Cualquiera que haya frecuentado espacios de ocio populares en Nafarroa durante las últimas décadas reconoce la furgoneta rotulada de Hegoak. Nació en 1994 como Asociación de familiares y amigos de drogodependientes y este viernes han anunciado que, lastrada por la falta de apoyo de las instituciones navarras, deben terminar con su trayectoria.
En ese camino ha sensibilizado a la población en espacios de ocio o escolares, han acompañado a personas con graves problemas relacionados con el consumo de drogas y han focalizado su trabajo en la reducción de riesgos y daños. Nació en un contexto muy marcado por la heroína, para ir adaptándose a la nueva realidad del siglo XXI.
En la rueda de prensa ofrecida este mediodía en Katakrak, los miembros de Hegoak han reivindicado «más compromiso institucional con la prevención» de drogas, «convenios de larga duración» y, en definitiva, medidas que permitan «mayor estabilidad» en la labor desarrollada.
Y es que, a pesar que la decisión de bajar la persiana ha llegado en este 2022, los problemas vienen de lejos. Han recordado que, entre 2001 y 2011, en el marco del I Plan Foral de Drogodependencia, Hegoak tuvo «un gran desarrollo» de su labor educativa. Trabajo que se frenó por el II Plan (2012-2017). «La asfixia institucional dificultó desarrollar su programa educativo con centros y con familias» y las subvenciones se redujeron un 65%. En aquel momento, sobrevivió gracias a una financiación europea.
En 2018 entró en vigor el III Plan. «Las políticas volvían a apostar por la prevención y la reducción de riesgos», han explicado. Sin embargo, en ese contexto llegó la pandemia, con el evidente impacto en los espacios de fiesta y las dificultades para desarrollar el programa educativo que justificaban la financiación de la asociación. «La falta de apoyos estables, con mucha oscilación de ingresos, han debilitado enormemente una estructura sostenida por profesionales, que ha sobrevivido en muchos casos por la implicación del voluntariado». Y en una situación «excepcional» como la creada por el covid-19, reclaman que debían haber recibido «ayudas excepcionales para sobrevivir».
Información, materiales didácticos, preservativos, servicio de alcoholimetría, análisis de sustancias para determinar la pureza, adulteración o contaminación de drogas ilegales en el entorno festivo y, en general, reducir los riesgos asociados al consumo. Esto, y mucho más, es lo que pierde la sociedad navarra con la marcha de Hegoak.
Los miembros de la asociación esperan que estas casi tres décadas «hayan servido para cultivar una forma de abordar la situación de la juventud y una forma de trabajar la prevención de problemas relacionas con el consumo de drogas».