Carlos Gil
Analista cultural

El poder de las palabras

Obra: ‘El Golem’. Autor: Juan Mayorga. Intérpretes: Elena González, Elías González, Vicky Luengo. Dirección: Alfredo Sanzol. Producción: CDN. Teatro María Guerrero- Teatro Arriaga. Fechas: Sábado 22 a domingo 24 de abril en el Teatro Arriaga (Bilbo).

«Golem», el último montaje de Mayorga.
«Golem», el último montaje de Mayorga. (Teatro Arriaga)

En un lugar identificado como un hospital, con zonas que escapan al ordenamiento habitual, sucede esta historia cargada de simbolismos y metáforas, en la que se rinde de manera directa un abierto homenaje a las palabras, a su poder, a lo que significan, a cómo nos hacen, nos conforman, nos pueden confundir y hasta alienar. Pero que a la protagonista de esta historia es la alternativa que se le ofrece para intentar sanar a su marido, que está en situación grave.

Se da la circunstancia de que en la propuesta dramática, textual, son las palabras las que van creando un mundo poderoso que se va cargando de significaciones más allá de lo tangible, de lo obvio. Y con ese poder de esas palabras evidente, la propuesta escénica usa un artificio escenográfico que parece estar allí para aliviar la rotundidad de algunas palabras, de algunas frases, de algunos conceptos filosóficos, incluso matemáticos, que se van cruzando en el desarrollo de la trama.

No parece que esa supraestructura ayude. Más bien crea una sensación evasiva, como si fuera una manera de ocultar lo mollar, de lo sustancial que son esos dos personajes que están constantemente en un juego de fuerzas, que tienen unos enfrentamientos que no necesitan explicaciones, ni adornos.

Quizás esas palabras libres, sin encajonarlas fueran todavía más rotundas.

Esto crea una distorsión, va un texto rotundo, brillante en ocasiones entrecortado entre movimientos escenográficos reiterativos y unas interpretaciones dispares, que no acaban de encontrar un valor absoluto, porque la protagonista empieza ofreciendo una actitud demasiado infantil, y en su desarrollo acaba en una escena que su discurso se convierte en demagógico, al no entenderse bien la evolución.

Parece existir una disfunción entre lo que propone el texto y lo que han interpretado el director y el escenógrafo. Con todo, se trata de una propuesta teatral importante.