Un 20 de noviembre más, familiares y allegados han recordado las figuras de Santiago Brouard y Josu Muguruza, miembros de HB muertos a manos de los GAL tal día como hoy de 1984 y 1989 respectivamente. El acto de este año, convocado por Egiari Zor Fundazioa, ha sido especialmente doloroso no solo para los asistentes al homenaje, sino para todas las victimas de la guerra sucia, atendiendo a las recientes declaraciones de José Barrionuevo justificando el terrorismo de Estado.
La jornada de recuerdo ha comenzado al mediodía, con una ofrenda floral ante el monumento a Brouard en el parque de Amezola, en el barrio bilbaino de Errekalde. Edurne Brouard y Ane Muguruza, hijas de Santi Brouard y Josu Muguruza, respectivamente, han sido las primeras en depositar sus claveles rojos a los pies del atril con las fotos de sus padres.
Después de recordar que «Santi y Josu no fueron ni los primeros ni los últimos que fueron víctimas del Estado», se han enumerado las decenas de fallecidos por la violencia estatal, entre un sonoro e ininterrumpido aplauso, seguido de un aurresku en su honor.
Egiari Zor exige reconocer las responsabilidades políticas
Media hora más tarde, en la plaza de Errekalde, ha tenido lugar el parlamento a cargo de Pilar Garaialde, hija de Paulo Garaialde, víctima de la Triple A. Desde el escenario, montado bajo el puente de la autopista y al lado de un mural dedicado a Josu Muguruza, entre gritos de «Santi, Josu, gogoan zaituztegu!» por parte del público asistente, Garaialde ha expresado en nombre de Egiari Zor que aquellas acciones de grupos armados vinculados al Estado, de las que pronto se cumplirá medio siglo de su inicio, «dejaron un largo reguero de dolor, sufrimiento e impunidad en las calles de Euskal Herria».
Garaialde también ha aludido a la entrevista en ‘el País’ a José Barrionuevo, destacando que lo «más perverso de sus declaraciones es que no las realiza desde una perspectiva de reparación moral hacia sus víctimas o con intención de arrojar luz sobre hechos oscuros», sino que sirven para «reafirmarse en el convencimiento de que hicieron lo que tenían que hacer, y lo hicieron porque podían».
Desde Egiari Zor también han explicado que «terrorismo de Estado no fueron solo los GAL o los grupos armados creados durante los gobiernos de Suárez. Terrorismo de Estado ha sido también poseer la maquinaria necesaria para ejercer la tortura durante décadas contra miles de ciudadanos, causando incluso la muerte a 14 personas», además de «ostentar el poder de decidir entre detener y poner a disposición judicial a quienes están cometiendo una actividad delictiva, o directamente votarlos».
Así, ante la impunidad de la mayoría de los crímenes del Estado, Garaialde ha apostado por hacer «una reflexión general sobre el modelo de justicia aplicado al contexto del conflicto». Un modelo que ha considerado «de un desequilibrio absoluto», totalmente «inválido en un Estado que se denomina democrático y de derecho».
Finalmente, como ya hicieron en la comparecencia del pasado 11 de noviembre, la fundación ha reafirmado su demanda para que el Estado español realice una declaración «inequívoca» de asunción de responsabilidades y de reconocimiento del daño causad. «La credibilidad democrática exige asumir y reconocer de una vez por todas las responsabilidades políticas de transgredir la legalidad democrática, vulnerando los Derechos Humanos, con objeto de combatir un proyecto político legítimo al amparo de una supuesta estrategia de lucha contra ETA. El proyecto de Santi, de Josu, de tantas y tantos que ya no están. El mismo que nos reúne hoy aquí», ha expresado Garaialde.