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EEUU mata con un dron en Kabul al que considera líder de Al Qaeda, Ayman al-Zawahiri

En una alocución televisada, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha anunciado la muerte en Kabul en un ataque con misiles del que consideran jefe máximo de Al Qaeda en la actualidad y antiguo número dos de Bin Laden. EEUU y Afganistán se reprochan mutuamente incumplir los acuerdos de Doha.

Ayman al-Zawahiri, buscado por EEUU desde 2001.
Ayman al-Zawahiri, buscado por EEUU desde 2001. (Wikipedia Commons)

Estados Unidos mató este fin de semana al líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahir, quien se encontraba al frente del grupo terrorista desde el asesinato de Osama bin Laden en 2011, en una operación antiterrorista llevada a cabo por un dron en Kabul, la capital de Afganistán.

En una comparecencia televisada desde el balcón de la Sala Azul de la Casa Blanca a última hora del lunes, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha afirmado que con la muerte de Al Zawahiri «se ha hecho justicia» y que el mundo ya no debe temer a este «asesino despiadado».

Según la Casa Blanca, Al Zawahiri fue asesinado en la mañana del domingo en una residencia de Kabul, concretamente a las 6:18 hora local (1:48 GMT), cuando se encontraba en el balcón de la residencia en la que se alojaba y un dron le disparó dos misiles Hellfire.

Según la Casa Blanca, únicamente el líder de Al Qaeda murió en la operación, y ninguno de sus acompañantes falleció, algo en lo que el propio Biden ha insistido en varias ocasiones y que ha dicho haber puesto como una de las condiciones para proceder con el ataque.

La autorización de Biden se otorgó unos días antes del ataque, el lunes 25 de julio, tras varias semanas de reuniones con su cúpula militar y de inteligencia.

La inteligencia estadounidense llevaba meses confirmando por múltiples fuentes y distintos métodos que efectivamente era Ayman al Zawahiri quien residía en esa casa, de la que nunca salía y únicamente quedaba expuesto cuando se encontraba en el balcón.

Según indicó en una llamada con periodistas una alta funcionaria del Gobierno estadounidense, EE.UU. llegó a tener «un grado de confianza alto» de que Al Zawahiri vivía en esa casa de Kabul.

El considerado líder de Al Qaeda se trasladó a la capital afgana junto a su familia a principios de este año procedente de Pakistán y, de acuerdo con la Casa Blanca, pese a su edad avanzada todavía constituía una amenaza para los ciudadanos, intereses y seguridad nacional de Estados Unidos.

En búsqueda y captura desde el 11-S

Nacido en Egipto en 1951, al Zawahiri era un médico que llegó a convertirse en una de las personas más buscadas del mundo como líder de la red Al Qaeda tras la muerte de Bin Laden.

Una de las últimas veces que Al Zawahiri apareció en un vídeo antes de su muerte fue en una grabación difundida por esa organización con motivo del vigésimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU.

En ese vídeo, titulado «Jerusalén nunca será judaizado», se veía a Al Zawahiri vestido con una túnica y una larga barba blanca hablando durante más de una hora sobre una amplia diversidad de temas, en especial de la causa palestina.

Tras los atentados del 11 de septiembre en EE.UU., la Interpol ordenó su busca y captura -Al Zawahiri era entonces la mano derecha de Bin Laden-, bajo la acusación de acciones terroristas en Egipto y de ser «una de las cabezas de Al Qaeda», y el FBI lo puso en su lista de más buscados con una recompensa de 25 millones de dólares por información que llevara a su arresto.

Desde entonces, ha vivido escondido presumiblemente en alguno o varios lugares entre Afganistán y Pakistán y ha aparecido en vídeos y grabaciones difundidas por páginas islamistas comentando la actualidad y recordando su permanente compromiso en la lucha contra los que consideran enemigos del islam.

Doha como arma arrojadiza

Tras este anuncio, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha acusado al régimen talibán de Afganistán de violar «gravemente» el acuerdo de Doha al haber cobijado en Kabul a Ayman al Zawahir.

En un comunicado, Blinken también ha acusado a los talibanes de haber traicionado las «repetidas» garantías al mundo de que no permitirían que el territorio afgano fuese usado por terroristas para amenazar la seguridad de otros países.

Por contra, el Gobierno talibán ha condenado el ataque, aunque no se ha referido en ningún momento a la víctima, y afirmado que se trata de una violación del acuerdo de Doha con Estados Unidos.

El Gobierno talibán «condena enérgicamente este ataque, que se produjo por el motivo que fuera, y lo considera una clara violación del derecho internacional y del acuerdo de Doha», ha dichoel principal portavoz islamista, Zabiullah Mujahid, en un comunicado.

Estos ataques «repiten la experiencia fallida de los últimos 20 años y van en contra de los intereses de Estados Unidos, Afganistán y la región. Repetir esas acciones dañará las posibles oportunidades» de estabilizar la región, ha añadido.