A las 9.00 de este 14 de julio hay que tener cierta paciencia para darse el capricho de catar los churros de la Mañueta. No es por el precio (docena a 8 euros, rosca a 24, rosca especial a 32), sino porque hay que tirarse un buen rato para entrar a ese local en que todo rezuma historia.
De hecho, este 2022 serán 150 años haciendo churros. Y como celebración especial la churrería abrirá el sábado 17 de diciembre, además de algunos días en octubre. Pero el resto del año cerrará sus puertas, de modo que los parroquianos de Mañueta esperarán con avidez a los Sanfermines de 2023.
El ritual se repite a diario, tras el encierro y hasta las 11 de la mañana. Nada más pasar los toros por la vecina curva de Estafeta empiezan a apilarse cuesta arriba docenas y docenas de personas. Siempre cuesta un poco encontrar chocolate y churros a esas horas en el centro de la ciudad, con sus cafeterías colapsadas, pero en ningún sitio tanto como en Mañueta. De vez en cuando uno de los churreros sale a la calle e intenta reorganizar el pequeño caos: «Si alguien quiere rosca, que pase por esta otra puerta».
Con todo, la espera no es una espera normal. Igual que resulta insólito que cientos de personas dancen a las 6.45 con las dianas o que miles de personas se jueguen la vida ante seis toros a las 8.00, la cola de Mañueta a esas horas aún poco propicias desata el don de la locuacidad. Y es que en Iruñea el encuentro que durante el resto del año se salda con un escueto «epa» en Sanfermines acaba en abrazo y quedada para almorzar.
Así que habrá churros también en Mañueta el 17 de diciembre, pero seguro no será igual que este 14 de julio.