Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

«Jurassic World Dominion»

La compañía Amblin, fundada por Steven Spielberg, y el estudio Universal, tienen muy claro el plan a seguir con la franquicia ‘Jurassic Park’, a punto de cumplir ya los 30 años de existencia. Cuentan a favor con las sucesivas nuevas generaciones que se han enganchado a la dinomanía por todo el mundo, hasta el punto de que se han ido abriendo una larga sucesión de parques para el estudio de estas especies antediluvianas a partir de sus restos óseos y huellas dejadas en la superficie de la tierra. Es un fenómeno que va mucho más allá de la cultura museística, y que mezcla el conocimiento científico con la industria del entretenimiento, pues cada vez son más las reproducciones de ejemplares raros al alcance de las niñas y niños, incluyendo a especies recientemente descubiertas. Según aparecen en pantalla, la gente menuda las va identificando, y de esa manera tan espontánea llegamos a saber de ellas y a descubrir sus nombres en latín.

La creación del gran Michael Crichton llega a la treintena en plena forma porque, si por algo se distinguía el escritor y cineasta especializado en ciencia-ficción, era por su sentido de la anticipación, y es que con ‘Jurassic Park’ imaginó un universo poco menos que inagotable, en cuanto que ocupa millones de años de prehistoria trasladados al presente gracias a la ingeniería genética.

Recapitulando datos, todo el esquema jurásico en el cine se resume de manera bien sencilla, ya que ‘Jurassic World Dominion’ (2022) es la sexta entrega de la saga al completo, mientras que es la tercera entrega del relanzamiento o ‘reboot’ iniciado con ‘Jurassic World’ (2015) y, por lo tanto, es la continuación de la segunda entrega de esta nueva fase que dirigió Juan Antonio Bayona con el título original de ‘Jurassic World: Fallen Kingdom’ (2018).

Bayona ya declaró en su momento que no había utilizado todo el material argumental del que disponía para su película, consciente de que había secuencias enteras que iban a encajar mejor en la próxima entrega como cierre de una trilogía. ¿Por qué había subtramas de sobra? Era debido a que desde la introducción como recurso de continuidad para futuros guiones de un ‘código abierto’ en la reproducción de dinosaurios se había encontrado una llave que abría las posibilidades de futuro de par en par.

A consecuencia de ello, la idea seminal del Parque de Atracciones quedaba totalmente desbordada, pues estos animales prehistóricos podían ser regenerados en cualquier laboratorio del planeta. Así se ponía fin a la era de la Isla Nublar o la Isla Sorna y todo el Archipiélago ficticio de las Cinco Muertes, supuestamente ubicado frente al litoral de Costa Rica. La duda de la audiencia y del sector fan de la serie se centraba en cómo sería esa versión extendida, con los dinosaurios campando a sus anchas de nuevo por toda la geografía terrestre.

La respuesta la tenía en su ingeniosa mente Colin Trevorrow, autor responsable de ‘Jurassic World’ (2015), y que sabía muy bien el desarrollo temático a seguir, con la indispensable colaboración de la no menos inventiva guionista Emily Carmichael. Juntos concluyeron que los grandes saurios no irían por ahí destruyendo los grandes edificios de las ciudades a la manera del monstruo japonés Godzilla.

En su lugar decidieron que interactuarían con la humanidad como hoy en día lo hacen las especies salvajes desorientadas que irrumpen en las calles en busca de comida, ya puedan ser jabalís, osos o zorros. Al igual que sucede con las aves rapaces, o en las playas con depredadores como los tiburones.

Bien mirado, por las imágenes de los avances se puede comprobar que dicha estrategia da lugar a escenas de acción de mayor impacto, con carreras y persecuciones de vehículos contra velociraptors y otras criaturas más ligeras y rápidas. Incluso queda sitio para ataques aéreos de dinosaurios alados o pterosaurios a aviones tripulados, por no hablar del suspense que provoca la irrupción de estos gigantones en los lugares más insospechados.