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La crisis de la leche en polvo para bebés en EEUU toma un giro político

La escasez de leche en polvo para bebés en EEUU se ha convertido hace semanas en un reto estresante para los padres de la primera economía mundial, y también en arma arrojadiza entre republicanos y demócratas.

Farmacia en Massachussetts.
Farmacia en Massachussetts. (Wikimedia)

«Apenas nació mi bebé, noté que había un problema y la semana que viene cumplirá siete meses», explica Sara Khan, al relatar su carrera de obstáculos para encontrar unas cajas de leche en polvo, y su angustia ante los anaqueles vacíos de las farmacias CVS y Walgreens o los supermercados Target, ya sea en Washington o sus alrededores.

Hasta ahora ha dependido de amigos y familiares, quienes le ha estado enviando cajas de leche cada vez que encontraban una, desde Boston, Nueva York o Baltimore.

«Es absurdo», continúa, recordando que llegó a importar leche de Alemania.

La situación se deterioró sobre todo cuando, el 17 de febrero, tras la muerte de dos bebés, la planta del principal fabricante de leche para lactantes, Abbott, anunció la «retirada voluntaria» en su planta de Michigan de sus leches en polvo, entre ellas Similac, utilizada por millones de familias estadounidenses.

Una investigación posterior no encontró evidencia de que las muertes tuvieran vinculación con las leches de fórmula infantil de Abbott. Pero la producción aún no se ha reanudado, empeorando la escasez ya provocada por problemas en la cadena de suministro y la falta de mano de obra derivados de la pandemia de covid-19.

Un 43% de desabastecimiento

Según la plataforma de datos sobre consumo Datasembly, la tasa de desabastecimiento de leche en polvo para bebés alcanzó el 43% a finales de la semana pasada, un 10% más que el promedio de abril.

«Es muy frustrante porque no es como si el problema hubiera surgido de la noche a la mañana», afirma indignada Olivia Espinosa.

En San Diego, California, Espinosa y Steve Hohman son padres de dos niños, incluida Maya, de tres semanas, que es intolerante a la lactosa.

«Tuvimos pocas opciones más que recurrir a la leche de origen vegetal», dice.

Habitualmente, los hospitales y los pediatras entregan a los padres varias muestras de leche en polvo para poder determinar cuál es la mejor para el bebé. Pero pocos todavía tienen muestras en stock.

El padre de la pequeña Maya enfatiza lo desesperante que es que su hija no pueda probar otras leches que probablemente serían más nutritivas.

Esta carencia «es sumamente frustrante, sobre todo cuando tienes un bebé que tiene necesidades muy específicas», añade su esposa, quien dice tener dificultades para amamantar y producir suficiente leche.

Precios duplicados y hasta triplicados

Incluso para los niños que no tienen una sensibilidad particular a la leche, la situación es complicada, apunta Sara Khan, que señala que no es tan fácil cambiar la leche a la que se ha habituado el bebé o que no le cause  otros trastornos, como estreñimiento.

Y además de los problemas de abastecimiento, los padres lamentan los costos, en momentos en que los vendedores online han duplicado o incluso triplicado sus precios.

«Sabemos que muchos consumidores no han podido acceder a la leche en polvo infantil y a los alimentos médicos que están acostumbrados a usar. Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para garantizar que haya un producto adecuado disponible dónde y cuándo lo necesiten», aseguró. Robert M. Califf, de la agencia de medicamentos federal FDA.

Abbot asegura que trabaja para aumentar su suministro desde otras plantas e incluso trayendo Similac desde su sede en Cootehill, Irlanda.

Críticas al Gobierno

«Exijo la acción de la FDA para abordar esta crisis de leche de fórmula para bebés. Los padres de todo Estados Unidos no pueden esperar ni un segundo más», tuiteó la congresista republicana Elise Stefanik.

Su colega Marjorie Taylor Green deploró en que «el Congreso quiere enviar casi 40.000 millones de dólares para Ucrania mientras que las madres estadounidenses no encuentran leche para bebés».

El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, calificó la escasez de «escandalosa e inaceptable», e instó al presidente Joe Biden a «tomar control de la situación rápidamente».

La crisis ha forzado al Gobierno a actuar. Biden ha hablado este jueves con algunos de los principales fabricantes  de leche en polvo para bebés, a los que ha presionado para que aumenten su producción, y anunció que importará mayores cantidades de este producto, dado que actualmente EEUU produce el 98% de la fórmula que consume.

El mandatario ha contactado con los directores ejecutivos de las empresas Mead Johnson y Gerber, que producen fórmula para lactantes, y con las cadenas minoristas Walmart y Target.

EEUU buscará suministros en México, Chile, Irlanda y Países Bajos. A la vez, el Gobierno va a solicitar a la Comisión Federal de Comercio (FTC) y a los fiscales generales de estados que combatan las prácticas de mercado desleales y las subidas de precios abusivas.