La odisea de las «madres solteras»: del olvido a la exclusión
Las familias monoparentales son en su mayoría lideradas por mujeres que en muchos casos han sufrido violencia machista y se encuentran en exclusión social. Miembros de asociaciones dieron cuenta este miércoles de la múltiple discriminación a la que se enfrentan en un coloquio celebrado en Iruñea.
«Nunca tuve la suerte de esperar a mi hija cuando llegaba en autobús del colegio, ni tampoco he podido ir a sus partidos de baloncesto. Llegué sola de África y tuve la suerte de encontrar trabajo, pero con mi nómina no me llega y no tengo apoyos». Son palabras de Oumoul Khairati, madre soltera y miembro de la asociación Flor de África, que este miércoles relató las dificultades de las familias monoparentales desde la visión de las mujeres migrantes en un coloquio organizado por la Red Navarra de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Civivox de Iturrama.
Crítica es igualmente la situación de las mujeres a las que ayuda Farmata Watt, de Médicos del Mundo, la mayoría migrantes con hijos o hijas con discapacidad y que no pueden trabajar ni formarse debido entre otros motivos a la difícil conciliación y la situación de irregularidad en la que se encuentran. Ambas impulsan redes de apoyo entre mujeres que se encuentran en la misma situación para intercambiar experiencias, cuidar a los niños y niñas o fomentar espacios de autocuidados allí donde la Administración no llega. «Dicen que nos llevamos las ayudas, pero no sabemos ni que existen. Tenemos problemas con el idioma, con los documentos, no nos llega la información», explicó Watt.
Invisibles
Muchas de ellas ni siquiera aparecen en las estadísticas. El Instituto Nacional de Estadística, por ejemplo, recoge el número de hogares monoparentales pese a que hay familias que conviven con otras y, por tanto, son invisibilizadas en los resultados. Con todo, los profundos cambios económicos, sociales y culturales de las últimas décadas han propiciado un aumento de las familias monoparentales. Casi dos millones de familias son monoparentales en el Estado español, y, según el INE, en Nafarroa había 22.000 hogares monoparentales en el 2020.
Desde el Grupo de Trabajo de Género de la Red llevan más de un año analizando la situación de las familias con un solo progenitor, y los datos que arrojó ayer Ana Leuza son significativos: casi el 92% de estos núcleos encabezados por un solo adulto tienen una mujer al frente, y más de la mitad de las personas encuestadas declaran haber sufrido violencia machista (59,5%). Además, el mayor porcentaje lo componen familias que ingresan solamente entre 500-1000 euros al mes (54,1%), y casi dos de cada diez no ingresan más de 500 euros.
La mayoría afirman no recibir ningún tipo de prestación o servicio por el hecho de ser familias monomarentales pese a la acreditación oficial que puso en marcha el Gobierno de Nafarroa en el 2019. Sí reciben algun tipo de prestación económica como la Renta Garantizada, pero gran parte sufre problemas económicos.
Sin casa y sin ley
La vivienda es una de las patas más importantes para lograr estabilidad en estas familias, pero madres solteras afrontan muchas dificultades para acceder a un hogar digno. Maria Pizarro, de la Asociación Juntas y Revueltas, dio cuenta de las discriminaciones que sufren también las mujeres migrantes con hijos a su cargo. «Cuando son mujeres latinas, las inmobiliarias no les cogen ni el teléfono, no tienen acceso al bono social de la luz porque no les quieren cambiar la titularidad, y están por debajo del nivel de pobreza que contempla el Gobierno para acceder a una vivienda social», subrayó.
La presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres Solteras (FAMS), Carmen Flores, criticó en ese sentido que el plan estatal de acceso a la vivienda que se encuetra en marcha «nos ha obviado directamente. No recoge siquiera una mención que atienda a esa especificidad. Muchas madres solteras se ven obligadas a compartir habitación, pero, aun así, se encuentra con el problema de que no les quieren alquilar un piso».
La situación de las familias monomarentales se explica, según Flores, en la inexistencia de un marco normativo. «Hay comunidades, como Navarra, que han tomado la iniciativo de legislar, de acreditar. A veces sirve de poco tener un carné, pero al menos ayuda a identificarte, a reclamar derechos. No pedimos nada extraordinario, sino tener nuestro papel en la sociedad de manera equitativa», añadió.
Desde que la Federación echase a andar allá por el año 94, la situación «no ha cambiado mucho» de acuerdo con Flores. Todavía se asocia a estas madres a un modelo de familia desestructurado, por estar incompleto, por golpear los pilares del patriarcado, y la desigualdad respecto a familias biparentales es manifiesta, según Flores. Confía en que en la próxima Ley de Familias en la que trabaje el Gobierno español, para la que han realizado una serie de aportaciones, mejore su situación, pero recordó que en materia de conciliación y corresponsabilidad «no se nos ha tenido en cueta como un modelo de familia de pleno derecho».
Desde la Red reconocen el esfuerzo efectuado durante los últimos años por la Administración para lograr la acreditación, pero reclaman que esta sea más accesible y práctica, además de mayores medidas de conciliación o en materia de vivienda.