El segundo largometraje como directora de la actriz Olivia Wilde ha pasado por Venecia y Donostia ante la indefirencia de la crítica, pero con mucho interés mediático por la rumorología que ha rodeado a esta producción de New Line Cinema. El protagonista masculino tenía que ser en principio Shia LaBeouf, pero fue rechazado por sus adicciones, siendo sustituido por el joven cantante Harry Styles, con el que la Wilde ha iniciado una relación sentimental, lo que le ha enfrentado a la actriz principal Florence Pugh.
No hace falta ser muy malpensado para concluir que el contenido promocional está más en lo extracinematográfico que en la película misma, y esto nunca es un buen síntoma para la audiencia que ama el suspense y las historias que esconden una verdad que habrá que ir descubriendo durante la proyección, tal como prometen los avances.
Vicitory es una ciudad utópica de los años 50 situada en medio del desierto, donde sus residentes han firmado un contrato de confidencialidad en torno al proyecto secreto a cambio de una vida confortable, hasta que una joven ama de casa, que sufre pesadillas, empieza a investigar que es lo que maquinan los maridos a espaldas de sus mujeres.