El Gobierno español ha destituido a la directora del CNI, Paz Esteban, para intentar así pasar la página del escándalo de espionaje con Pegasus, del que aún solo se conocen algunos poquísimos detalles.
Tras el habitual Consejo de Ministros de los martes, la titular de Defensa, Margarita Robles, ha confirmado la «sustitución» de Esteban y ha anunciado que su puesto lo ocupará su actual número dos como Secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, quien lleva casi cuatro décadas trabajando en este centro, llegando a ser su secretaria general.
Por lo demás, ante las preguntas sobre los motivos de la marcha de Esteban, la ministra ha optado por la táctica de alargar sus respuestas durante muchos minutos sin ofrecer nada concreto y divagando sobre la profesionalidad de los funcionarios del CNI y su servicio «sin nombres y apellidos a España», como un entrenador que busca aburrir al rival y mantener el 0-0 inicial.
Sí ha concedido que «hay cosas mejorables» y que se han producido fallos, aunque los ha justificado aseverando que «la seguridad completa no existe». «Ustedes se quedan con algunos fallos, pero nos gustaria poner en valor todos los ataques que se han evitado», ha añadido. También ha asegurado que el CNI se ajusta siempre a la legalidad y que en el Estado español «a nadie se le investiga por sus ideas políticas».
Paz Esteban compareció la pasada semana en el Congreso durante cuatro horas, en las que habría admitido 29 casos de espionaje, de los que detalló con nombre y apellidos 18, cometidos según su versión con aval judicial y sin precisar si fueron con Pegasus.
El cese de Esteban busca satisfacer en parte la exigencia de responsabilidades trasladada sobre todo desde el independentismo catalán (así lo ha verbalizado este mismo martes Oriol Junqueras, líder de ERC, en entrevista a ‘El País’). Pero no despeja ni las incógnitas anteriores ni las posteriores (si ahora se sigue espiando). De hecho, Paz Esteban solo ha estado al frente del CNI desde febrero de 2020, cuando se sopesa que el espionaje con Pegasus comenzó ya en 2016.
La destitución no es ninguna sorpresa, porque ya se especuló con ella incluso antes de la sesión de la comisión de gastos reservados.
Marlaska, infectado con Pegasus
En relación con el espionaje con Pegasus, la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, ha confirmado que el móvil del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, también fue infectado –en su caso en junio de 2021–, al igual que los del presidente Pedro Sánchez y la propia Margarita Robles.
También hubo un intento «fallido» contra el ministro de Agricultura, Luis Planas, mientras que el Centro Criptoilógico Nacional no ha detectado ningún rastro de Pegasus en los teléfonos del resto de integrantes del Gobierno.
Reacciones
La Generalitat ha dejado claro que la destitución de la directora de Paz Esteban no es «suficiente». La portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ha advertido de que «esto no va de gestos» ni de «cortar cabezas», por lo que el cese de Esteban «no lo resuelve todo, no cierra el tema y quien piense así, se equivoca».
La consellera de Presidencia, Laura Vilagrà, ha reclamado por carta al ministro de Presidencia, Félix Bolaños, «aclarar» el espionaje y «depurar responsabilidades», además de exigir «la desclasificación de las presuntas autorizaciones judiciales para intervenir las comunicaciones del presidente catalán», y acceder a los contratos del CNI y otras agencias estatales con NSO Group u otras empresas que ofrecen sistemas como Pegasus o similares.
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ha considerado lógica esta destitución, pero ha añadido que «si creen que esto es para contentar con ERC se equivocan» y ha añadido que «no se trata de pedir cabezas».
La realidad que se plantea es que «ha habido una brecha, quizás una crisis diplomática, si es que hablamos de terceros países, y una dejación de funciones que hace insostenible la situación de algunos altos cargos del Gobierno».
Rufián duda de que la ministra de Defensa, Margarita Robles, también vaya a ser cesada o a dimitir ya que «representa a una parte del PSOE; el PSOE más conservador y más rancio y caoba».
El diputado de EH Bildu Jon Iñarritu ha sido claro desde la tribunal del Congreso: «¿Ustedes creen que así solucionan este escándalo? No nos vendan la moto con cortinas de humo. Actúen con altura y responsabilidad para reconstruir confianzas. Vendiendo motos no van a solucionar lo ocurrido, sino que lo empeorarán».
El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, ha urgido al Gobierno a no cerrar «en falso» la crisis. «Es clave reconocer que se ha llegado tarde a la regeneración democrática del Estado», ha insistido el representante del socio minoritario del Ejecutivo.
La líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, ha asegurado a través de las redes sociales que la asunción de responsabilidades «es una cuestión básica de salud democrática». También ha considerado necesario «dar garantías de que algo así no vuelva a ocurrir».
El PNV ha remarcado que «este escándalo no puede cerrarse en falso, debe aclararse todo lo que rodea a este asunto, y las dimisiones o ceses vendrían, en su caso, después».
Para la portavoz de la CUP, Mireia Vehí, la destitución de Paz Esteban solo es una «cortina de humo» y se ha preguntado por qué tiene que dimitir quien cumple órdenes y no quien las da.
Ha exigido responsabilidades políticas y, en este sentido, se ha referido tanto a los ministros Margarita Robles y Félix Bolaños (Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática) como al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que «está enterado de todo desde el minuto uno».
Por contra, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha acusado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de «debilitar al Estado» al consumar el «esperpento» y ofrecer «la cabeza» de la directora del CNI.
En redes sociales, ha dicho que considera la decisión «una auténtica afrenta a nuestro país» y algo «injustificable».