OSASUNA MEMORIA

De Frutos, gudari, murió defendiendo Madrid. La historia jamás contada del Club Natación

Perteneciente a una familia burguesa –los Guzmán de Frutos-Vida–, la figura de Xabier, totalmente olvidada por pertenecer al bando de los “perdedores”, como tantas otras, no pasaría a la historia de Iruñea.

Xabier de Frutos fue un activista político, cultura y deportivo de la Iruñea anterior al golpe militar del 36.
Xabier de Frutos fue un activista político, cultura y deportivo de la Iruñea anterior al golpe militar del 36. (Osasuna Memoria)

Su perfil merece ser rescatado: promotor del deporte popular, artista, activista político de izquierdas y primer presidente del Club de Natación, además de defensor de la legalidad y la justicia republicana.

Xabier de Frutos, como le gustaba firmar sus escritos, cuadros y dibujos, fue Capitán de las Milicias Antifascistas Vascas, pamplonés nacido el 3 de julio de 1909 y que murió en las batallas de la defensa del Madrid sitiado por tropas franquistas un día sin determinar de noviembre de 1936.

Morir en la flor de la juventud no le impidió tener una vida rica en satisfacciones políticas y artísticas,. La desaparición todavía inexplicable de sus restos mortales originó una búsqueda febril y vana por su madre y hermanos.

En la obra “Los Vascos en el Madrid sitiado”, de Jesús Galíndez, da cuenta de la muerte del gudari «navarro y nacionalista», un joven idealista con futuro prometedor, que lo dejó todo por combatir a Franco en las Baleares o Madrid, y que, por su talento y creación artística, llegó a diseñar el uniforme de las milicias a las que pertenecía, como se puede apreciar en la siguiente fotografía.

Sus orígenes

Xabier era hijo de Domingo Guzmán de Frutos Eslava, magistrado en Iruñea y fervoroso adalid del progreso agrícola de las tierras de la Ribera, desde las asociaciones de regantes de Valtierra, Arguedas o Milagro.

Su gran obra en beneficio de la comarca fue la consecución de la presa del Río Aragón y, hasta hace unos años, su nombre figuraba en un monolito, desaparecido hoy, e inaugurado con mucha pompa en 1924 con banda, autoridades y banquete en la Estación de Castejón.

Su esposa, María Luisa Vida Lara, no compartía con su marido la afición por la vida rural, ni tampoco residir en el palacio de la familia De Frutos en Tudela, la “Casa de Labastida” (hoy abandonada), así que decidió que la familia se instalaría en Iruñea, donde los hijos recibirían clases de francés, euskara, tenis y piano.

Si la familia paterna del magistrado tenía raigambre liberal y de aristocracia menor, emparentada con el Marqués de la Real Defensa, la materna tenía otra más variopinta.

El abuelo de Xabier vino de Trecchina (Italia) y montó una fundición en Pamplona. Se casó Don “Giuseppe Vita” (castellanizado “Vida”), primero con una señora Elberdin y después con Margarita Lara Goñi, de Arraitza, donde convivían el carlismo, nacionalismo y liberalismo.

La familia materna presumía de sus orígenes italianos e incluso franceses (Gaumont), pero era notable su vasquismo y cosmopolitismo, que marcaron indeleblemente la trayectoria de Xabier.

Un burgués adoptado por el proletariado

Gustaba de la música, fue txistulari de la Banda Municipal y dibujó la carátula del método de Txistu de P. Olazarán. Anhelaba ser diplomático, pero le atraía mucho la arquitectura, como se aprecia en sus dibujos de estilo art-decó o en su diseño del uniforme de las Milicias.

Se inscribía en las tendencias estéticas de vanguardia, como también lo hacía en la política: «Se identificaba con la defensa de su patria chica, Euskalerria, de los más desfavorecidos, con el corazón siempre a la izquierda», según nos cuentan sus familiares. Baldomero Barón Irigaray, por su parte, compañero del Club y del Comité Navarro de las Olimpiadas Populares, señalaba en una entrevista a “Navarra Hoy”, en 1986, que Xabier, como él, era de ideología comunista.

