Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

Belleza robada

El fallecimiento de la actriz Catherine Spaak me hace pensar en cómo ha cambiado el cine y cómo ha cambiado la sociedad. Esos cambios coyunturales los sufren las personas que trabajan de cara al público, debido a que la consideración de sus rostros otrora populares va variando con el paso del tiempo. A nadie parece importarle ya si la Spaak actuaba bien o mal, porque el epitafio final es unánime en toda la prensa internacional: «fue un mito erótico del cine de los años 60».

Y la frustrante sensación que queda es la de que la actriz, cantante, bailarina y escritora italiana de origen belga pagó caro el precio de su belleza, al tener que vivir con la etiqueta de rubia y guapa durante toda su existencia y carrera artística.

¿Y qué ocurre cuando esa belleza empieza a marchitar con el transcurrir de los años? Que se va perdiendo, al igual que la elegancia, porque la Spaak cada vez podía lucir menos su estilazo al no contar con papeles propicios para ello, y verse relegada a programas alimenticios de televisión a partir de los años 80.

Tuvo un gran éxito como presentadora del show televisivo ‘Harem’, que intentó reflotar con el nuevo milenio, cuando los productores ya no la querían. Por eso tuvo que conformarse con apariciones decadentes en concursos y realitys. Por suerte aquí no los hemos visto, y podemos quedarnos con su recuerdo en ‘La escapada) (1962) de Dino Risi.