Será una tarea ingente, pero Osasuna no pierde la ilusión de doblegar a un Real Madrid que llega intratable a El Sadar después de sobreponerse a dos situaciones complicadas frente a Chelsea y Sevilla. El reto de alcanzar la séptima plaza, objetivo que se ha marcado la escuadra navarra tras lograr la permanencia, es el principal aliciente para superar a los merengues.

Los de Jagoba Arrasate acumulan, además, una buena racha como locales, después de encadenar tres victorias seguidas frente a Levante, Villarreal y Alavés, si bien en dichos partidos brilló más el resultado final que el juego desplegado.

La misma eficacia que será necesaria frente a un rival al que no se le gana en El Sadar desde hace más de una década. El ambiente que se viva en el estadio iruindarra, siempre especial con la visita de los blancos, será un pulmón extra para el cuadro rojillo, aunque la fecha y el horario no acompañen precisamente.

Osasuna contará con una baja muy importante, máxime en un partido de estas características. Lucas Torró vio la quinta amarilla en Mestalla y se perderá el encuentro por sanción. Solo seis futbolistas de la primera plantilla superan los dos mil minutos jugados y el pivote alicantino es uno de ellos, lo que da una idea de su importancia para Arrasate.

Bajo la premisa de que, a buen seguro, los anfitriones querrán cubrirse con cierto músculo en la zona medular, lo lógico es que Oier se mantenga en el once –el lizartarra saltó de inicio contra los ches– y se sume Darko a un trivote en el que Moncayola es imprescindible.

El hueco de Torró lo cubre Iker Benito en una convocatoria en la que siguen sin entrar Kike García y Juan Cruz, ambos todavía convalencientes, junto al lesionado de larga duración Areso. Salvo los cambios mencionados, no parece que haya muchas más variaciones respecto al equipo titular que ganó en Valencia.

Bastante más repleta tiene la enfermería un Real Madrid que ha dejado en la capital española a los lesionados Casemiro, Mendy, Hazard, Marcelo, Mariano y Jovic, además de Vallejo con coronavirus. El técnico merengue, Carlo Ancelotti, también da descanso a Luka Modric, reservado para el duelo de dentro de una semana contra el Manchester City.

Quienes sí estarán en Iruñea son Karim Benzema, en su mejor temporada como futbolista, con 39 dianas en otros tantos envites –15 de ellos en los últimos diez–, y Thibaut Courtois, un valladar bajo palos, que ha sostenido con sus paradas a su equipo cuando lo ha requerido.

Arrasate: «Sin complejos, con respeto»

A la búsqueda de la cuarta victoria consecutiva en propio feudo, Arrasate ha señalado que los suyos no van a saltar al césped «acomplejados», pero sí «con respeto» hacia un rival que solo ha perdido en dos desplazamientos ligueros –Espanyol y Getafe–, además del tropiezo casero frente al Barcelona de hace un mes.

«A nivel anímico estamos bien y con ganas de afrontar el choque. En casa, las sensaciones y los resultados están siendo diferentes y sabemos que es una fecha importante para nuestra gente», ha destacado el preparador de Berriatua.

Para superar a los merengues, el míster rojillo ha indicado que «hay que rozar la excelencia. El Madrid está en un grandísimo momento y solo hace falta ver sus últimos partidos. Viene de hacer un gran encuentro y de ganar en un estadio donde nadie lo había hecho», ha advertido.

El equipo navarro se marca la meta de «poner el listón lo más alto que podamos», sin olvidarse de los puntos fuertes de su adversario, como lo es la «gran capacidad para rebelarse ante la dificultad. Tiene fútbol, alma y mentalidad ganadora, algo que le hace ser el mejor equipo de la Liga».

En el guion de partido, habrá «presión alta» con otras fases «de repliegue», dado que «con balón, podemos generar más y estar más lúcidos y hacerles así más daño», partiendo siempre de la premisa de que los suyos deben ser «un bloque compacto».

Arrasate también ha manifestado que el apoyo de la grada será fundamental. «Estoy convencido de que el ambiente puede ser determinante. Sé cómo son los Osasuna-Real Madrid en El Sadar y entiendo que nos van a llevar en volandas para, en los momentos malos, ser uno más».