La reelección del líder de Amal como presidente del Parlamento, se ha producido por 65 votos a favor, exactamente el límite de la mayoría absoluta al representar uno más de la mitad de los 128 legisladores de la Cámara, según ha anunciado el propio Berri, quien ha presidido la sesión por ser el diputado de más edad en el nuevo hemiciclo.

La prosiria Alianza del 8 de Marzo, encabezada por la organización chií Hizbullah  junto al grupo también chií Amal y el cristiano Movimiento Patriótico Libre, perdió su mayoría  a raíz de las elecciones celebradas hace dos semanas en el país, por lo que la séptima reelección consecutiva de Berri no estaba asegurada.

Parlamentarios opositores han pedido que Berri leyese en alto el contenido de cada una de las papeletas, varias de las cuales en lugar de nombres llevaban reivindicaciones de justicia para el activista crítico con Hizbullah Lokman Slim, muerto a tiros en febrero de 2021.

Otra frase escrita en diversos votos ha sido «Justicia para las víctimas del puerto», en referencia a los más de 200 muertos por la explosión ocurrida en agosto de 20202 en Beirut y cuya investigación ha sido obstruida por ex altos cargos sospechosos de negligencia en el caso. Los más destacados son precisamente dos exministros de Amal.

En total, 40 de las papeletas depositadas hoy han sido anuladas y otras 23 han sido votos en blanco, permitiendo que el octogenario Berri renovase su puesto con una ajustada mayoría.

Sierra Leona y General Motors

El político, nacido en Sierra Leona en 1938 y licenciado en Derecho, comenzó a ascender posiciones en el seno del partido chií Amal mientras trabajaba como abogado para General Motors en la década de los 70 y, finalmente, comenzó a liderar la formación política en 1980.

Estuvo al frente de distintos ministerios hasta que el 20 de octubre de 1992 fue nombrado presidente del Parlamento libanés, un puesto para el que ha sido reelegido durante las últimas tres décadas.

Según la Constitución del Líbano, la jefatura del Legislativo está reservada para un musulmán chií, mientras que el presidente de la República debe ser un cristiano maronita y el primer ministro, un musulmán suní.

Casi todos los diputados chiíes de la nueva Cámara están afiliados de un modo u otro a Amal o Hizbullah, por lo que apenas había alternativas a su presidencia pese a que ningún bloque cuenta ya con la mayoría.