Cuatro generaciones de mujeres habitan ‘El Maizal’, de Toti Martínez de Lezea

La historia comienza a mediados del siglo XIX y termina a mediados del siglo XX, donde conocemos a cuatro mujeres de la misma familia, quienes pasan por diferentes dificultades y alegrías cada una en su contexto histórico. Lo que perdura, además de la sangre que les une, es la casa familiar.

Toti Martínez de Lezea con su novela número 28.
Toti Martínez de Lezea con su novela número 28. (Maialen Andres | FOKU)

La idea de ‘El Maizal’ surgió cuando Toti Martínez de Lezea estaba viendo fotografías familiares, en la que aparecía su bisabuela, quien murió cuando la escritora tenía 15 años. Se detuvo a pensar: ha conocido a su bisabuela, a su abuela, a su madre, a su hija y a su nieta. Con ella son 6 generaciones de mujeres que ha conocido en su familia. ‘El Maizal’ (Erein) se convierte en su novela número 28, donde las protagonistas son cuatro generaciones de mujeres de una familia. «La historia termina en 1975, después de la muerte de Franco. Llegué a la cuarta generación y me quedé ahí, pero podía haber seguido hasta ahora», ha contado en la presentación.

La historia comienza a mediados del siglo XIX y culmina un siglo después, mostrando las realidades de las mujeres de a pie, cada una contextualizada en su época. Martínez de Lezea ha dejado claro que aunque capítulo a capítulo se nos vayan presentando nuevas protagonistas, eso no significa que las más mayores no perduren en la historia. «No las mato a todas con 40 años», ha bromeado. Lo que sí que perdura en toda la novela es el maizal que le da título, que se refiere a una casa de campo que cuenta con una pequeña plantación de maiz. «Un amigo tiene un maizal pequeño, y cuando en verano el sol se pone rojo, el maíz se pone rojo, y es precioso», ha admitido.

Aunque la escritora gasteiztarra nos tenga acostumbradas a historias sobre Euskal Herria, esta vez se ha salido un poco de sus fronteras y ha situado la narración en Huesca. «En Nafarroa ya llevo 10  novelas, tenía que cambiar, y en Huesca han compartido luchas y pestes. Hay pueblos en los que se cuentan historias de ‘Basajarau’ y la Mari buena. Hay pueblos que se llaman Loarre, Ayerbe, somos primos hermanos. Tengo familia que viene de allí... y además, me apetecía», ha argumentado.

Avances en las libertades

Varios de los eventos que sacudirán las vidas de las protagonistas serán hechos bélicos como la guerra de Marruecos, la Primera Guerra Mundial, la Segunda República, la Guerra del 36, la Segunda Guerra Mundial y la dictura franquista, siempre poniendo el foco en cómo son las vidas de las mujeres en cada momento. Por ejemplo, menciona cosas que ya tenemos olvidadas como que las mujeres no eran mayores de edad hasta los 25 años o que debían pedir permiso a sus padres, hermanos o maridos para poder trabajar. «Te casabas y dejabas de trabajar. Incluso ahora se le pregunta a una candidata a un puesto de trabajo si se piensa casar o tener hijos. ¿Y a usted qué le importa? La mujer ha trabajado siempre, en las minas, los caseríos... pero las de clase alta, en el siglo XIX podrían estudiar, pero no ejercer», ha explicado.

Aunque los últimos años narrados la propia Martínez de Lezea los vivió, cuando echa la mirada atrás se ve obligada a documentarse bien «para no meter la pata». «Isabel, la última protagonista, es la que se hace un poco dueña de su vida y ve cómo cambian las cosas desde su bisabuela. Tiene libertad para trabajar o tener hijos sin estar casada, aunque esté mal visto. Pero por ejemplo, he tenido que consultar cuándo una mujer consigue ser catedrática, la ropa que usaban, el transporte, la luz... si van a una chocolatería, ¿cómo se iluminaba? ¿cuándo llegaron las bombillas? porque no es lo mismo una ciudad que un pueblo. ¿Cómo iban de Huesca a Iruñea? en carros de viajeros, ¿y cuábntos pasajeros cabían? ¿Cuánto costaba el billete? 164 pesetas. ¿Cómo hacían para ahorrar si un trabajador cobraba 1 peseta al día? Tras la Guerra Civil, si les expropiaban la casa, ¿dónde fueron?», ha mencionado sobre algunas de las dudas que tuvo al ponerse a escribir.

Sin diálogos

En cuanto al estilo del texto, ha prescindido completamente de diálogos. Según ha contado, cuando llevaba algunas páginas escritas se dio cuenta de que era una narración continua y pensó que podría ser un «ejercicio interesante» escribir la novela completa en ese estilo. «Es más difícil contar así las conversaciones, ha sido trabajoso, pero al fin y al cabo, ¿qué es un narrador?», ha dicho sin descartar volver a escribir de este modo.

A su vez, ha comentado que como entregó el manuscrito tarde, no ha dado tiempo a publicar la versión en euskara este año, pero que verá la luz en 2023. Así, tratará de redimirse poniendose ya mismo con su próxima novela. También ha recordado que en breves saldrá el número 17 de su serie ‘Nur’, que se llamará ‘Nur eta espazio-ontzia’, y también que en enero habrá un musical en Donostia inspirado en su novela ‘La Brecha’.