El auto de la jueza de Instrucción 3 de Iruñea que dio pie a la puesta en libertad de todos los detenidos por los incidentes en Curia durante la procesión sostiene que en los vídeos que han sido aportados al juzgado la agresión del agente a los que allá protestaban «no se ve».
Al declarar ante la jueza, la persona a la que se le imputan las lesiones del agente admitió que «acudió a la procesión con sus padres, sus suegros y otros familiares para echar el vermut, reconociendo únicamente un golpe con intención de repeler un supuesto puñetazo que el agente 130 dirigió a su madre».
No obstante, para la instructora tal versión «carece de sustento alguno porque como hemos señalado los hechos están grabados y, ni se ve en las imágenes esas personas mayores que supuestamente le acompañaban, ni se ve esa supuesta agresión dirigida por el agente, muy al contrario, lo que se ve es su acometimiento directo a dicho agente».
Estas consideraciones del auto resultan particularmente llamativas porque –según ha contrastado NAIZ– el auto se emitió después de que la jueza viera repetidamente el vídeo hecho público por este medio de comunicación, donde se aprecia muy a las claras que este agente pegó primero y que el golpe que le impactó respondió a esa agresión por su parte.
No es que el visionado del vídeo no cambiara absolutamente nada, probablemente ayudó a que la versión de los hechos que allá aparece se ajuste más a la realidad. Hay que entender que la Policía no ha sido demasiado honesta con el juzgado instructor. Así, desde el primer momento filtraron fotogramas de un vídeo que recoge la agresión del público hacia el agente, pero la Policía no entregó la grabación original.
En vistas al ángulo de esos fotogramas facilitados por las fuerzas de seguridad, resulta bastante probable que en las imágenes que poseía la Policía Municipal desde el primer momento apareciera el puñetazo que lanzó el agente hacia los asistentes a la procesión. Y esto daría una explicación a por qué a la jueza solo le llegaron fotogramas y no la secuencia entera de los acontecimientos.
Por otro lado, el hecho de que la titular de Instrucción 3 siga manteniendo en su auto que el puñetazo del agente no se ve en el auto muestra hasta qué nivel pueden los jueces sentirse presionados a dar un castigo ejemplarizante en este caso. Y con ello, alargar la estancia en prisión de una persona perfectamente arraigada y que carece de antecedentes penales.
Este mismo miércoles, mientras el presunto agresor del policía municipal sigue preso, la jueza Benito ha decidido poner en libertad con cargos al acusado de la agresión sexual del pasado sábado en Mendillorri, con orden de alejamiento y prohibición de comunicarse con la denunciante.
Modificar el relato de los hechos
Los autos, con todo, no son inamovibles y conforme avance la instrucción el relato de los hechos en Curia el día 7 a buen seguro cambiará. Hasta donde ha podido saber NAIZ, el relato del detenido es veraz en cuanto a la presencia allá de varios familiares y de su madre, en particular. Es más, a esta mujer sí que se la ve en las imágenes que han trascendido, solo que no se aprecia particularmente bien, por no ser una mujer demasiado alta.
La madre del detenido, además, se encuentra en un lugar no demasiado distante de aquel adonde el Policía dirige el primero de los puñetazos.
En cualquier caso, no va a ser ya la jueza Benito la encargada de instruir este asunto. El caso, finalmente. será instruido por el Juzgado Número 2, por la jueza sustituta de Fermín Otamendi.
Los cargos que pesan contra el detenido son importantes: delito de atentado contra la autoridad, de odio, lesiones y desórdenes públicos.
El planteamiento de la fiscal, que apoya la decisión de mantener en prisión al detenido, es ir a por todas. Mantiene una versión alambicada donde todo lo sucedido habría sido premeditado y buscado y que también sale muy tocada tras el visionado del vídeo donde se aprecia con nitidez ese primer golpe lanzado por el policía hacia el público. Aun así, es probable que Fiscalía no se eche atrás y trate de mantener ese constructo de que todo se trató de una operación orquestada para agredir a determinados miembros de la corporación.
Y, como se ha visto, las presiones ya han sido capaces de conseguir que el primer auto recoja una versión de los hechos que, evidentemente, no se ajusta a la realidad.