El Departamento de Salud del Gobierno de Lakua ha informado al Parlamento de que durante el pasado mes de agosto de 2022 los responsables de Osakidetza decidieron el cierre de 14 plantas en un total de 9 hospitales y se cerraron también 925 camas en un total de centros hospitalarios, lo que supone casi el 13% de las camas existentes en el sistema público de salud de la CAV.
A preguntas de la parlamentaria de EH Bildu Rebeka Ubera, se desvela que en la OSI de Donostialdea se cerraron nada menos que 6 plantas y 166 camas. En el Hospital de Basurto se cerraron 137 camas, en Cruces, 106 y en la OSI Bidasoa 102 durante todo el verano.
Según esta información, en mayo hubo una planta cerrada en Cruces y 102 camas en la OSI Bidasoa. Lo que no aclara la documentación emitida por el Departamento de Salud al Parlamento es por qué el cierre de toda una planta en Cruces no tiene repercusión en las camas disponibles.
En junio se cerraron 3 plantas y 198 camas, en julio 8 plantas y 626 camas y en setiembre, 5 plantas competas y 621 camas.
«Muestra del deterioro de Osakidetza»
La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, responde a la parlamentaria Rebeka Ubera, que pidió los datos de cierres de plantas y camas en estos meses, que «en la mayor parte de los hospitales no se cierran plantas completas, sino un número variable de camas en las plantas en las que disminuye la demanda por estar dedicadas a actividad programada o por razones técnicas. El número de camas se adecúa a las necesidades de cada período de acuerdo a la planificación de actividad del hospital, ajustándose diariamente».
Por su parte, Rebeka Ubera ha declarado, al conocer la respuesta gubernamental, que «esto confirma lo que veníamos denunciando. Cierto que es habitual el cierre de camas en verano, pero este año el problema ha sido especialmente importante».
En opinión de la parlamentaria de EH Bildu, «es una muestra más del deterioro al que este Gobierno está llevando a Osakidetza».
«El paciente –afirma– ya no es el centro del sistema de salud. Ahora es él el que tiene que adaptarse a los criterios, economicistas muchas veces, de Osakidetza, cuando lo que hay que hacer es adaptar el sistema a las necesidades de los pacientes».