La familia tenía caudal suficiente para costear una buena educación para sus hijos y una vivienda a la última en la Avenida de Baja Navarra 11, esquina con Amaya, del arquitecto Alzugaray, rematada con un estilo interesante que aglutina elementos art-decó con medallones de figuras del campo vasco a lo largo de la fachada.

Allí acabaron viviendo tras hacerlo con parientes en la calle Mercaderes, primero, y en las “casitas inglesas”, después, obra del arquitecto Urkola en la misma avenida (hoy desaparecidas). Emiliana Zubeldía, autora de “un apres-midi basque” y exiliada tras la derrota en México, era vecina.

En casa de los Guzmán de Frutos, comenta su sobrino Ion De la Riva, «se reunían amigos de todas las filiaciones en torno al piano de la abuela», quien tocaba “Siboney” o ritmos modernos venidos del incipiente jazz, Milhaud o Ravel. «Allí podían juntarse los Delguayo, el doctor Juaristi, los Monzón, los Sanz Huarte, los Cayuela, o el “Cojo de Zirauki», añade.

Tan pronto estaba en el Orfeón, acudía al Casino Eslava o al elitista Tennis Lawn Club por su origen familiar, como aparecía en la “Casa del Pueblo” o en las competiciones deportivas con sus amigos.

Además de las artes gráficas, la pintura, la música y la política, a Xabier siempre le interesó la cultura y el deporte como herramientas de liberación de la clase obrera y campesina.

Visitaba frecuentemente la Ribera, donde vivía su novia, María Zapatería, con la que se cuenta paseaba por el Paseo Sarasate con el buzo mono azul obrero que Lorca hizo suyo en los viajes de “La Barraca”, su compañía de espectáculos, que visitó varias ciudades navarras.

El «simpático Frutos» o «colaborador de arte», como lo califica “Diario de Navarra”, pasaría en pocos años a ser el gudari que entregó su vida combatiendo con las armas en defensa de la libertad y la justicia.

«Es a través de Elberdin, –prosigue Ion–, que su padre accede a ayudar a Joaquín Gastón Elizondo cuando una inspección amenazaba con descubrir un desfalco del susodicho en la Tabacalera, algo que habría de lamentar la familia desde el momento que el desvergonzado se negó a devolver el préstamo, llevándolos a la ruina. Tuvieron que malvender propiedades en la Ribera y en Iruñea para trasladarse a Madrid a pleitear en el Supremo».

El artista, sportman y activista político

Xabier fue el único de la familia que no se trasladó a Madrid, quedándose a estudiar oposiciones en una habitación de Pamplona, su “soñatorio” abuhardillado de Navarrería 15, que quedó reflejado en un hermoso cuadro con matices cubistas. Aquel piso compartido hacía las veces de Secretaría del Comité Navarro de las Olimpiadas Populares y también donde escribiría los reportajes que publicó el semanario “Trabajadores”.

Domicilio de Xabier de Frutos en la calle Navarrería, número 15, también sede del Comité Navarro de la Olimpiada Popular.

De aquella época provienen sus creaciones artísticas, de las que algunas referencias hemos logrado recopilar. Tres portadas de libros, unos frescos en el Café Niza (desaparecidos), su participación en el concurso de carteles para Sanfermín –reunió buenas críticas, aunque de estilo muy avanzado para el gusto popular–, caricaturas de futbolistas publicadas en prensa y dos participaciones en exposiciones colectivas, Bilbao y Pamplona.

Su afición a la natación provenía de los veranos de su juventud en Zarauz, acompañado de la familia. Ya de mozo, junto a un grupo de amigos que se bañaban en el río Arga, tramaron lo siguiente: «El Sr. Etayo es muy recto, sí. Déjame a mí, lo convenzo y tú serás el presidente», Jesús Azpilicueta y él idearon cómo fundar el Club de Natación. La Compañía El Irati les cedería los terrenos.

