El Ministerio de Exteriores de Moldavia convocó ayer al embajador ruso, Oleg Vasnetsov, después de que un alto mando de las Fuerzas Armadas rusas asegurara que el siguiente paso en el marco de la guerra de Ucrania es acceder a Transnistria, enclave prorruso dentro de su territorio.
«Desde el inicio de la segunda fase de la operación especial, que comenzó literalmente hace dos días, una de la tareas del Ejército ruso es establecer el pleno control sobre el Donbass y el sur de Ucrania», señaló el comandante en funciones del Distrito Militar Central de Rusia, general mayor Rustam Minnekeyev.
El control total sobre el este y sur de Ucrania «permitirá establecer un corredor terrestre a Crimea y ganar influencia sobre instalaciones vitales de la economía ucraniana y los puertos del mar Negro a través de los cuales se envían los productos agrícolas y metalúrgicos a otros países», según Minnekeyev.
Pero es más, afirmó Minnekeyev, según la agencia oficial TASS, «el control sobre el sur de Ucrania es además una vía de acceder a Transnistria donde también se constatan los hechos de discriminación contra los residentes de habla rusa».
Uno de los argumentos empleados por el presidente ruso, Vladimir Putin, para lanzar su campaña militar en Ucrania fue «genocidio» de la población prorrusa en el Donbass.
Transnistria, territorio de apenas medio millón de habitantes, en su mayoría eslavos (rusos y ucranianos), rompió los lazos con Moldavia tras un conflicto armado en 1992-1993 en el que contó con ayuda rusa. En virtud de un acuerdo para la solución pacífica del conflicto, Rusia emplazó más de 2.000 efectivos para garantizar la paz. El 5 de marzo, Transnistria pidió que se reconozca su independencia.
El Gobierno de Ucrania denunció inmediatamente el «imperialismo» ruso y destacó que Rusia ha revelado las verdaderas intenciones de su ofensiva militar. «No van a parar. El comando del distrito militar central ruso anunció la próxima víctima de la agresión rusa», denunció el Ministerio de Defensa ucraniano. «Después de hacerse con el control del sur de Ucrania, Rusia planea invadir Moldavia, donde dicen que los rusoparlantes están siendo oprimidos», enfatizó.
El Kremlin no confirmó ni desmintió las palabras del general.
Hasta ahora tanto Putin como su ministro de Defensa, Serguei Shoigu, solo habían hablado de que el objetivo «principal» de la campaña militar rusa en esta segunda fase era la «liberación completa del Donbass», formado por las regiones de Donetsk y Lugansk, cuya independencia reconoció el mandatario días antes de lanzar lo que llamó «operación militar especial».
Tampoco habían mencionado el corredor terrestre ni planes de tomar el sur o de llegar hasta Transnistria, aunque Kiev afirmó desde el comienzo que el objetivo de Rusia era crear un corredor terrestre desde Crimea al Donbass, pero las palabras de Minnekeyev implican ir mucho más al oeste de la península, desde la ciudad de Jerson, que ya controla, hasta Odessa, y desde allí a la frontera con Moldavia.
La Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania, Vadym Skibitsky, señaló ayer que las Fuerzas Armadas de Rusia están finalizando el reagrupamiento de las tropas. Ahora intentan, agregó, identificar «en todas las direcciones» las posiciones más vulnerables del Ejército ucraniano.
En Lugansk, las milicias prorrusas aseguraron ayer que controlan hasta el 90% del territorio de la región, cifra que el jefe de la administración militar ucraniana de Lugansk, Serhiy Gaidai, situó la víspera en el 80%.
Corredor por rendición
Rusia dijo el jueves haber tomado el control del estratégico puerto de Mariupol, en cuya enorme acería de Azovstal se encuentra el último reducto de resistencia de la ciudad. Ante las peticiones de apertura de corredores para evacuar a los civiles que se encuentran en ese complejo, el Ministerio de Defensa ruso dijo estar dispuesto a decretar un alto el fuego parcial o total en la acería cuando esos militares se rindan y muestren la bandera blanca. Putin acusó ayer a Kiev de impedir su rendición.
En el plano diplomático los esfuerzos continúan. El Kremlin informó anoche de que Putin recibirá el martes al secretario general de la ONU, António Guterres, y Erdogan avanzó que planea hablar con sus homólogos ruso y ucraniano para impulsar las negociaciones de paz.
El anuncio se produjo el mismo día en que la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos dijo ver «evidencias crecientes» de «crímenes de guerra» cometidos por las tropas rusas en el país, y citó «bombardeos indiscriminados de áreas pobladas, asesinando civiles y destruyendo hospitales, escuelas» y otras infraestructuras «no militares». La ONU dijo también haber certificado con pruebas que los rusos ejecutaron al menos a cincuenta civiles en Bucha.
El alcalde de Mariupol, Vadym Boychenko, por su parte, denunció la existencia de una gran fosa común en la que habrían podido ser enterradas entre 3.000 y 9.000 personas y como prueba mostró imágenes tomadas por un satélite de la empresa Maxar.