Se acabaron los Sanfermines del reencuentro, de la celebración de la vida, de los abrazos más esperados. A medianoche se les ha puesto la guinda en el Ayuntamiento, donde gigantes y kilikis y txikis y mayores ya se habían despedido mutuamente diez horas antes, y a última hora de la tarde en la Plaza de Toros.
Aquí, a 33 grados en sombra (unos cuantos más en sol), las peñas de Iruñea han cantado su ‘Pobre de Mí’, junto a otros miles de personas que han entrado al ruedo por la puerta de caballos o el callejón una vez concluida la corrida de los Miura.
Sería díficil discernir cuál de las despedidas festivas es más sentida, pero esta de las 21.00 ha resultado especialmente potente tras una fiestas cargadas de emotividad. Los dos años de vacío y las ausencias e incertidumbres que se han acumulado en este tiempo han convertido estos Sanfermines algo que perdurará en la memoria, al nivel de los Sanfermines Txikitos de 1978. El ‘ya falta menos’ remite hoy para muchos a ese fin de semana de finales de setiembre, en que volverán los gigantes, toricos de cartón, txarangas...; el 6 de julio de 2023 queda demasiado lejos para consolarse.
Los gritos de ‘San Fermín, San Fermín’ y el ‘Riau-riau’ han atronado mientras se veían rodar muchas lágrimas; unas de pena por el retorno implacable de la rutina, otras de satisfacción por la felicidad de estas 204 horas, y la mayoría mezclando ambas sensaciones. Todo con el jolgorio habitual de las cuadrillas jóvenes pero también con un punto de solemnidad.
En el acto las txarangas han hecho sonar algunos de sus himnos y temas populares vascos como ‘Ikusi mendizaleak’ mientras casi nadie quería abandonar los tendidos, las andanadas y el ruedo.
Gu, euskaldunak gara, Euskal Herrikoak!! #Sanferminak2022#Sanfermines2022 pic.twitter.com/8WhIhwSOzG
— Iker Satrustegi (@IkerSatrustegi) July 14, 2022
Casi media hora de sentimientos desatados antes de dejar atrás el coso, con la Armonía Txantreana en cabeza, y apurar las últimas horas de fiesta oficial. La extraoficial iba a seguir viva hasta el «encierro de la villavesa», en una noche que invitaba a seguir bailando por las calles.
Maya: «Fiestas maravillosas»
Tres horas más tarde, en la Plaza Consistorial el adiós ha sido más institucional y más familiar. Rancheras y canciones sanfermineras clásicas han mostrado en los previos que todavía había mucha mecha festiva.
Al llegar las manecillas del reloj a lo alto, el alcalde Enrique Maya se ha asomado al balcón, escuchando algunos pitos. Ha sido escueto: «Después de tres años hemos disfrutado unas fiestas maravillosas. pero no hay que estar tristes porque ya falta menos para los Sanfermines de 2023». No ha faltado un recuerdo para Juan Carlos Unzué, justo hace ocho días y medio se asomó para desatar la locura.
Los gigantes primero, las peñas después, el alcalde más tarde, el Pobre de Mí del «Guti» después... y hasta el «encierro de la villavesa», porque cuesta despedir lo que tanto se quiere
«Pobre de Mï, Pobre de Mí, que se han acabao las fiestas de San Fermín», ha sonado desde la calle durante unos cuantos minutos, entre velas encendidas y pañuelos que se iban soltando. «1 de enero, 2 de febrero...», ha sonado a continuación, como en aquel 14 de julio de 2019 en que nadie podía sospechar que no habría txupinazo en 2020.
El alcalde hará este viernes balance oficial de unas fiestas que han cerrado este impasse de forma brillante.
Desde ahí, no obstante, unos se han ido a seguir la parranda hasta las 8.00 en Santo Domingo, y otros de más edad han acudido a la Plaza del Concejo para la prórroga del Pobre de Mí que popularizó el fallecido Francisco Javier Gutiérrez «El Guti» desde 1980. Una cuarta despedida porque lo que tanto se quiere cuesta mucho dejarlo atrás.