Joseba Salbador Goikoetxea
Entrevue
Juan Antonio Armentia Arechabala
Movimiento de Pensionistas de Araba

«La brecha digital provoca aislamiento, miedo e inseguridad»

La brecha digital es un problema que se ha hecho visible a raíz de la pandemia, pero hace tiempo que lo padecen las personas mayores, según Juan Antonio Armentia, miembro de la asociación Por una Vida Digna que, junto con Arabako Pentsionistak Lanean, conforma el Movimiento de Pensionistas de Araba,

Juan Antonio Armentia.
Juan Antonio Armentia. (Endika PORTILLO | NAIZ)

La brecha digital, ¿es algo que ha surgido ahora o viene ya de hace tiempo?

No cabe duda de que, antes de hacerse visible este problema, venía produciéndose un proceso previo de deshumanización que ha ido debilitando la relación personal. Es algo que comenzó con los grandes centros comerciales, que trajeron consigo el cierre de las tiendas de confianza, a las que acudía todo el mundo y donde se daba un trato cercano y personal.

Algo parecido a lo que sucedía en los bancos, donde conocías al director de tu oficina, que con los años se convertía en una persona de total confianza. Pero esa figura ha desaparecido, ya que les están moviendo continuamente, yo creo que para evitar precisamente que se cree esa relación de confianza. Y lo mismo sucede en Osakidetza, donde los cambios en el servicio de atención primaria son constantes, cuando antes tenías el mismo médico prácticamente durante toda tu vida.

Ahora parece que se ha dado una vuelta de tuerca más y todo está digitalizado.

Así es. Yo entiendo que la evolución tecnológica es inevitable, que siempre ha habido una necesidad de adaptar los servicios a las nuevas tecnologías. Pero creo que la clave está en el ritmo de esos cambios, que es lo que en definitiva está acentuando la brecha digital. Y esto se ve claramente con los más jóvenes, que desconocen tecnologías recientes como los toca-discos de vinilo, por poner un ejemplo. Y lo de pagar con la tarjeta también quedará anticuado, ya que todo lo haremos con el móvil.

¿Cómo afecta a las personas mayores este proceso de digitalización a marchas forzadas?

No cabe duda de que esto está generando el aislamiento de las personas no habituadas al uso de las nuevas tecnologías, pero también miedo e inseguridad a quienes se animan a utilizarlas. En definitiva, esto provoca una sensación de que ‘me estoy quedando atrás’, de que ‘me estoy quedando marginado’.

¿Cree que la pandemia ha agravado esta situación?

No cabe duda de que la brecha digital ha aumentado tras la pandemia, y aquí sí se puede decir que ha sido de forma intencionada, porque en muchos casos la atención no presencial se ha prolongado de forma injustificada. Tras superar el momento álgido de la pandemia, lo normal hubiera sido volver a la situación anterior, pero se ha utilizado como pretexto para no volver a dar una atención personalizada, tanto en la sanidad como en la banca y en la administración pública en general. No cabe duda de que todos tenemos que hacer un esfuerzo para adaptarnos, pero siempre tiene que quedar abierta la opción del trato personalizado.

En el caso de la banca, ¿cree que la privatización de las cajas vascas es otra de las razones del deterioro del servicio?

Evidentemente sí que tiene que ver. En los diferentes estudios que hemos realizado, hemos visto que este proceso de privatización ha ido mermando esa cercanía que podías tener con las cajas, lo mismo que ha ido decayendo su apoyo a las empresas.

La brecha digital, ¿afecta de forma diferente según la situación económica de cada persona?

Por supuesto. No todo el mundo tiene medios económicos para tener un ordenador, una tablet o un móvil de última generación. Está claro que estos cambios vienen muy bien al sistema capitalista, que siempre está creando necesidades nuevas para que la gente siga consumiendo. Y no olvidemos la intromisión en la intimidad que suponen las nuevas tecnologías. Es curioso cómo utilizan tus datos para hacer campañas comerciales. Llega un momento en que no tienes ni intimidad.