Euskadiko Orkestra en Quincena, una fructífera relación
«Euskadi es cultura, ancestral y contemporánea. Es música, tradicional y de vanguardia». Así se presenta Euskadiko Orkestra en su página web pero, esta presentación bien podría valer también para la Quincena Musical Donostiarra. Y es que, estas dos entidades, mantienen un largo affaire.
Dice un estudio de la Universidad de Emory en Atlanta (Georgia, Estados Unidos) que las parejas con una diferencia de edad de 5 años tienen un 18% más de probabilidad de fracasar que una pareja en la que ambos tienen la misma edad y que, cuanto mayor es la diferencia de edad, mayor es la probabilidad de fracaso. El estudio calcula en un 95% las posibilidades de ruptura de una pareja con 20 años de diferencia. Pero, al parecer, este estudio solo tiene validez para las relaciones amorosas porque, para la Quincena Musical y Euskadiko Orkestra sus 43 años de diferencia no son nada. En el año 1982, en la cuadragésimo cuarta edición de la Quincena Musical, la Orquesta Sinfónica de Euskadi tomaba parte por primera vez en el festival.
La orquesta –que este pasado abril ha cumplido 40 años–, aunque ha participado y participa en multitud de festivales, es con Quincena Musical con quien mantiene una relación más larga y sólida. Desde sus inicios ha estado presente de manera ininterrumpida, tanto con programas sinfónicos como de ópera, cámara o infantiles. En el primer encuentro de este fructífero vínculo se interpretó el Réquiem de Verdi en el Teatro Victoria Eugenia –que, en ese momento, era sede principal del festival– con el Orfeón Donostiarra y Enrique Jordá a la batuta –primer director titular y después honorario de la orquesta–.
Desde entonces, Euskadiko Orkestra ha intervenido en todas las ediciones de Quincena sin interrupción. Ni siquiera falló a su cita anual en 2020 –primer agosto tras el inicio de la pandemia, apenas terminado el confinamiento–, año en el que Quincena Musical adaptó el festival a un formato menor y en el que contó con Euskadiko Orkestra hasta en tres ocasiones diferentes –la suerte de la pandemia fue que Semyon Bychkov, a quien podremos ver el próximo día 26 en el Kursaal dirigiendo a la Orquesta Filarmónica Checa, se quedó ‘atrapado’ en casa, cerca, con la agenda repleta de cancelaciones, aplazamientos y huecos libres para poder dirigir a la orquesta de Euskadi, de donde se ha fraguado una especial relación que ha permitido realizar con él más conciertos, los cuales difícilmente se hubiesen producido en condiciones normales –.
En 2020, Euskadiko Orkestra ya acompañó en Quincena al tenor donostiarra Xabier Anduaga en recital –con la dirección de su titular Robert Treviño–, pero haberlo podido hacer en su debut del papel de Tonio, con semejante derroche vocal, será un recuerdo imborrable para todos
Aunque en principio en Quincena Musical no existe esta figura como tal, en la práctica, por cercanía y calidad, Euskadiko Orkestra ha funcionado como orquesta residente del festival –afianzando esta relación como ‘pareja de hecho’–, quien en 2006 otorgó su Medalla de Honor a la formación vasca para celebrar sus bodas de plata juntos.
Un esperado reencuentro
Esta edición de Quincena, en una situación sanitaria aún complicada pero muy lejos ya –afortunadamente– de las duras restricciones pandémicas de los dos últimos años, devuelve a público y artistas esa sensación de normalidad tan añorada por todos. Y uno de los reencuentros más esperados era el de la ópera. Tras dos años de obligada ausencia, la que durante mucho tiempo fue la gran protagonista del festival volvía al escenario del Kursaal. Y, en su foso, la encargada de propiciar este regreso ha sido Euskadiko Orkestra.
Siempre pronta y agradecida a Quincena Musical por la oportunidad de seguir participando en el festival de Música clásica más veterano y uno de los más reconocidos a nivel estatal, la orquesta vasca no solo ha cumplido con su comprometida parte en el conjunto del espectáculo lírico, sino que lo ha hecho a un altísimo nivel, a las atentas órdenes de Lucas Macías, contribuyendo en gran medida al enorme éxito que ha cosechado ‘La fille du régiment’ los pasados días 12 y 14. En 2020, Euskadiko Orkestra ya acompañó en Quincena al tenor donostiarra Xabier Anduaga en recital –con la dirección de su titular Robert Treviño–, pero haberlo podido hacer en su debut del papel de Tonio, con semejante derroche vocal, será un recuerdo imborrable para todos –incluida su partenaire, la también donostiarra Elena Sancho-Pereg, que bordó el rol de Marie–.
Una noche con Gershwi
Si, aun siendo parte imprescindible, la orquesta siempre cede el protagonismo a los cantantes en la ópera, en el concierto de hoy sábado (Kursaal, 20.00) Euskadiko Orkestra será la estrella… con permiso de su director invitado, el carismático Wayne Marshall. El director británico ha escogido para esta velada un repertorio monográfico dedicado al compositor George Gershwin a través de dos de sus obras más populares: la célebre ‘Rbapsody in Blue’ y la ópera ‘Porgy & Bess’ –con una selección de arias y coros interpretados por la soprano Indira Mahajan, el barítono Eric Greene y Andra Mari Abesbatza– en la que será su cuarta vez al frente de la formación vasca.
Wayne Marshall –quien, además de director de orquesta, es pianista y organista– es reconocido internacionalmente por sus interpretaciones de obras de compositores estadounidenses del siglo XX, especialmente Gershwin, de quien se le considera uno de los mayores especialistas actuales. Tanto es así, que él mismo será el solista de piano en ‘Rhapsody in Blue’ –Marshall tiene en su discografía varios CDs dedicados a la música de Gershwin para piano–.
George Gershwin es considerado el representante del espíritu musical de las primeras décadas del siglo XX en Estados Unidos, caracterizado por el equilibrio que logró entre la música popular –íntimamente relacionada con el jazz y el blues– y la música clásica importada desde Europa –Chopin, Liszt, Debussy…–. Tanto ‘Rhapsady in Blue’ como ‘Porgy & Bess’ son magníficos ejemplos de cómo Gershwin mezcla con maestría ambos estilos en su música.
‘Rhapsody in Blue’ alude en su título al estado de ánimo blue –triste, melancólico–, que a su vez da origen y sentido a todo el género blues. Sin embargo, lejos de ese aire nostálgico, tras el inconfundible ‘glissando’ inicial del clarinete se desata una avalancha de trepidantes ideas musicales, coloridos timbres orquestales y ritmos sincopados, que la convierten en una de las más célebres piezas de la música clásica norteamericana.
‘Porgy & Bess’ hoy en día está considerada parte del repertorio de ópera estándar y el propio Gershwin la tenía como su mejor obra, pero no fue aceptada en los Estados Unidos como tal hasta cuarenta años después de su estreno, en gran parte por las reticencias que durante mucho tiempo hubo en aceptar que los protagonistas de una ópera pudieran ser afroamericanos. En esta ocasión, los protagonistas estarán encarnados por dos cantantes estadounidenses –Indira Mahajan y Eric Greene–, ampliamente familiarizados con el repertorio. El coro Andra Mari de Errenteria, una de las instituciones vascas del canto coral, pondrá la guinda a la velada con sus intervenciones, expresivas y complejas.