Iker Fidalgo
Crítico de arte

Un mismo mundo y mil formas de llegar a él

Una de las obras de la exposición «Entre alguien y algo», de la artista navarra June Crespo, que puede visitarse en la galería Carreras Múgica hasta el próximo 29 de julio. (Fotografía: Galería Carreras Múgica)
Una de las obras de la exposición «Entre alguien y algo», de la artista navarra June Crespo, que puede visitarse en la galería Carreras Múgica hasta el próximo 29 de julio. (Fotografía: Galería Carreras Múgica)

E l arte se construye, entre otras cosas, como un entramado de relaciones. Cuestiones que se ponen en común a través de las obras y que se abren como entradas a otros mundos. En una primera lectura, la obra es el resultado de la relación entre materia, concepto y quien la crea. Esta primera fase ya cargada de potencia se disuelve para convertirse en algo diferente cuando es colocada en un lugar. Las piezas, sea cual sea su disciplina, se constituyen como cuerpos que se disponen en un espacio. La galería, la sala o el museo, enmarcan entre sus paredes aquellos significados que desatan su presencia. En este momento influyen condicionantes tales como el diseño arquitectónico, la disposición lumínica y los elementos, obras o no, con los que comparte estancia. Si seguimos abriendo la visión de nuestro análisis llegaríamos a otro estrato en el que asume un rol protagonista el público que visita, activa, mira o se encuentra con un contenido a veces condicionado o dirigido por textos comisariales, hojas de sala, paneles informativos, visitas guiadas o programas de mediación. Como una capa paralela a la experiencia de la vivencia, se desarrollan vías como la documentación sobre lo sucedido, el análisis crítico, la reseña expositiva o el estudio académico. Todas ellas ayudan a sostener el relato de lo que ya ha desaparecido pero que, sin embargo, trasciende hacia otros niveles. Como en el cuento de Alicia en el País de las Maravillas, el arte nos permite llegar hacia él a través de diferentes agujeros que se conectan. Según cuál sea nuestro punto de partida, llegaremos a un lugar o a otro, pero en definitiva, todo forma parte de un mismo mundo: aquel al que pertenecemos.

La galería bilbaina Carreras Múgica inauguró a finales de mayo una exposición individual a cargo de June Crespo (Iruñea, 1982), que podrá visitarse hasta el día 29 de este mes. ‘Entre alguien y algo’ es la tercera ocasión en la que la artista lleva a cabo una muestra de estas características en el espacio del centro de la ciudad. Además coincide con un interesante momento para la escultora gracias a su participación en el Pabellón Central de la 59ª edición de la Bienal de Venecia. La exposición plantea una serie de piezas que componen un paisaje visual integrado en los elementos de la sala, con especial presencia en las columnas y las paredes. El trabajo de Crespo nos lleva siempre hacia una experiencia sensible en la que los materiales y la presencia de las estructuras que los sustentan, entrelazan y acomodan, entran en un diálogo tan áspero como delicado y sutil. Podemos decir que es una muestra muy centrada en las superficies. La transparencia, la huella y la tensión de las telas viven en sintonía con estructuras de fibra de vidrio que se confunden con las propias columnas de la galería. Actúan como cuerpos con identidad propia y en esos espacios sin nombre en el que dos pieles se tocan y proponen un tercer lugar, el contacto. Hay algo de volátil en estas piezas que aun y todo reclaman con contundencia una presencia física propia, apoyada en un uso de lo cromático que envuelve la atmósfera que habitan. La importancia de lo liminal, aquello que sitúa los límites entre lo que queda dentro y fuera, lo que se envuelve y lo que se descubre, lo que se oculta y lo que se muestra.

‘Ohiko lekuak-lugares comunes’ es el título del proyecto ganador organizado por el Ayuntamiento de Deba en colaboración con el grupo Arte Eskola Bizirik para el apoyo a jóvenes en las artes visuales. Las fotógrafas Sara Berasaluce y Yone Estívariz resultaron premiadas con una beca para la producción de su proyecto que podrá verse hasta finales de este mes en el claustro de la iglesia de Santa María. El escenario elegido para la presentación de los resultados asume un protagonismo indiscutible. Las piezas impresas en grandes tamaños y adaptadas a superficies como telas que cuelgan del techo, aportan sin duda una capa de interés a una sugerente propuesta en torno a la intimidad de los lugares y la memoria que se posa sobre ellos.