Jorge Bermúdez, fiscal del caso Kote Cabezudo, ha expuesto este lunes durante cerca de dos horas su informe final ante la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa. «Tenemos evidencias suficientes de todo tipo, de la propia declaración del acusado, de la práctica de las pruebas testificales que han sido suficientemente contundentes, de las periciales que han sido demoledoras. En suma, que existe una prueba de cargo más que suficiente», ha resumido.
«Pocas veces nos vamos a encontrar ante un arsenal probatorio de semejante tamaño, contundencia, calidad y verosimilitud y por el contrario pocas veces vamos a tener frente a nosotros una defensa tan inconsistente por parte del acusado», ha recalcado.
Previamente había descartado en su exposición la posibilidad de que algunos de los hechos enjuiciados puedan ser declarados prescritos y había definido con claridad las premisas establecidas por el Tribunal Supremo para dar validez a los testimonios de las víctimas de delitos de índole sexual: persistencia en la incriminación, verosimilitud y ausencia de incredibilidad.
Unos criterios que, en su opinión, se cumplen completamente en este caso en el que todas las víctimas «han sostenido lo mismo» a lo largo del procedimiento, sin actuar movidas por intereses espurios ya que inicialmente, cuando denunciaron los hechos, sólo les movía el deseo de «verse libres del yugo» de las imágenes que les tomó el fotógrafo.
«Avasalladas»
Ha recordado en este sentido el «patrón» con el que supuestamente actuaba el fotógrafo, relatado por las afectadas, todas ellas «adolescentes o chicas muy jóvenes» con experiencia «muy limitada» como modelos que se vieron «avasalladas» por el procesado que les hizo caer «poco a poco» en una espiral que empezaba por una «sesión de prueba» sin desnudos explícitos pero que iban a más hasta que se topaba con la resistencia de las chicas a continuar.
Para ese momento, el inculpado contaba ya con una importante cantidad de material que presuntamente le servía para coaccionarlas con el fin de que siguieran accediendo a sus deseos, bajo «amenazas veladas» de difundirlo en internet en caso contrario.
Unas advertencias «no explicitadas pero claramente contundentes respecto de las víctimas, que han declarado coherentemente, congruentemente y conjuntamente una detrás de otra, vivir aterrorizadas por esta posibilidad».
«Les prometía un sueño»
«En San Sebastián había alguien que tenía un estudio de fotografía que les prometía que su sueño -ser modelos- podía hacerse realidad. La puerta de entrada perfecta. Lo que no sabían era que la puerta de entrada llevaba previamente a otro sitio mucho más oscuro en el que ninguna de ellas querría estar», ha señalado Bermúdez.
El representante del Ministerio Público ha mantenido también que el encausado elaboró pornografía infantil, una afirmación que ha sustentado en la minoría de edad de varias de las afectadas cuando se captaron sus imágenes en sus sesiones, en algunas de las cuales se llegaron a utilizar juguetes sexuales, e incluso una presuntamente se vio «obligada» a llevar una máscara mientras masturbaba al acusado.
Tras asegurar que el inculpado «ha mentido desde el primer momento» del procedimiento, el fiscal ha dicho que el fotógrafo sí se lucró del tráfico que otros portales de internet en los que se mostraban las imágenes de estas chicas derivaban a sus propias páginas web, al tiempo que ha insistido en el «sufrimiento moral» padecido por estas mujeres.
Este martes será el turno de la acusación particular que ejerce el letrado Mario Díez, mientras que está previsto que la defensa presente su informe el miércoles, cuando Cabezudo tendrá derecho a la última palabra. No obstante, el letrado del fotógrafo, Eneko Olano, ha defendido hoy la «inocencia» del acusado y ha pedido que se le exima de «toda responsabilidad civil».