La cifra de las reunidas este domingo en la Alhóndiga de Bilbo, más de una veintena, puede ayudar a hacerse una idea sobre cuál es la presencia de las mujeres en los puestos directivos de los festivales de cine de todo el mundo. Es decir, del poder real detentado por las mujeres en este sector.
«Los equipos de producción, comunicación, gestión de copias, atención a personas invitadas, protocolo y otras áreas de los festivales de cine están formadas, en su mayoría, por mujeres. Somos las que sostenemos los festivales de cine, pero estar en los lugares de poder y visibilidad, eso es muy diferente», ha apuntado María Zafra, de la Mostra Internacional de Films de Dones y una de las moderadoras del encuentro.
De todas formas, no hay datos reales, no hay estudios, como han reconocido algunas de las participantes en este encuentro profesional nada habitual pero sí necesario –lo han recalcado las propias participantes– y que ha propiciado Zinebi.
‘Working in progress’ en Donostia
El Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbo ha reunido este domingo a más de una veintena de programadoras y directoras de festivales de cine de todo el mundo dentro del encuentro promovido para reflexionar sobre la situación en que se encuentran las mujeres en el panorama internacional de certámenes cinematográficos.
Bajo el título ‘Las mujeres en los festivales de cine ¿Dónde estamos?’, lo que de alguna manera se ha buscado es hacer una radiografía de cuál es la situación real y, a su vez, empujar a una reflexión sobre cómo se trata al cine hecho por mujeres en las programaciones de los festivales.
«¿Quién toma las decisiones en los festivales? ¿En qué medida los comités o cargos de dirección tienen que cambiar?», ha lanzado la pregunta Vanesa Fernández, la directora de Zinebi.
De hecho, a la vista de la representación vasca, la respuesta podría ser: «En gran parte, las mujeres». Pero, evidentemente, hay matices. Junto a Vanesa Fernández, han estado en el encuentro Maialen Beloki, subdirectora del Festival Internacional de Cine de Donostia; Alaitz Arenzana, directora de Zinegoak, Festival Internacional de Cine y Artes Escénicas Gaylesbitrans de Bilbo; Eva Rivera, directora de Dock of the Bay, el Festival de Cine Documental de Donostia; Ana Gutiérrez, directora de Zinemakumeak Gara o Muestra de cine dirigido por mujeres de Bilbo; Garbiñe Ortega, comisaria y exdirectora del Festival Punto de Vista de Iruñea; e Izaskun Arandia y Kristina Zorita, presidentas de la Asociación de mujeres del audiovisual (H)emen.
El único festival de categoría A –la máxima en certámenes internacionales– de Euskal Herria tiene una estructura en la que «en el comité de dirección hay más mujeres que hombres, el comité de selección es paritario, y siempre ha habido un hombre dirigiendo», ha explicado Maialen Beloki.
Los últimos años se están llevando acciones para corregir determinadas desigualdades, de género, raza, etnia y clase social, además de que se ha activado un proceso formativo interno, ha apuntado. «Anualmente se está haciendo un informe de identificación de género, para saber qué pasa con los procesos de selección. Así obtenemos una lectura sobre qué pasa en diferentes secciones y nos hemos empezado a dar cuenta de la desigualdad que hay», ha añadido.
Están en un «proceso abierto, de escuchar más. En un working in progress en toda regla», ha explicado.
Sin embargo, hay una realidad: ninguno de los festivales de categoría A del mundo está dirigido por una mujer, ha apuntado Vanesa Fernández. Tampoco en el Festival de Venecia. Anette Dujisin, programadora hasta hace poco de la Semana Internacional de la Crítica de Venecia y actualmente gerente en Filmin Portugal, ha dado una visión demoledora de este certamen, con una dirección claramente masculina y una ‘red de familiares de directivos’ colocados estratégicamente.
Pasos adelante sí, pero...
«¿Alguna de vosotras, antes del 2004, estaba dirigiendo un festival?», ha preguntado Mane Cisneros, directora del Festival de Cine Africano (FCAT) de Tarifa. Fue en esa fecha cuando creó el FCAT y, en estos 20 años, ha relatado «siempre he estado sola en mundo de hombres, en festivales y premios. Al principio tampoco había casi mujeres en el panorama de las cineastas, pero ha habido un relevo generacional en el continente y, en los últimos años, ha habido incluso ediciones en las que las películas a competición eran mayoritariamente femeninas. Ha sido una carrera de fondo muy dura en donde me hubiera gustado contar con hombres que se sumaran y es verdad que ha habido un cambio, pero no debemos cruzarnos de brazos».
Lo cierto es que cada festival y cada país, valga la frase hecha, es un mundo. No es lo mismo un certamen como el Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay –Alejandra Trelles Cervetto, su directora artística, ha hablado de un trabajo de voluntariado en el que han desaparecido los hombres–, citas también pequeñas y en situaciones difíciles como el Festival Internacional de Cine Documental del Peloponeso –ha estado su directora, Gina Petropoulou– o el Doclisboa portugués, del que ha participado su codirectora Joana Sousa, quien ha puesto el dedo en la clave del problema: aunque ha habido avances, el problema es estructural. La solución también tendrá que serlo, ha dicho.
No es problema de capacidades
También se ha reflexionado sobre qué influencia pueden tener las propias mujeres en propiciar otra manera de mirar al cine, porque en sus manos está programar unas cosas y otras no; es decir, dar visibilidad.
Y también, es más, el papel en la preservación y memoria histórica del cine realizado por mujeres. Marta Selva, de la Mostra Internacional de Films de Dones, ha apuntado en este sentido que «con el feminismo, siempre tenemos la sensación de que estamos en el punto cero y que, con cada nueva generación, tenemos que volver a recuperar lo conseguido».
Ana Gutiérrez, directora de Zinemakumeak Gara, el único festival de este tipo de Euskal Herria y que ya lleva su edición número 27, ha explicado que la situación «dista de ser de igualdad, pero ha cambiado mucho». Un ejemplo: «El cine que hacen las mujeres es diverso y totalmente plural. Por ejemplo, hemos programado filmes de terror y hay un discurso diferente de las mujeres en un género tan machista».
«Nuestra responsabilidad es política, de apoyar desde perspectiva de género firme el cine», ha afirmado Alaitz Arenzana, directora de Zinegoak. Pesimista sobre la situación real –un sentimiento generalizado en base a las palabras de las participantes–, Arenzana se ha mostrado totalmente a favor de las cuotas.
«No es problema de capacidades, el problema es siempre de reconocimiento. A veces hacemos un paso para adelante y cincuenta para atrás. Hay que forzar a quienes toman decisiones, a esos señores que nos están gobernando, a realizar cambios profundos y reales. Porque si no: el trabajo vuelve a cero, otra vez, y ¡amnesia!», ha redundado Estela Rasal, directora del Festival Internacional de Cine de Huesca.
También han participado Hilke Doering, responsable del Festival Internacional de Cortometrajes de Oberhausen (Alemania); Charlotte Serrand, directora del Festival Internacional de Cine de La Roche-sur-Yon (Estado francés); Anca Caramelea, programadora del Festival Internacional de Cine Pelicam sobre Medio Ambiente y Personas (Rumanía); Anca Caramelea, programadora del Festival Internacional de Cine Pelicam sobre Medio Ambiente y Personas (Rumanía) y Gabriela Martí, directora del Festival RIZOMA (Madrid).