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Gehitu concede su Premio de Hojalata 2022 a Vox por ir contra de los derechos LGTBIQ+

Gehitu ha anunciado la concesión de este «antipremio» a la formación de extrema derecha por «oponerse a la prohibición de las terapias de conversión; por exigir que no se hable de diversidad en las escuelas y por exigir la derogación o la no aprobación de leyes de igualdad real y efectiva».

Bandera arcoiris en una movilización por los derechos de las personas LGTBIQ+.
Bandera arcoiris en una movilización por los derechos de las personas LGTBIQ+. (GETTY IMAGES)

La Asociación de gais, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales Gehitu ha decidido otorgar su Premio de Hojalata 2022 a la formación política Vox, por sus declaraciones y actos en contra de los derechos LGTBIQ+.

Este colectivo ha recordado que, por estas fechas y teniendo en cuenta la celebración del 28 de junio del ‘Día del Orgullo’, la asociación otorga cada año los premios Gehitu de Plata y Gehitu de Hojalata.

El Gehitu de Plata lo harán público más adelante, pero el de Hojalata, un «contrapremio» que otorgan a personas, entidades o asociaciones que por sus hechos o palabras van en contra de los derechos LGTBIQ+, se lo concederán «al partido de extrema derecha Vox».

Gehitu ha decidido conceder a este reconocimiento al partido de Santiago Abascal por «oponerse a la prohibición de las terapias de conversión; por exigir, al igual que lo hace el primer ministro Orbán de Hungría, que no se hable de diversidad de orientaciones sexuales y de identidad y expresión de género en las escuelas, invisibilizando, discriminando y poniendo en peligro, con ello, a los niños y niñas LGTBI; y por exigir la derogación o la no aprobación de las leyes de igualdad real y efectiva para las personas LGTBI».

Gehitu ha subrayado que, «para que todas las personas seamos iguales en el ejercicio de nuestra libertad es fundamental que existan leyes y políticas públicas con el fin de promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas».

Para ello los poderes públicos «tienen la obligación de remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social».

Ese mandato implica «necesariamente la educación en valores en la escuela y fuera de ella. Oponerse a ello es perpetuar y alimentar la LGTBIfobia, el machismo, el sexismo, el racismo y la xenofobia, que son contrarios a los derechos humanos».