo que, pese a los números tan elocuentes ha valorado que «no es fruto del consenso, sino de la imposición». A su juicio, el documento suscrito por el 91% de la Cámara es «un acuerdo de los grupos nacionalistas y de los grupos pseudonacionalistas, que deja fuera a la parte del país no nacionalistas», y ha lamentado que «el Gobierno Vasco ha optado por el modelo de Bildu».

«Elegir esta opción es su responsabilidad frente a la historia», ha concluido, aunque ha emplazado al lehendakari a que acepte sus propuestas en el proceso de elaboración de la Ley.

En parecidos términos, pero en un tono que si tuviera color sería en blanco y negro, la parlamentaria de Vox, Amaia Martínez, ha sostenido que para los grupos que han alcanzado ese acuerdo «lo importante no es el alumno sino la causa nacionalista», y ha señalado que el texto es fruto del «mercadeo entre la ultraizquierda abertzale y comunistas y los partidos del Gobierno».

Sus palabras, igual que las de Gil, sonaban estridentes en un pleno donde la satisfacción ha sido patente. Por el acuerdo en sí, que trasciende las dinámicas de Gobierno vs oposición, y por el proceso, que ha contado con la participación de un centenar de agentes sociales.

Bildarratz: «Seremos leales al acuerdo»

Poco después de concluir el pleno, el consejero Jokin Bildarratz ha comparecido ante los medios, y ha valorado que «el Parlamento hoy nos ha dado una lección a todos, porque ha puesto la educación como eje del futuro de este país».

El titular de Educación ha destacado el «mensaje de acuerdo» que ha enviado hoy la Cámara a la sociedad, siendo capaz de salvar las distancias políticas legítimas que pueden tener los grupos parlamentarios, «para ponerse de acuerdo en un texto base, sabiendo que cada uno puede tener su proyecto educativo, pero sabiendo superar esas diferencias».

También ha declarado que su Departamento recibe ahora «con mucha responsabilidad e ilusión» el documento, para seguir trabajando hasta obtener un anteproyecto de ley que será primero remitido al Consejo de Gobierno, en otoño, y posteriormente reenviado de nuevo al Parlamento, para que se convierta en Ley. «Seremos leales a ese acuerdo, leales a ese compromiso», ha asegurado.

En ese sentido, Bildarratz ha anunciado su intención de seguir trabajando como hasta ahora de la mano de los agentes educativos para la redacción del texto legal. «Reuniéndonos y escuchándonos, porque entre todos seremos capaces la diversidad de opiniones y de visiones que pueda haber en torno a la educación», ha apuntado, antes de agradecer su esfuerzo tanto a los agentes como a los grupos parlamentarios.