El padre ya había fallecido en 1931, una muerte en la que tuvo mucho que ver la penosa situación del desfalco, según nos cuenta la familia. La viuda y sus otros cinco hijos se encontraban aún en Madrid, regentando la pensión Zanfa de la Calle Atocha 16, cuando sobrevino el golpe de Estado del 36.

¡No Pasarán!

Xabier no estaba en Iruñea ese fatídico día por haberse trasladado a Barcelona con un nutrido grupo de pamploneses para participar en las citadas Olimpiadas Populares de la capital catalana.

«El cojo e inteligente De Frutos», así lo definió Rafael García Serrano, quien relacionaba al líder comunista navarro, Jesús Monzón, con Xabier y la expedición a Barcelona, y que, por parte de Monzón, no se dio, conocida como es su participación en la reunión del Gobierno Civil en Pamplona  aquel mismo día y su posterior huída.

Una vez en Barcelona, De Frutos participa en la fundación del Partido Socialista Unificado de Catalunya, con el que entra en contacto aquellas primeras jornadas del golpe. Se enrola en un Batallón republicano hacia Baleares para combatir contra los franquistas y sus aliados italianos fascistas. También combatió en Barbastro.

Sobrevive a esa contienda y después se traslada a Madrid con sus compañeros y se reúne con su madre y hermanos, demostrando su orgullo de soldado y teniente republicano.

Xabier de Frutos colaboraba con el semanario "Navarra"

En la capital española fundan las Milicias Antifascistas Vascas (MAV). A pesar de la variada procedencia de sus miembros, el mando fue asignado principalmente a navarros.

Además de Xabier, que ocuparía el cargo de teniente y después capitán, encontramos a Vicente Lizarraga Istúriz, el ideólogo, y a Emilio Alzugaray Goicoecha, un militar de la rama de ingenieros que había desarrollado su carrera en Marruecos y en el sur de la península, cuya vida es digna de una producción cinematográfica.

En una entrevista a “Estampa” (3/10/1936), entre otras cosas, señala que la intención era de ir a combatir a su país, al País Vasco..

La defensa de Madrid trajo la muerte de Xabier. Cayó en la Casa de Campo, cerca de la Ciudad Universitaria, a mediados de noviembre de 1936. Las circunstancias de su fallecimiento no han sido bien esclarecidas, pero la hipótesis más plausible es que ocurriese el 21 de noviembre, durante un ataque a la posición rebelde “Casa Quemada”.

La ofensiva fue un fracaso y los atacantes tuvieron que retirarse desordenadamente a su posición de partida.  Las MAV de Xabier incluían un destacamento de la Guardia Presidencial. Su cuerpo pudo haber quedado en tierra de nadie, siendo imposible recuperarlo.

Los restos nunca aparecieron y la madre vio destrozada su vida para siempre al saber de la noticia, mientras que Xabier será un héroe de guerra silenciado e invisible. Tiempo después conocerá, a través del dueño del Hotel La Perla, el falangista José Moreno, que su hijo estaba en las listas negras de Iruñea.

Hoy sigue sin aparecer su rastro y solo un puñado de fotografías y obras suyas consuelan a quienes le perdieron para siempre. Su sobrino, Ion De La Riva, actual embajador de España en Irlanda, escribió “Doblo Fondo/Hondo Bikorra”, las memorias familiares que pueden consultarse en la Biblioteca General de Navarra.

La memoria de estos lugares y personajes olvidados por los libros de historia generalistas se mantiene viva gracias a iniciativas como el recorrido guiado dedicado a las Milicias Vascas, organizado por el Grupo de Estudios del Frente de Madrid.

Nadie en el Club ni en la capital navarra lo homenajeó en todos estos años hasta hoy. El cuerpo de Xabier permanece en algún lugar ignoto lejos de su Pamplona natal y de su amada Vasconia.